Volvió el Circo Rodas, con su estilo tradicional pero arriesgados y virtuosos artistas
Payasos, acróbatas, motoqueros, ilusionistas, bailarinas y hasta un lanzador de cuchillos
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La gran carpa iluminada a la vera de la Avenida General Paz es una señal mucho más visible que los carteles que marcan la salida de la Avenida Crovara hacia el amplio terreno en que está instalado el Circo Rodas. Las 2.800 butacas son una apuesta audaz para iniciar una nueva temporada en el lento proceso de retorno a la presencialidad del espectáculo. El frío no ayuda, pero medio centenar de artistas circenses despliegan sus habilidades elevando la temperatura ambiente a partir de la risa, la adrenalina y la emoción.
El show va de lo pequeño, casi incidental, de las intervenciones entre butacas del payaso chileno Cachipuchi, hasta el cierre con el rugir de las motos que ingresan a la pista volando por sobre las cabezas del público. Son los motoqueros –y una motoquera– que protagonizan el ya tradicional número fuerte del Rodas circulando a alta velocidad y desafiando la gravedad dentro de la esfera reticulada del “globo de la muerte“.
Entre uno y otro extremo entran en escena todos los números clásicos del circo, presentados por coreografías al estilo music hall, un poco vintage como las aguas danzantes hacia el final. Acrobacia aérea en aro, malabares con pelotas, la danza con infinidad de aros de hula-hula, el joven mago Adán con pases ilusionistas que sorprenden a pesar de que su presencia luce pequeña sobre el gran escenario.
No hay fallos, ni una pelota caída, ni mucho menos un error en los números de mayor riesgo. El lanzador de cuchillos clava dagas y hachas a centímetros del contorno de su asistente, incluso con los ojos vendados, en un crescendo de la intensidad que llevará minutos después a elevar la vista hacia el techo de la carpa.
Los acróbatas rusos de la troupe The Fly Venturas se descuelgan en osados saltos de un trapecio a otro. Al soltar el trapecio en que se columpian vuelan libres por un instante que se estira con un triple salto mortal en las alturas, antes de tomar el trapecio que viene desde la torre opuesta. Al espectador se le hace puro suspenso ese momento hasta la catarsis del balanceo seguro hacia el descanso.
En esa progresión de emociones se intercala una y otra vez el clown, con su propia secuencia de interacción con público y artistas, parafraseando en clave de humor a la pareja de cuchilleros con un flechazo de amor o a los acróbatas con un salto... a la red de contención. Arrancando risas de los más chicos, a los que divierte de modo incondicional que el payaso tenga que salir corriendo, perseguido por interrumpir la función con sus tropelías. Y también sorprendiendo con las armonías que le arranca a saxo y trompeta en medio de su andar despatarrado.
Para agendar
Circo Rodas
Lunes, jueves y viernes, a las 20.30; sábados, domingos, feriados y vacaciones de invierno, a las 15.30, 18 y 20.30, en Av. General Paz y Av. Crovara. Menores de 2 a 11 años $ 800, mayores de $ 1.000 a $ 2.500.
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