Volvió Bang Bang, una sitcom teatral que tuvo cientos de fans en los años 90
Tres ladrones entran a una sala donde se representa un texto clásico y luego todo se volverá desopilante
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Tres maleantes fuertemente armados irrumpen en una sala teatral para asaltar a los espectadores. El enfrentamiento con un ampuloso actor de textos clásicos en medio de la función, pero sobre todo entre los tres malhechores recién llegados, es el punto de partida de Bang Bang y somos historia, pieza humorística de Martín Gervasoni y Willy Van Broock, ganadora del Premio ACE al mejor espectáculo de humor en 1999. Sin dudas, la premiación de una puesta independiente hecha a pulmón fue una de las grandes sorpresas de aquella gala, donde competía en la misma terna que Los Macocos y Les Luthiers, nada menos.
Para una generación entera que no la vio y otros tantos que se la perdieron, la gran noticia es que Bang Bang acaba de reponerse en El Tinglado, con un elenco renovado, pero bajo la misma dirección de Luciano Cazaux, que ahora se suma al elenco en la piel de Sonny, uno de los tres malvivientes, junto a los actores Pablo Razuk en el papel de Joe (que continúa del reparto original) y Josep Rodríguez como Billie, protagonistas de este entreverado robo con toma de rehenes. De riguroso traje y corbata negros, impecable camisa blanca, ellos pretenden emular a los Perros de la calle, de Quentin Tarantino, aunque a medida que avanza la historia se parecerán cada vez más a Los Tres Chiflados. El elenco se completa con Alberto Mañaricuá y Rafa De Simone.
“La peculiaridad de Bang Bang es que es una sitcom televisiva llevada al teatro, pero no una sitcom extranjera, sino una mezcla de esas comedias como The Big Bang Theory o Friends y La nena, una de las primeras a nivel mundial que se hicieron en la Argentina. Nos tomamos el tiempo para tener esa impronta y, a la vez, es una mezcla con la historieta, con el comic y un humor muy argentino”, señala Cazaux, actor, director y dramaturgo con amplia experiencia. Entre sus trabajos más importantes puede referirse la adaptación de Eva y Victoria y la versión teatral de la novela El día que Nietzsche lloró y El anatomista, que dirigió José María Muscari.
Consultado sobre el tratamiento que atravesó la puesta en el transcurso de estos años, Cazaux admite que sufrió la lógica evolución de los tiempos. “Cuando la estrenamos, en 1998, Bang Bang tenía algunos chistes un tanto machirulos, típicos también del humor de aquella época, así que eso se fue limpiando, se fue modificando. Volvimos a trabajar sobre los gags, los reelaboramos, incorporamos chistes nuevos, cosas que tienen que ver con el lenguaje de las sitcoms”, explica su director, que, a su vez, ya comenzó con los ensayos de Mi mamá soy yo, obra de su autoría para tres actrices a estrenarse en junio en la misma sala.
Otra de las particularidades que destaca en Bang Bang es la ruptura de la cuarta pared, esa barrera invisible entre el actor y el propio espectador, que en esta pieza se verá derribada cuando los delincuentes entren en contacto directo con los espectadores.
“Como director, el gran desafío de romper la cuarta pared es que el público no se sienta expuesto, no se sienta invadido, no se sienta mal. Bang Bang no es un espectáculo participativo, simplemente lo que hacemos es tener en cuenta al público. Es decir, no hacemos de cuenta que el espectador no está ahí, sino que damos cuenta de su existencia, nos referimos a él con miradas y palabras, pero no hacemos participar a la gente, no los exponemos al ridículo ni nada por el estilo, porque no queremos que la gente se sienta incómoda”, aclara Cazaux, que en su trayectoria como director más de una vez ha recurrido a la ruptura de la cuarta pared como recurso.
Y concluye: “Las expectativas para este estreno son las más altas que se puedan imaginar. Queremos llenar la sala todo el año y nos encantaría poder dar más de una función a la semana, todo un hito para el teatro independiente”.
Nada más lamentable para un actor de textos clásicos que ver interrumpida la interpretación de un dramático monólogo donde se anticipa un trágico desenlace. Y la entrada de esos tres delincuentes armados en la sala no solo perturba la representación, sino también la tranquila indiferencia de los espectadores. El intento de asalto con el público como rehén se adentrará también en la historia de estos tres hermanos que buscan dejar atrás un pasado familiar complejo y una vida tediosa siempre desde un planteo humorístico. Justamente, ese será el disparador de esta comedia de situación donde abundan la ironía, la mordacidad, el humor negro y una efectiva secuencia de gags verbales y visuales que no termina nunca hasta el final de la obra.
Para agendar
Bang Bang y somos historia
Dirección: Luciano Cazaux.
Sábados, a las 22.15
El Tinglado, Mario Bravo.
Entradas, 1000 pesos (por alternativateatral).
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