Victoria Onetto aborda un texto de Sándor Márai
Habla del placer de hacer teatro, sobre todo con una obra exitosa que va por su tercera temporada
Ya lo decía Sandro: "Tu boca, sensual, peligrosa? tus manos, la dulzura son?". Ella, Victoria Onetto, aprobó esa materia con creces, cuando su increíble silueta fue ícono femenino de la belleza nacional y si nos permiten, porteña. Aquella chiquilina que alcanzó su primer protagónico televisivo en Clave de Sol (1990), de a poco se nutrió en clases con Beatriz Mattar, Cristina Banegas, Alberto Ure, Joy Morris, Agustín Alezzo, Margarita Bali y Augusto Fernández, es que quería algo más que el momento y lo fugaz de una tapa o un merecido piropo.
Contra toda clase de encasillamiento (la lucha de cada día de actrices y actores, no de mediáticos perennes), dejó de lado la tentación facilista de ser símbolo sexual de un momento para buscar caminos artísticos a causa de su saludable vocación. La de ser actriz. Además es mamá, esposa? mujer de estos tiempos. Y es actriz, feliz de serlo. Se le nota en cada expresión sin poses, en cada sonrisa entre presente y anécdotas de estos encuentros cada tanto por profesiones que se rozan: artista-periodista. Teatro, tablas, platea. Su lugar profesional en el mundo, elegido sin concesiones. Así es, lo disfruta, lo asume, como cuando admite que dejó de lado un bello viaje familiar a Europa, para ponerle "todas las fichas" a su participación en La mujer justa (tercera temporada), junto con Graciela Dufau y Arturo Bonín, dirigidos por Hugo Urquijo, sobre la adaptación teatral de la prestigiosa novela de Sándor Márai (realizada por Dufau y Urquijo).
-¿Los nervios se superan, se combaten, perduran?
-Los nervios están en la semana previa, porque como malabaristas se hacen ochenta cosas al mismo tiempo. Obviamente en la satisfacción de hacer lo que querés. Me pasa cada vez y lo disfruto. Esta agitación de ensayos, situaciones, notas, que son tan lindas. ¿Sabés cómo lo definiría? Es una bendición poder hacer una obra teatral.
-¿En especial La mujer justa ?
-Me sedujo la novela de Márai, la adaptación, el elenco, el director, el teatro, la escenografía? el desafío mismo. Se dio todo, no había manera de resistirse, ni lo sueñen. Hacer teatro es maravilloso, aquí todo lo es. Estaba por viajar a Dinamarca con mi marido y mi hija, se habló en familia, pudo mucho más este placer enorme? Juan [Blas Caballero, esposo] y Eva [la hija de ambos] viajan igual y está muy bien [sonríe]. Los adoro, de alguna manera, edades aparte, me entienden.
-¿Cómo es tu personaje?
-Soy Judith, la criada del matrimonio que interpretan Graciela [Dufau] y Arturo [Bonín] en un triángulo intrincado, en el que tras el divorcio de ellos, mi personaje deja de ser "la otra" para convertirse en la mujer. Hay un texto potente, rico, jugoso y un subtexto que nos permite la novela en sí para nutrir a esta mujer con su individualidad y su imaginario. Además, la historia en sí revela cómo es la convivencia de ricos y pobres, los puntos de vista de cada uno de los personajes. Esa búsqueda universal de realizarnos en la realización amorosa.
-Es tan poderoso el tema universal del amor?
-Claro, pero también la pasión, la traición y la venganza detrás de buscar la persona de tu vida. Márai nos conduce finamente al momento en que el gran conflicto se enciende cuando una mujer descubre que existe una historia de amor para su marido que no la incluyó 15 años; yo, Judith, soy esa otra mujer y luego seré la esposa.
En teatro, Victoria Onetto participó de Don Fausto, Humores que matan, La cena de los tontos, Pijamas, Closer, Post Parto y Arco de triunfo . En televisión estuvo en más de una treintena de programas ( Alta comedia, Gino, Muñeca brava, Sólo para parejas, El sodero de mi vida, Un cortado, Cuando me sonreís ). En cine, hizo siete películas desde Carlos Monzón, el segundo juicio hasta Peligrosa obsesión . Y se acuerda de todo, de noches llegando a una sala del Paseo La Plaza en medio de históricos cacerolazos hasta de charlas en tardes soleadas en plaza Serrano. Dando notas acaso como ésta, porque es actriz del modo mágico que requiere toda vocación encontrada. A su manera, es la mujer justa en este difícil arte de vivir, actuar. Actuar para vivir.
LA MUJER JUSTA
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