Una resignificación de época del clásico gaucho Huesito Caracú
Vuelve a escena la historia del gaucho Huesito Caracú, que enfrenta a los poderosos tanto en la lucha por la subsistencia como en la conquista amorosa. La obra de Hugo Midón estrenada originalmente en 2001 retorna a partir del 11 de mayo en el Teatro Picadero en una puesta en escena de Emiliano Dionisi, con dirección musical de Julián Midón. Forma parte de una movida que comienza a instalar el repertorio del autor fallecido en 2011 como obras que adquieren el valor de clásicos, en cuanto se suceden los directores de renombre que encuentran en ellas inspiración para nuevas lecturas.
"El desafío era no remitirse a un homenaje o una reposición, sino hacer una versión nueva, por supuesto respetando el texto y la esencia del espectáculo, pero que vibre en un presente y tenga una visión contemporánea", define Dionisi. Optó por romper no solo los estereotipos sobre los personajes del campo, sino también los instituidos en una historia del héroe, la chica linda y el villano. "Nos preguntamos cómo es ese héroe: nuestro Huesito es un flaco, y sin embargo tiene la fuerza de sus huesos en movimiento. Estamos en un buen momento para romper estereotipos sobre el físico y los lugares comunes".
Julián Midón, músico e hijo de Hugo, coincide en el interés de darle "pinceladas propias" a la obra, en "ver cómo late hoy". Llamativamente, hay un pie en el mismo argumento que la lanza hacia la actualidad: el protagonista se ve liderando un tremendo revuelo por el arbitrario aumento de las tarifas eléctricas en el campo. Midón se había instalado en los años previos a la crisis de 2001 en un campito de la provincia Buenos Aires. Julián Midón recuerda: "Huesito está inspirada en una situación real. Mi viejo se enamoró del campo en ese momento. Descubrió todo ese mundo, la poética de la naturaleza, los ruidos, el silencio, la gente, medio dramática, medio extrema. Y también el conflicto de la luz, que vivió en carne propia con la empresa eléctrica que cobraba lo que quería. La obra tiene esa cosa multifacética".
Junto a la anécdota argumental está presente el campo como actor vivo. "El libreto dice: la naturaleza como personaje presente, y habla del viento, de las tormentas, de la luna, del sol, de los grillos, de las hormigas. Te tira un montón de imágenes que son disparadores poéticos, más que reales indicaciones escénicas. Lo tuve en cuenta en el imaginario de los personajes, en el diseño sonoro, los elementos plásticos", explica Dionisi.
Tanto Emiliano Dionisi (32) como Julián Midón (41) se nutren de raíces midonianas, obvias en el caso del músico, que, más allá de haber actuado solamente como niño en las versiones televisivas de Vivitos y coleando, cuenta en su haber con largas conversaciones con su padre, aun cuando es la primera vez en que se involucra activamente en la puesta en escena de una obra. Al frente de cinco músicos se instala sobre el escenario para tocar en vivo la partitura compuesta por Carlos Gianni. "Eso implica otro tipo de arreglos musicales, para una instrumentación acotada", señala Julián Midón. Y agrega: "Mantuvimos los cambios de estilo característicos de Gianni; aparece por ejemplo una cumbia y le sigue un rap, con el que fuimos a fondo".
Dionisi, que de niño y adolescente fue público de los estrenos de Midón, incluido el de Huesito Caracú, estudió en la escuela teatral del autor y formó parte del elenco de La familia Fernández, años antes de iniciar su carrera como director (Los monstruos, Romeo y Julieta de bolsillo). En Huesito Caracú admira una poética en que Midón se alejó de su clásico teatro en viñetas protagonizado por clowns para construir una historia con un desarrollo dramatúrgico complejo. "Con esta obra hace una metamorfosis de su teatro que me sorprendió por su efectividad y emotividad, lo que la convierte en un clásico".
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