Una relectura de los años 70 en clave de humor negro
25 millones de Argentinos / Dirección, texto y diseño de iluminación: Lisandro Fiks / Intérpretes: Romina Fernández, Patricia Rozas, Brenda Bonotto, Manuel Novoa y Lisandro Fiks / Asistente de dirección: Yoana Redondo / Asistente de producción: Florencia Perticari / Diseño de escenografía: Cooperativa 25 millones / Diseño de vestuario: Ludmila Fincic / Sala: Espacio Teatral El Ópalo, Junín 380 / Funciones: martes a las 21 / Nuestra opinión: muy buena
Ella está tomando un café. En un costado, recortada del resto del espacio. Luego comprenderemos que también está recortada del tiempo. Le habla a un interlocutor invisible. Su narración revela una situación dolorosa. La prehistoria se lleva adelante desde el relato: nos cuenta que es hija de un militar y que se enamoró de un montonero. La historia de amor, la militancia, la vida en La Plata son parte del relato. Contará que una vez que quedó embararazada volvió a la casa materna. Y es ahí donde la narración deja paso a la representación. Alejada de la militancia dura sigue, sin embargo, colaborando para ciertos operativos.
Es el día del triunfo de Argentina frente a Perú por goleada y tiene una misión que parece sencilla: hacerle llegar un uniforme al padre de su hijo. Nada más, ni nada menos.
El conflicto escénico tiene que ver con los intentos de Ana de lograr su objetivo, rodeada de obstáculos imprevisibles. La obra va cambiando los tonos, agravando las situaciones, mutando lo que era un problema en un drama y luego en una tragedia. La dosificación lo hace relativamente aceptable pero no deja de ser profundamente doloroso lo que pasa. La dramaturgia de Fiks tiene la virtud de ir completando huecos informativos y resignificando hacia atrás algunas cosas que ya nos habían contado, en ese tránsito la obra deviene cada vez con mayor densidad y potencia.
El espacio escenográfico reproduce una casa de los 70 y algunas publicidades televisivas nos llevan al tiempo de la acción. El cruce entre el relato de Ana del asesinato de Rucci y la propaganda de las galletitas Traviata proponen un intertexto que abreva en el humor negro. Podría decirse que estos gestos despegan a la puesta de un realismo clásico, los quiebres espaciales y temporales, el acomodamiento de la escena, la aparición de publicidades desde un inverosímil televisor que proyecta imágenes en una pantalla. Las cosas parecen, pero no son. El televisor es un claro ejemplo para señalar el funcionamiento de la puesta. Está ahí, le da la "espalda" a los espectadores, sale una luz como si estuviera prendido pero las imágenes no se inscriben en su superficie sino que se proyectan. Una especie de desvío. La dramaturgia parece jugar la puesta en el mismo sentido. La historia no es un planteo de heroísmo colectivo sino personal, una historia de un amor tan profundo, tan inútil, tan mal correspondido. Las actuaciones son impecables y los acontecimientos epocales son tematizados de un modo original y, tal vez, polémicos para algunos. Una mujer que calló y soportó no por la orga sino por un hombre. La injusticia se inscribe en los grandes relatos y en las historias íntimas. Acá esto se muestra con profunda maestría.
Temas
Más leídas de Espectáculos
¿Se suma? Luisana Lopilato le puso fin a los rumores y reveló si va a estar en el regreso de Erreway
"Totalmente metido". La ayuda de Bowie para mantener con vida a "La Iguana", las colaboraciones y las fantasías que alimentó la relación
Sorpresa. El drástico cambio físico de una actriz de Euphoria: compartió fotos e incendió las redes