Una obra para mí: un hábil juego de cajas chinas
Sebastián Suñé, como dramaturgo y actor, explora los límites del biodrama en carne propia
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★★★★ Dramaturgia: Sebastián Suñé. Intérpretes: Francisco Bertín, Sebastián Suñé. Vestuario: Laura Staffolani. Iluminación: Alejandro Le Roux. Música: Juan Pablo Schapira. Coreografías: Valeria Narváez. Dirección: María Lía Bagnoli, Sebastián Suñé. Teatro: Espacio Callejón, Humahuaca 3759. Funciones: Viernes, a las 22.30. Duración: 80 minutos.
Las propuestas biodramáticas suelen centrarse en los acontecimientos personales del que está en escena. Esto diluye la distancia entre categorías que la tradición ha separado, como personaje, dramaturgo y actor. En Una obra para mí, Sebastián Suñé –dramaturgo y actor– hace de un dramaturgo y actor que tiene que escribir una obra que incluya elementos biográficos. La propuesta inicia con esto un juego de cajas chinas de obra dentro de obra
El espacio arma una cocina-living con muebles minimalistas. Allí, el atribulado escritor convive con su pareja. Hay una sucesión de escenas de discusiones seguidas de reconciliaciones selladas a los besos. Sobre eso se desplegará el componente trágico pero, como un bajo contínuo, aparece una y otra vez la dificultad de la obra que debe escribirse.
Las zonas más reconocibles de los recursos del biodrama, como la proyección de frases, los momentos coreográficos, la discusión del armado de la pieza que estamos viendo, las referencias internas al mundo teatral se ofrecen aquí. El miedo a caer en el cliché hace que la obra busque explicitar, también, la crítica a esos mismos recursos. De aquí surge la dificultad fundamental: querer emocionar pero, al mismo tiempo, discutir si eso puede lograrse sin la manipulación del lugar común. Esta tensión entre lo que la obra controla –que es mucho, hay un logrado trabajo de precisión en los actores, los objetos y su manipulación– y la emoción desbocada termina desbalanceándose hacia el primero de los términos. Tanto las actuaciones como la puesta están en gran nivel y, sin embargo, al volverse cínica consigo misma, la obra se anticipa a cualquier lectura. En su sapiencia y su humor de réplica ingeniosa nos deja un conjunto admirable desde el plano intelectual, con un toque de melancolía que recorre y que crece a medida que la justicia poética se impone. Este tópico recorre varias propuestas contemporáneas: la idea de que a partir de la ficción, y con énfasis en la autoficción, podemos atravesar un proceso doloroso al final del cual encontraremos un remanso que en la vida nos está negado.
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