Una obra de Paul Auster, al teatro
La directora Gabriela Izcovich adaptó la novela del escritor norteamericano; es la historia de un hombre desamparado que emprende un viaje por los Estados Unidos con su auto
Hay espectadores de lujo. Una noche, hace algunos años, en la misma sala de San Telmo coincidieron Siri Hustvedt y Hanif Kureishi, dos destacados novelistas de prestigio internacional, en una función de La venda , la adaptación teatral de la primera autora, a cargo de Gabriela Izcovich. La realizadora argentina tiene una vasta experiencia llevando a escena novelas de autores contemporáneos: Terapia (David Lodge), Intimidad y Cuando la noche comienza (Kureishi), El último encuentro (Sándor Márai), Nocturno hindú , de Antonio Tabucchi, y Aráoz y la verdad , de Eduardo Sacheri, entre otros. A esta lista Izcovich quería sumarle un nuevo desafío: llevar a Paul Auster a los escenarios.
Hustvedt, quien tiene brillo propio, es también la esposa de Paul Auster. Fue ella quien le sugirió a Izcovich La música del azar y quien le facilitó el contacto con su marido. Auster aceptó entusiasmado y mantuvo una asidua correspondencia con la directora, quien lo mantuvo al tanto del proceso de la puesta.
Un hombre recorre los Estados Unidos en su Saab rojo. Abandonado por su mujer, dejó su hija al cuidado de su hermana. Sólo manejar y la música sacia su desamparo. Un día se topa en la ruta con un joven, un jugador profesional, y su destino cambiará para siempre. Juntos intentarán cambiar su suerte en una partida de póquer. Sus rivales son dos millonarios excéntricos. El juego y azar están omnipresentes en este relato y ellos los llevarán a vivir una circunstancia jamás imaginada. Juan Barberini, Germán de Silva (el protagonista de multipremiada película Las acacias), Cristián Jensen, Alfredo Martín y Ariel Pérez De María le dan vida a La música del azar .
— Me imagino que ésta es una obra muy complicada para la puesta: hay un viaje en la ruta, una mansión y un muro. ¿Cómo lo lograste?
— Auster me dijo que estaba intrigadísimo con el tema del muro (risas). Él me facilitó mucho todo. Uso toda la sala, no sólo el escenario. Los actores circulan por todo el espacio, entre el público. Es una obra muy difícil porque teatralmente es muy poco convencional.
—¿Cómo abordás el proceso de la adaptación de la novela al teatro?
— Siempre el dilema con el que me encuentro es el tema de la longitud. Auster tiene un manejo del diálogo estupendo. Me sorprende que no haya escrito teatro. Lo que más me interesa es la psicología de los personajes. Él es un maestro de esta descripción, tan enriquecedora para los actores a la hora de volverla teatral.
—¿Tomás algo de la estética de Beckett para esta versión? Don DeLillo habla del vínculo entre esta novela y los personajes de Beckett.
— Me concentré en el texto original, más allá de que aparezcan las ideas de otros de modo subyacente. No tengo ninguna influencia de ningún otro autor ni estética ni de otra corriente para mis puestas.
—¿Qué importancia le diste a la música, central en la novela?
— Muchísima. Toda la música es original. Mi hijo, Lucas Fridman, egresado de la UCA, hizo un trabajo de composición. Sólo conservamos Las barricadas, de Couperin. Vamos desde la música clásica hasta lo contemporáneo. Los momentos de ruptura y cambio de escenarios se sustentan en la música.
Hija de un actor y crítico de teatro, Carlos Izcovich, en la casa de la directora había una gran biblioteca. "Mi papá fue dejando el teatro, aunque nunca lo abandonó, y se dedicó a otra tarea con la que pudiese mantener a su familia. Un día caminando por la playa me dijo: «No te dediques al teatro. Vas a sufrir mucho»". Rebelde, Gabriela Izcovich no le hizo caso.
La suerte y la soledad, sus obsesiones
A Auster lo obsesiona el azar, la brújula que guía las acciones de sus personajes. Sin un motivo lógico, sus criaturas son víctimas y beneficiarias de este devenir. Don DeLillo escribió que La música del azar "se interna en el dominio de la literatura gótica, entre Kafka y Beckett". Así emerge el absurdo, el sinsentido, la acausalidad de nuestra existencia y también la alienación del hombre y la explotación. Jim y Pozzi –remite a Pozzo de Esperando a Godot– signan su futuro jugando a las cartas, sujetas al dominio del azar. Un padre ausente, el componente autobiográfico y la soledad son tópicos de Auster que no faltan en esta novela.
- La música del azar
De Paul Auster
Funciones , de jueves a domingos, a las 21, en el Samsung Estudio (Pasaje 5 de julio 444). Localidades desde 130 a 150 pesos.