Una creadora que lleva al teatro en la sangre
Florencia Aroldi, hija del gran Norberto Aroldi y María Ibarreta, se destaca con su dramaturgia en la escena off
Es una autora muy prolífica, a veces directora de sus obras y su mundo familiar siempre estuvo ligado al teatro. Florencia Aroldi -hija de la actriz María Ibarreta y el actor y dramaturgo Norberto Aroldi-, desde pequeña circuló por distintas salas teatrales y hasta en varias oportunidades cumplió el rol de asistente de dirección.
Desde hace varios años la escritura teatral se transformó en un hábito del que ya no puede escapar. Su producción se reparte entre obras para niños y también para adultos. Actualmente tiene en cartel Celosía 15/20, en el IFT. Se trata de un programa conformado por tres obras breves -Controlate Begonia, Calefón y No me arrepiento-. La primera está dirigida por ella, la segunda por Guillermo Parodi y la tercera por Natacha Delgado. Son sus intérpretes: Juan Trzenko, Rosana López, Julia Funari, Pablo Schapira, Lorena Szekely y Fernanda Iglesias.
"En estas piezas queda expuesto cómo se modifican los lazos entre las personas por causas que tienen que ver con lo económico -cuenta la autora-. Lo cotidiano explota cuando los personajes cometen actos que en otros momentos hubieran sido impensados. Pero una pesada situación histórica parecería condenarlos".
Produjo más de una decena de piezas que conformaron ciclos de teatro breve como Off Shore o Microteatro. Y también materiales de mayor duración. Tiene, además, publicados cuatro volúmenes de textos para niños. "En un momento algunos directores me empezaron a pedir textos para determinados ciclos -explica-. Me proponían una temática y la desarrollaba. Yo misma creé el proyecto Los pecados capitales, que hicimos en Vera Vera, convocaba a autores, ellos aceptaban, pero por diversas cuestiones no producían los materiales, entonces salía con mis textos a cubrir baches. Así escribí piezas como Caprichosa o Las oceanógrafas. De tanto escribir me quedé con el impulso y si un día no escribo, me falta algo".
Un camino similar es el que desarrolló dentro de la dirección. Se animó con su obra La infancia de Clara. Aroldi cuenta que cuando escribe piensa en la anécdota y en la otra historia, la que va a desplegarse en el escenario. "En la dirección encuentro que puedo jugar los dos planos. Algunos directores juegan la lógica del texto en vez de lo no dicho, que es lo más interesante, lo que va a contrapelo del texto. Me gusta explorar esa zona".
Tiene varios materiales en producción y otros en preproducción. Acaba de entregar, por pedido de Pablo Razuk, una primera aproximación de una obra sobre Raúl Scalabrini Ortiz. La tarea no le resultó sencilla. La llevó a estudiar historia y a descubrir detalles de la vida de este notable pensador argentino y su relación con su esposa, Mercedes. "Me interesó la coherencia de este hombre y a la vez pensé de dónde lo agarro, dónde está el conflicto si era un tipo extremadamente coherente. Para mí, escribir es profundizar en un interrogante, una duda. En Raúl hay un punto de intersección entre lo histórico, lo social y lo individual que me conmovió. En la pieza cuento cómo es el último día en la vida de dos personas -Raúl y Mercedes- que se van a despedir."
La autora casi no conoció a su papá Norberto. El murió cuando ella tenía cuatro años. "En realidad lo conocí leyéndolo -dice-. Me puse en contacto con su escritura. Mi viejo hacía malabares con las palabras para trascender un poco la muerte. En su último unipersonal, Ese flaco, flaco Buenos Aires me escribe una poesía a mí y a mi hermano, donde se despide. Y con la palabra me va imaginando hasta los 16 años".
Hace poco tiempo la creadora decidió "terminar con el fantasma de papá muerto". Y decidió realizar "un duelo literario". Y escribió Prestame tu sueño, un material muy autorreferencial que califica como "mi bautismo de escritora con él" y que va a ser dirigido por Manuel González Gil próximamente.
En la vida de Florencia Aroldi hay otra referencia importante. Osvaldo Dragún fue pareja de su madre, la actriz María Ibarreta, durante muchos años y ha sido como su segundo papá. "Chacho fue como tener un seminario 24 horas. No había un diálogo común. Todo tenía mucha relevancia. Él me marcó afectivamente y en lo teatral, igual que mi mamá".
El contacto con la actividad escénica atraviesa toda su historia. "En mi casa se hablaba de teatro todo el tiempo, para bien y para mal. Hay una parte de eso que amo y otra no. A veces es un peso para mí y lleva a preguntarme para qué escribo, para quiénes. No quiero que sea un acto de vanidad. Desde muy chica viví el teatro como pasión, tenía que ver con el amor, con lo familiar. Entonces necesito reordenar las cosas. Hoy es un aprendizaje y una elección. Pero no dejo de lado que en mi historia el teatro también era compromiso social. Yo estuve en el Teatro Picadero cuando pusieron la bomba".
Celosía 15/20
Teatro IFT, Boulogne Sur Mer 549.
Domingos, a las 20.30.