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Una buena fórmula, con pocas sorpresas
"Robó, huyó y lo votaron", con Nito Artaza, Miguel Angel Cheruti, Moria Casán, Roberto Carnaghi, Ingrid Grudke y elenco. Vestuario: Flavio Mendoza. Escenografía: Gastón Ramos. Guionista: Aníbal Litvin. En el teatro Atlas.
Nuestra opinión: bueno
MAR DEL PLATA.- Nito Artaza y Miguel Angel Cheruti o... la fórmula. Hay algo de eso en "Robó, huyó y lo votaron", ya que la popular dupla no presenta grandes novedades respecto de espectáculos anteriores. Claro, cabe preguntarse por qué tendría que haber cambios profundos si la fórmula funciona. En la función de anteayer (la que presenció este cronista), la sala estaba desbordante de público; en la boletería hubo gente desde las 10 de la mañana para dar con una entrada y, para más datos, hicieron dos funciones a falta de una. Desde ese aspecto, la cosa es irrefutable.
Como toda buena fórmula, tiene algunas modificaciones que no llegan a alterar ni el resultado ni el concepto que está detrás de todo esto. El humorista y el imitador año tras año van produciendo cambios que no llegan a modificar profundamente la repercusión mediática. Con ese esquema, la diva de turno puede ser Isabel Sarli, Graciela Alfano, Graciela Borges o Moria Casán, Por tercer año consecutivo, ese rol lo lo vuelve a ocupar la señora de "si querés llorar, llorá", una figura siempre carismática. Tras ellos, están Roberto Carnaghi (quien reemplazó a Jorge Guinzburg, que se bajó del caballo un día antes del estreno) e Ingrid Grudke, espectacular y de correcto desempeño en escena.
Con esta fórmula, cada uno de ellos cumple. Artaza, con su humor político, con su repentismo, con su experiencia de escenario. También cumple con lo que se espera de él como figura pública a partir de sus reiterados reclamos juntos a los ahorristas (de hecho, la obra comienza justamente con "que se vayan todos"). Como humorista, Artaza vuelve a demostrar que es uno de los mejores, que sabe sintetizar la veta del humor político, que tantos referentes tuvo la escena porteña, y aplicarlo en sus espectáculos. Cheruti sigue siendo un gran imitador y un gran cantante (sea siguiendo las pautas de un Diego Torres y cantando tangos). Juntos y con el formato de sketches, sacan a relucir una galería de políticos sudamericanos verdaderamente desopilante, desde Lula hasta Chávez, pasando por Lilita Carrió. Casán se da el gusto de hacerse un autohomenaje ("este año cumplo 30 años en un escenario", dice al pasar), de interactuar con el público y todo el tiempo muestra su genio y su figura (más lo último que lo primero) con las herramientas que ya todos le conocemos.
La re-re-reiteración
Ahora bien, más allá de estos aspectos que el público disfruta y agradece, "Robó, huyó y lo votaron" no posee una dirección integral que dé cuerpo al espectáculo (sin ir más lejos, en el programa de mano ni aparecen el encargado de la idea ni de la dirección o la puesta en escena). Podría acotarse que se trata de un espectáculo al cual constantemente se le descubren los hilos que lo sostienen. Y con ese formato, el show termina resintiéndose, reiterando recursos (como el de la pantalla) o mostrando una escenografía con un "glamour" y una espectacularidad al borde de venirse abajo ante el menor inconveniente.
Si "Robó, huyó y lo votaron" apuesta a un tipo de espectáculo emparentado con la revista porteña y la comedia musical, le falta la cuidadosa obsesión en su puesta que supieron tener esos géneros en su momento de esplendor. En el momento en que lo que valía "era el talento y nada más", como dice la propia Moria. La obsesión por el cuidado en los detalles es una de las cosas de las que este montaje carece.
Sin ir más lejos, la función de anteayer estuvo salpicada de problemas técnicos, de telones que entraron a destiempo, saturaciones en el sonido y desajustes en la coreografía. Hasta entregaron un programa de mano en el cual aparece en la tapa Jorge Guinzburg, cuando el conductor no está, y ni hubo un papelito anunciando la presencia de Carnaghi.
Pero es cierto, el caso funciona si el parámetro es la repercusión del público. Desde esa perspectiva, no hay con qué darle. Y hasta ellos mismos se hacen cargo de las desprolijidades. Si hasta el propio Artaza, en medio de uno de los tantos números, dice: "Despacio que este pantalón era para Guinzburg y a mí me va chico..." Y la gente disfruta de esas salidas porque, inteligentemente, ellos saben transformar la desprolijidad escénica en una virtud. Saben aplicar la fórmula, aunque de tanto aplicarla cada vez haya menos sorpresa, aunque se vaya desgastando.
Los políticos
- Algunos de los chistes de Nito Artaza sobre políticos argentinos.
"Si los radicales siguen contando los votos, va a ganar Yrigoyen."
"¿Sabés cómo le dicen a Menem? Lunes. Nadie quiere que llegue."
"¿Y sabés cómo le dicen a De la Rúa? Menopausia. Porque seguro que no va a tener otro período."
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