Un tranvía llamado Deseo: la renovada fascinación por un clásico de todas las artes
Con dirección de Rita Cosentino, mañana, en el Colón se estrenará la ópera de André Previn basada en la obra de Tennessee Williams
Es casi imposible para quien se declare apasionado del teatro o cinéfilo no tener grabado a fuego al poderoso personaje creado por Tennessee Williams y que Marlon Brando hizo suyo desde su estreno. Esta historia escrita por el gran dramaturgo norteamericano (que fue corrigiendo y terminando a medida que avanzaban los ensayos que dirigía Elia Kazan y que después se llevó también al cine) tiene su lugar de honor entre los títulos que los críticos definen como clásicos. Una historia de personajes complejos estrenada en Broadway en diciembre de 1947 y que desde ese momento no ha dejado de reponerse en teatros de todo el mundo.
Un tranvía llamado Deseo le otorgó a su autor su primer premio Pulitzer (el segundo fue por La gata sobre el tejado de zinc caliente). Con su historia ambientada en la ciudad de Nueva Orleans, en la que retrata el choque entre una refinada dama de la sociedad sureña venida a menos y el matrimonio formado por su hermana con un hombre rústico y violento, revolucionó el teatro al tratar temas como la violencia machista y el sexo. Su aparición revolucionó la cartelera teatral en una época en la que los musicales reinaban casi en soledad. En esa ciudad, entre 1920 y 1940, funcionaba una línea de tranvías cuya parada final estaba en la calle Deseo. De allí tomó Tennessee Williams el título que finalmente tendría su obra. Los dos protagonistas también estaban inspirados en personajes tomados de su propia vida. Se dice que el de Stanley Kowalski está basado en un boxeador mexicano del que se había enamorado y que Blanche Dubois era su álter ego femenino, ya que ella tenía todo lo que según el lo representaba: un alma sureña deseosa de ser amada y una debilidad por los hombres rudos.
"Dibujé a cada uno de los personajes a partir de las características propias de mi personalidad múltiple. Mis heroínas siempre son una expresión de mi mundo interior durante el tiempo en el cual fueron creadas", afirmaba el propio Williams según describe la reconocida intelectual norteamericana Camille Paglia en un ensayo que escribió sobre este clásico del teatro.
Desde su estreno en el Ethel Barrymore Theatre de Nueva York, con la dirección de Elia Kazan, Un tranvía llamado Deseo se convirtió en todo un suceso de taquilla y crítica, ganándose el premio a la mejor pieza de teatro otorgado por el Círculo de Críticos de Drama de Nueva York, así como el Tony a la mejor actriz para Jessica Tandy. La actriz inglesa fue la primera Blanche Dubois; le siguieron Uta Hagen (junto a Anthony Quinn, cuando la obra salió de gira por los Estados Unidos) y luego la inolvidable Vivien Leigh, para la versión cinematográfica. Esta lista ha sido ampliada a lo largo de los años y siempre por grandes nombres: Ann-Margret, Faye Dunaway, Jessica Lange, Natasha Richardson, Rachel Weisz, Glenn Close, Cate Blanchett, Gillian Anderson, Patricia Clarkson, Isabelle Huppert, Vicky Peña, Érica Rivas, Dora Baret... solo para citar algunas personificaciones memorables. Por algo se dice que no cualquiera puede interpretar a Blanche Dubois.
Cuando murió, en 2003, The New York Times describió al griego Elia Kazan como uno de los más influyentes y reconocidos directores dentro de la historia de la escena teatral y cinematográfica de Broadway y Hollywood. Ganador de varios Oscar y Tony al mejor director, su último Oscar, en 1999, en reconocimiento a su trayectoria, estuvo rodeado de mucha controversia debido a la supuesta delación que hizo de sus compañeros durante la cacería de brujas de la llamada "era McCarthy".
Luego del suceso teatral de Un tranvía llamado Deseo, su director recibió el encargo de llevarla a la pantalla grande. Y para ello convocó de nuevo a Marlon Brando, quien se había revelado como una de las más prometedoras figuras de la actuación con su papel del violento y maltratador inmigrante polaco. Su grito de "Hey, ¡Stella!" con el que llama desesperado a su esposa luego de que esta huye después de una violenta pelea representa esa mezcla de brutalidad y atracción sexual con la que retrata a la perfección al personaje creado por Tennessee Williams. Pero si con este papel saltó a la fama, y todos los que han interpretado luego a Stanley Kowalski de alguna manera han estado siempre bajo su sombra, no pudo ganar el Oscar como mejor actor para el que fue nominado. Sería después, en 1955, y bajo las órdenes del mismo director, cuando lo obtendría por su papel en La ley del silencio.
Un tranvía llamado Deseo tuvo doce nominaciones al Oscar y obtuvo cuatro. El de mejor actriz principal para Vivien Leigh, como una Blanche inolvidable; mejor actor secundario para Karl Malden, en su papel de Mitch (amigo de Stanley y pretendiente de Blanche), y mejor actriz de reparto para Kim Hunter, como Stella (hermana de Blanche y esposa de Stanley, quien durante toda la historia está atrapada entre esas dos fuerzas). También ganó el premio como mejor dirección artística por la certera ambientación del famoso distrito francés de Nueva Orleans en la década posterior a la Segunda Guerra Mundial, con sus verandas y el permanente sonido del jazz en sus calles.
Resulta muy difícil no pensar en su otra gran interpretación de dama sureña cuando se ve a Vivien Leigh como Blanche Dubois. Y es que hay mucho de Scarlett O'Hara (Lo que el viento se llevó) en este personaje de Williams. Esa confianza de poder escapar de cualquier situación solo por su poder de seducción, ese mirar al otro desde una altura de falso refinamiento y esa creencia que pueden salirse con su voluntad a costa de lo que fuere. Pero más allá de esto, el personaje de Blanche termina por imponerse y Leigh hace una interpretación magistral en ese tránsito que sufre hacia la locura. Fue así como la historia de estas dos mujeres del sur de los Estados Unidos le dio a esta actriz británica sus dos Oscar como mejor actriz.
Del teatro y el cine a la ópera
"Todas las obras de Tennessee Williams tienen carácter operístico y Un tranvía llamado Deseo era ya de por sí una ópera, solo que no tenía la música, así que cuando recibí el encargo de la Ópera de San Francisco para componer este título lo acepté de inmediato. Lo disfruté porque el lenguaje de la obra es muy poético y pienso que si puedes decirlo también puedes cantarlo. Me gusta escuchar cada palabra que se canta", afirmaba el compositor André Previn en una entrevista que le hace la soprano Renée Fleming (para quien fue especialmente compuesto el personaje de Blanche).
Fallecido en febrero de este año, el compositor, pianista y director de orquesta primero halló la fama en Hollywood. Su nombre aparece en decenas de películas y estuvo nominado once veces al Oscar. Se lo llevó cuatro veces, por Gigi (1958), Porgy y Bess (1959), Irma la dulce (1963) y My Fair Lady (1964). A finales de los sesenta decidió abandonar los estudios cinematográficos y dedicarse a su pasión por la música clásica y el jazz. Fue director principal de la Orquesta Sinfónica de Houston y de la Orquesta Sinfónica de Londres y también estuvo al frente de la Sinfónica de Pittsburgh, la Royal Philharmonic de Londres y la Filarmónica de Oslo, entre otras. También realizó numerosas grabaciones que le hicieron merecedor de diez premios Grammy.
La première de esta ópera en tres actos (primera de las dos que compuso Previn; la otra, Breve encuentro, la compuso en 2009) con libreto de Philip Littell, tuvo al propio compositor al frente de la Orquesta de la Ópera de San Francisco. Desde la fecha de su estreno, en 1998, se ha representado en numerosas ciudades de los Estados Unidos y también ha viajado a Europa, Asia, Australia y México. Ahora llega a la Argentina para su estreno en el Teatro Colón con dirección artística de Rita Cosentino y con el irlandés David Brophy al frente de la Orquesta Estable. Contará con un solo elenco para las cuatro funciones: Orla Boylan (Blanche), David Adam Moore (Stanley), Sarah Jane McMahon (Stella), Eric Fennell (Mitch) y Victoria Livengood (Eunice).
Un tranvía llamado Deseo
Ópera de André Previn y libreto de Phillip Littel
Teatro Colón, Libertad 621.
Funciones, mañana y viernes a las 20, domingo a las 17 y martes 14 a las 20.
Entradas, desde 250 pesos.
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