Un ovillo con pelusa
Con coloridos cuadros, regresan los títeres de la compañía El Nudo
Dirección: Nelly Scarpitto Dramaturgia: MARIANA TRAJTENBERG l Música: José Ríos, Federico Palmero Diseño de títeres: ALEJANDRA ALONSO l Intérpretes: MARIANA TRAJTENBERG, DANIEL SCARPITTO, CLAUDIA VILLALBA, JULIETA ALESSI, ALICIA AROSA l sala: c.c. de la cooperación, CORRIENTES 1543 l Funciones: SABADOS Y DOMINGOS, A LAS 16.
Nuestra opinión: muy buena
La historia es sencilla: un ovillo de lana se le escapa a la oveja que le dio origen, dando lugar a una serie de escenas de persecución, hasta que la reunión final se produce con una resolución que resignifica toda la historia. Pero entre una punta y la otra del hilo narrativo se suceden cuadros costumbristas en los que proliferan personajes. El ovillo -y la oveja detrás de él- atraviesa la vida cotidiana de los habitantes de un barrio o un pueblo.
Sobre tres planos escalonados, los títeres de diverso formato plantan cuadros coloridos, vivaces, sin necesidad de tener que apelar a textos explicativos. La Compañía El Nudo -que se había destacado la temporada pasada con Un hipo desafinado - logra de este modo poner en escena una obra que, aun siendo fácil de seguir, presenta una construcción compleja y riqueza de recursos. Todo el tiempo pasa algo: una abuela teje en su patio, mientras dirige el baile de las ovejas y la coreografía aérea de los ovillos; un hombre intenta ducharse, pero se enreda entre cañerías sin agua; un chico estudia, pero se presta a las piruetas al paso de la oveja. Y sin embargo a la vez siempre sigue la misma historia: una oveja tras su ovillo.
La música de José Ríos y Federico Palmero es un elemento valioso más de esta constelación de aportes escénicos para Un ovillo con Pelusa , de Mariana Trajtenberg, con dirección de Nelly Scarpitto. La precisión de la manipulación de los muñecos de formato diverso, imprescindible para que el paso de una escena a otra no signifique una pérdida del ritmo titiritesco, se asemeja a un mecanismo de relojería que se permite sin embargo sutiles crescendos de intensidad emotiva.
Así las cosas, la obra se plantea como una propuesta para los más chicos que no se resigna a una dramaturgia menor ni a una puesta en escena elemental. Abreva de la tradición titiritera de la persecución, con su efecto de suspenso y sorpresa, pero en función de una historia que, en lugar del golpe de cachiporra de los títeres de retablo popular, culmina en un abrazo.