Un día de verano
Un día de verano. / Autor: Jon Fosse / Intérpretes: María Ibarreta, María Dupláa, Fabián Carrasco, Fabiana Falcón, María Eugenia López, Juan Manuel Castiglione / Escenografía e iluminación: Magalí Acha / Diseño de vestuario: Laura Staffolani / Diseño sonoro: Matías Rinaldi / Asistente de dirección: Bruno Ulisse / Dirección: Alfredo Staffolani / Sala: Teatro del Abasto, Humahuaca 3549 / Funciones: jueves, a las 21/ Duración: 60 minutos / Nuestra opinión: buena
Introducirse en el mundo del noruego Jon Fosse ( La noche canta sus canciones, El hijo ) no es nada sencillo. Las estructuras fragmentadas de sus textos; sus personajes, en apariencia vacíos de emoción; sus relatos tan desangelados, como el mundo del que proviene el autor, pero que dejan marcas en el alma del espectador. Un teatro al que cuesta ingresar y que inquieta por la constante exposición de una sociedad devastada.
En Un día de verano , Fosse expone la historia de un matrimonio que se ha apartado de la ciudad para vivir en las afueras, muy cerca de un fiordo. Asle, el esposo, decide introducirse en el mar, en un día tormentoso, a bordo de una pequeña embarcación. Su esposa lo espera durante horas, días. Él nunca regresará.
En el presente, parada frente a una ventana, la mujer deja escapar sus recuerdos sobre aquellos días en que estaba sumida en la desesperanza. Otros personajes llegarán para acompañarla, ayudarla a seguir viviendo. Cada uno aportará su visión sobre el drama, cada uno reconstruirá algo de aquellos acontecimientos que al espectador le posibilitarán dar forma a una historia, sobre todo, de amor, donde la infelicidad no estará ausente.
En un marco escenográfico de Magaly Acha que sintetiza con delicada belleza el ambiente en el que la trama se desarrolla, dos mujeres dialogan con el tiempo, con los recuerdos, y lo hacen con extrema grandeza. María Ibarreta es quien, en la actualidad, rememora su historia junto a Asle. María Dupláa es la joven que, aquel día, vio partir a su marido bajo la lluvia y adentrarse en el mar. Los tiempos de la representación se cruzan, pero entre una y otra intérprete arman un juego de imágenes y emociones lo suficientemente potentes como para conducir al espectador y movilizarlo.
El director Alfredo Staffolani aporta una lectura del texto sensible y a la vez rica en matices. Se detiene con minuciosidad en la mujer mayor (Ibarreta) y proyecta desde allí las aristas de un drama inteligentemente construido por Fosse, que obliga a repensar el ayer para sincerar el hoy, aunque el dolor resulte muy agobiante.