Un desplazamiento imperceptible
De vez en cuando releo Notas y contranotas, estudios sobre el teatro, de Eugène Ionesco (1909-1994), el autor rumano-francés que, junto con el irlandés Samuel Beckett, modificó para siempre las estructuras del teatro occidental. Ambos, cada uno a su manera, exaltaron la importancia del discurso interior (Beckett, sobre todo) y las trampas del lenguaje como medio de comunicación. Acerca de su primera experiencia teatral, La cantante calva , que lleva más de medio siglo de representaciones en el diminuto Théâtre de la Huchette, en París, anota Ionesco: "Desarmar el teatro [o lo que así se llama]. Tanto La cantante calva como La lección son tentativas, entre otras, de un funcionamiento del mecanismo teatral en el vacío. Ensayo de un teatro abstracto, o no figurativo, o, al contrario, concreto, si se quiere, puesto que no es sino lo que se ve en escena, puesto que nace sobre el escenario, puesto que es juego: juego de palabras, juego de escenas, imágenes, concreción de símbolos. Por lo tanto, hecho de figuras no figurativas. Toda intriga, toda acción particular está desprovista de interés. Puede ser accesoria, debe ser sólo el cauce de una acción dramática, su apoyo, sus soportes, sus etapas. Hay que llegar a liberar la tensión dramática sin recurrir a ninguna verdadera intriga, a ningún objeto particular. Conducirá, sin embargo, a la revelación de algo monstruoso; por otra parte, es necesario, pues el teatro es, al fin y al cabo, revelación de cosas monstruosas, o estados monstruosos, sin rostros, o de rostros monstruosos que llevamos dentro de nosotros".
Muy cerca de Sartre, Ionesco propone: "Progresión de una pasión sin objeto". Y prosigue: "Trayectoria mucho más fácil, más dramática, más brillante, ya que no la retiene el peso de ningún contenido, es decir, de ningún argumento o contenido aparente que nos oculte el contenido auténtico: el sentido particular de una intriga dramática oculta su significado esencial (...) Teatro abstracto. Drama puro. Antitemático, antiideológico, antirrealista socialista, antifilosófico, antipsicológico de boulevard, antiburgués. Redescubrimiento de un nuevo teatro libre. Libre, es decir, liberado, es decir, sin una posición adoptada de antemano. Instrumento de indagación: único en poder ser sincero, exacto, y en poder mostrar las evidencias ocultas".
A estas alturas, es evidente que Ionesco se opone decisivamente a las teorías de Brecht. A propósito de su posición estético-filosófica, el rumano tuvo una feroz polémica con el mayor crítico inglés de aquellos tiempos (la inmediata posguerra), Kenneth Tynan, partidario de una suerte de realismo socialista más o menos sublimado. La sangre no llegó al río, como suele suceder entre intelectuales, pero anduvo cerca. En estas Notas , Ionesco culmina así: "Llevar lo burlesco hasta el extremo. Un ligero envión, un deslizamiento imperceptible y nos volvemos a encontrar en lo trágico. Es un paso mágico. El paso de lo burlesco a lo trágico debe efectuarse sin que el público lo advierta. Quizá tampoco los actores, o apenas (...) Hacer decir a las palabras cosas que nunca quisieron decir (...) Uno hace reír al explotar su propio absurdo. Eso también hace decir a los críticos que lo que uno escribe es muy inteligente".