Un clown nómada y experimental
Gabriel Chamé Buendia repone su unipersonal Last call-último llamado, en el Teatro Nacional Cervantes; su trabajo como director y clown lo llevo a ser parte de compañías como el Cirque du Soleil
Se fue hace veinticinco años a Europa y construyó una carrera importante en España y Francia. Durante varias temporadas, también, integró el elenco de Quidam, el espectáculo del Cirque du Soleil con el que giró por muchas ciudades del mundo. Gabriel Chamé Buendia, desde hace un par de años, regresa con mayor frecuencia a Buenos Aires. "El tiempo pasa y uno tiene ganas de estar con la familia", comenta.
Su vuelta también está ligada al trabajo. Acaba de reponer en el Teatro Nacional Cervantes, Last call - último llamado, un unipersonal en el que el protagonista vuelve a ser Piola, un personaje que dio a conocer en una experiencia anterior, Llegué para irme. Entre los nuevos proyectos está la puesta en escena de Timón de Atenas de William Shakespeare, en El Cultural San Martín, con el mismo equipo con el que concibió Othelo, un espectáculo que viene presentándose con éxito desde 2013. Actualmente con funciones en La carpintería.
En Europa Chamé Buendia reparte su labor entre la docencia y la actuación. Le interesan las clases como ámbito de investigación y también aclara que es el lugar donde descubre actores. En Francia trabaja mucho como director y actor clown. Está armando un grupo junto a un intérprete alemán y otro francés. Preparan una experiencia que presentarán en el Festival de Avignon en 2016. En España, además de dar clases, desarrolla una labor más comercial. En este momento hace la dirección de actores de un espectáculo denominado El agujero que está vendiéndose muy bien, también fuera del país. "Es un cabaret erótico, burlesco, cómico - explica. Cumplo un rol específico, resuelvo los problemas que tiene el director. Me considero, lo que en música sería un arreglador."
El cine es además una actividad que le gusta desarrollar. Últimamente prestó su voz para el film Mortadelo y Filemón, a partir de un comic español, que dirigió Javier Fesser y que en estos momentos está en cartel.
"En Argentina estoy más abocado a la creación - explica Chamé. Othelo, por ejemplo, ha tenido muy buena respuesta. Viaja a Brasil en marzo, a Caracas en abril y en mayo a Montevideo. Esto de mover el trabajo clownesco desde el teatro se está convirtiendo en un caballo de batalla importante. Es interesante que la gente vea que el clown y el teatro van de la mano y que no es solo algo entretenido. Ese cruce permite realizar una investigación teatral. Eso propone Othelo, de manera seria y cómica."
Dentro de ese campo se encuentra Last call - último llamado, que ofrece en el Cervantes. De alguna manera el trabajo es continuidad de la experiencia Llegué para irme. Piola, el personaje, sale de su casa y va hacia el aeropuerto. Un ámbito muy familiar por el actor. La dramaturgia se construye a partir de los diferentes pasos que cada persona da en esos sitios, pero asoma algo que se relaciona con la seguridad: un payaso en un aeropuerto es peligroso. Piola empieza a perder identidad. Deja de ser él. Hace un viaje interno. Es un espectáculo que empieza con gags y situaciones muy concretas y muy reales y poco a poco se transforma en una alegoría.
Cuando se consulta a Gabriel Chamé Buendia por qué le interesa acercar cada vez más el clown al teatro, el artista reflexiona: "El payaso forma parte del arte popular. Se ha ido transformando. Pasó de ser un juglar a la comedia del arte, apareció en el circo y luego en el varieté y de allí al cine mudo. A partir de Lecoq se mete nuevamente en el teatro y eso genera la necesidad de una dramaturgia, ¿cómo un payaso cuenta su historia? En el circo este personaje hace un número con una proeza determinada. Esto dura cinco minutos, cuando la risa subió se va. ¿Cómo hacemos para que un payaso esté en escena una hora y cuarto? Ahí comienza nuestra investigación. El maestro es Chaplin. En su trabajo uno puede ver como va contando una historia sin palabras. Construye una historia dramática a partir de números y la conexión entre ellos genera un concepto."
A la hora de definir en qué país preferiría afincarse, Gabriel Chamé no tiene dudas: "Trato de mantener las tres corrientes culturales que me generan formas de trabajo diferentes. Eso me nutre y me gusta. Construí cosas en tres ciudades y quiero sostener eso un tiempo. Prefiero que sea el cuerpo el que diga, «hay que irse»".
Last call-último llamado
Con Gabriel Chamé Buendia
Teatro Nacional Cervantes, Libertad 815.
Viernes y sábados, a las 19; domingos, a las 18.30