Tus buenas chauchas, una obra que resulta una experiencia intensa y elocuente
Está protagonizada por Victoria Arrabaca, quien se destaca en escena
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Tus buenas chauchas. Autora: Dalia Elnecavé. Intérprete: Victoria Arrabaca. Vestuario y escenografía: Debora Teplitzki. Colaboración en dirección: Aldana Gerez Gigena. Dirección: David Masajnik. Sala: El camarín de las musas, Mario Bravo 960. Funciones: viernes a las 20.30. Duración: 45 minutos. Nuestra opinión: buena.
La soledad y el desamor son cuestiones dolorosas que modifican y mucho la personalidad de un ser humano. Sentirse uno o una más en un montón, sin que nadie repare en esa existencia que va atravesando la vida en una inmensa espera de aquel o aquella que le ayuden a completar su vida suelen ser temas recurrentes en la poesía, la narrativa o el teatro.
La actriz, directora y dramaturga Dalia Elnecavé apoya su mirada en Tus buenas chauchas en la vida de Olga, una mujer que como escape a su soledad cocina mientras piensa en Omar, un actor televisivo del que se ha enamorado profundamente. Gana un concurso promocionado por el intérprete y el premio no es más que una caja con latas de arvejas y, a modo de otro obsequio, el hombre le dice que se verán pronto. Y esa frase quedará grabada a fuego en ella y provocará una espera continua. La reunión entre ambos nunca va a concretarse.
Pero Olga necesita amar y ser amada y encuentra en la cocina una evasión posible para hacer que esa espera se torne un poco menos angustiante. Pero solo un poco. No puede dejar de pensar en Omar, en sentirse como una arveja, algo casi sin sabor que a veces es imposible de atrapar. Olga se siente como esa pequeña partícula que permanece encerrada dentro de la lata entre un centenar de otras tantas, imposible de individualizarlas. Y entonces, ¿quién va a amar a una de ellas sino hay posibilidades de destacarla por unas cualidades particulares?

La protagonista no quiere escapar de su necesidad de amar y lo aclara en un fragmento del relato, magníficamente construido por la autora, del que solo rescatamos un pequeño momento: “Amo intenso, amo roto, amo noble, amo perverso, amo puro en estado puro amor que ama, amo bruto, amo lejos, amo débil, amo raro, amo simple, amo voraz, amo todo, amo para siempre que es nunca a veces y otras veces para siempre de los siempres. Amo delicado como mariposa de un día, amo en mil colores, amo en arco iris también, amo tibio que después quema, amo en frío mortal innoble, amo que me lastima, amo a ciegas viendo lo que es peor que el que no quiere ver”.
El reconocido actor y director David Masajnik y la actriz Victoria Arrabaca han realizado una labor conjunta muy intensa y con reconocidos logros. Es notable como cada pequeña situación, cada gesto o las inflexiones de la voz de Olga han sido moldeadas siguiendo una investigación muy rigurosa. El relato crece así a un ritmo muy cuidado y los sentimientos del personaje van generando en el espectador desde cierta conmoción hasta pueden provocar una sonrisa algo incómoda. Olga es una mujer inestable, es cierto, pero a la vez su existencia hace que cada observador pueda sentir hasta cierta piedad por los acontecimientos que atraviesan su cuerpo y que expresa sin pudores.
Tus buenas chauchas resulta una experiencia intensa, elocuente, que cruza, además, los sabores de una comida preparada con amor, con otros sabores. En este caso aquellos que son menos agradables como los que emana ese cuerpo de mujer extremadamente vulnerable y que durante 45 minutos se apropian de la atención del público.
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