Turba, o la venganza de una heroína telúrica
Laura Sbdar, Alejandra Flechner e Iride Mockert dan forma a esta obra dramática cuyo disparador es una mujer en cautiverio
"Desnudas, con las boleadoras bien en alto, volamos sobre el polvo del desierto para alcanzar el fondo rosa del sol que no se esconde en la humedad": así termina Turba, el nombre de la narradora y el título de la obra escrita por Laura Sbdar sobre una mujer cautiva por una red de trata que, además de explotarla, le arrebata a su hija no bien nacida.
Olor a venganza en el aliento de Turba que a dentelladas le corta los testículos a "un cliente" y extrae esencia de boleadoras para una heroína telúrica y feminista. El arma gauchesca en manos femeninas fue el principio. El estímulo que disparó la imaginación, pero no encontraba forma. Porque hacía rato que Iride Mockert quería revolear a las redonditas en el escenario. "Desde antes de que terminara La fiera (en 2015) empecé a soñarlo. Volví a leer el Martín Fierro, su confinamiento y persecución. Lo que tenía claro eran dos elementos que no podían faltar: las boleadoras y el keytar, un instrumento muy usado en la cumbia, un género que amo como buena santafesina", dice la actriz y oboísta, integrante de una familia de músicos. Este proyecto tenía en sus sueños mucha sonoridad y despliegue físico -características que Mockert pone en todas sus arrolladoras actuaciones-, pero, además, debía estallar pura energía de mujeres creativas.
"Después de la experiencia con Mariano Tenconi Blanco (autor y director de La fiera), quería trabajar con mujeres. Cuando leí El vigilante supe que era Laura (Sbdar) porque, si bien no la conocía, me gustaron su voz propia y la capacidad de crear un universo poético que despegara de la tragedia. Me reuní con ella a fines de 2017 y le conté lo que buscaba", dice Mockert sobre la ganadora del XI premio Germán Rozenmacher de Nueva Dramaturgia con, precisamente, Turba.
"Era muy fan de La fiera. Me fascinó cuando la vi. Fue hermoso que nos conociéramos", dice Sbdar, autora, actriz y directora, integrante del grupo Cabeza de escritura feminista -junto con Consuelo Iturraspe y Mariana de la Mata-, responsable de la destacada Un tiro cada uno. "Otra de mis referentes es Gabriela Cabezón Cámara, me volví loca cuando leí Las aventuras de la China Iron (que reescribe el Martín Fierro en clave feminista), así que todo coincidió. Esta es otra forma de colectivizar la escritura", comenta.
Testigo del proceso desde el inicio, en el verano de 2018 Mockert le preguntó a Alejandra Flechner, la actriz de Tarascones y La madre del desierto, si quería dirigirla. Y la ex Gambas al Ajillo aceptó a los gritos. "Hay aventuras que una entra a ciegas, a tontas y locas, por empatía, intuición y admiración. Cuando me mandó el material, me pareció una bomba. Y un quilombo. Así que aventura, bomba..., no podía estar más caliente", resume la Negra, como es conocida la actriz en el ambiente.
La primera aproximación de Flechner fue confiar en ese viaje en el que actuación, libro y dirección se devoran entre sí: "Todo es reescritura, en el papel, en el cuerpo, en la escena. Soy interesada en esa ósmosis en la que no se sabe qué es de quién cuando es una orgía, cuando con tus pares te revolcás con voluntad de intercambio. El viaje es todo, sin respeto a nada, sin solemnidad, con el riesgo a equivocarse pero hasta el fondo. Entre chicas, si hay confianza, es más fácil, más elástico, como trabajar en pijama".
Al viaje se sumaron dos artistas: la coreógrafa Celia Argüello y el músico Javier Estrin, para ordenar, proponer, barajar y dar de nuevo. El maestro en el manejo de boleadoras es el bailarín Adrián Bernal. En conjunto, la actriz y la directora coinciden en definir a Turba como una miniópera.
"No queremos ponernos el cartel de la gauchesca, no va por ahí, es como que te caiga la cultura en la cabeza. El humor es fundamental. No se trata de un material al estilo 'vamos a tocar temas serios', sino que vamos por su vitalidad. El refugio de la ficción lo tenemos todas. El desafío de la belleza en el horror", aclara Alejandra Flechner.
También toma distancia Iride Mockert de La fiera, una referencia inevitable por algunas coincidencias: unipersonal, mujer en estado de venganza, musicalidad. "Siempre busqué alejarme. En esta obra hago dos personajes, no hay tonada, hay modernidad sonora, razón por la que llamamos a Javier. Acá se cuenta la falta de vínculo entre una madre y una hija a causa de la trata. Reconozco que al principio esa falta fue el motor, pero creció y cada vez me importa más madres que buscan a hijas. Te diría que hasta el hecho de escucharla a Silvina Bosco cómo cuidaba la relación con su hija adolescente, como luchó, me involucró más", dice Mockert sobre su gran compañera en Madre Coraje, que murió en abril.
"No somos actrices de las que vamos al primer ensayo con todo sabido y el personaje probado en el living de casa. Nos arriesgamos a la experimentación", dice Flechner y habrá que creerle. A boleadora picante llegó Turba, que recién acaba de iniciar su camino en escena.
Turba
De Laura Sbdar. Dirección: Alejandra Flechner. Con Iride Mockert
El Portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034.
Funciones, lunes, a las 21.30. Entradas, 350 pesos.
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