Triste noticia. Murió el crítico teatral Luis Mazas, un periodista de amplia trayectoria en el medio
A lo largo de su extensa trayectoria trabajó en el diario Clarín, en el área de Extensión cultural del Teatro Nacional Cervantes y colaboró en varias ocasiones con la Casa del Teatro organizado el ciclo de teatro semimontado Teatrísimo
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Aunque la noticia recién circuló públicamente ayer, hace varios días, Luis Mazas, el reconocido crítico teatral y periodista especializado, murió a causa de un ACV.
De 83 años, se formó en la Universidad Nacional de Córdoba. Instalado en Buenos Aires, durante varios años se desempeñó como crítico del diario Clarín y de diversos noticieros y programas del Canal 13. Durante la década del ochenta y principios de los noventa, fue un constante observador de lo que sucedía en la escena porteña tanto en el circuito comercial como en la escena del off, como en aquel momento se denominaba a la producción del sector alternativo o independiente. Durante ese largo lapso fue compañero en la redacción de Clarín del crítico de cine Rómulo Berruti.
Durante la década del 80, además, fue durante muchos años cronista y reportero de los noticieros de Canal 13, particularmente aquellos del mediodía, titulados Realidad, conducidos por Juan Carlos Pérez Loizeau y Ramón Andino.
La televisión también le dio un momento de fama en 1991 cuando, junto con el reconocido crítico teatral Osvaldo Quiroga compartían un momento en el ciclo A la cama con Moria, de Canal 9, donde conversaban con la diva sobre los espectáculos en cartelera.
Tras su paso por el famoso matutino, fue contratado por Carlos Spadone para que se haga cargo de la sección Espectáculos del diario La Razón, que era revivido por aquel entonces por el empresario teatral. Allí trabajó desde 1992 hasta 1997 no sólo como editor en jefe de la sección sino también nuevamente como crítico teatral.
Luego de su paso en La Razón fue trabajó varios años como periodista y crítico teatral de la revista de política y actualidad Veintitrés.
Tan respetado como temido en el medio teatral, muchos recuerdan cuando se retiraba de la sala en el momento del aplauso sin una mínima pista que permita adivinar qué le había parecido el espectáculo.
En 2002, Luis Mazas pasó a trabajar al Teatro Nacional Cervantes durante la gestión de Julio Baccaro, en tiempos en los que esa sala oficial tenía un programa de radio. A su vez, con los años, hasta la gestión de Alejandro Tantanian, durante 16 temporadas fue el encargado del departamento de Extensión cultural, organizando homenajes a creadores, la Feria del Libro Teatral, muestras fotográficas, charlas, la producción de un radioteatro, ciclos de obras cortas y reportajes abiertos a los grandes creadores en un abanico que fue desde Leonardo Favio a China Zorrilla. De su área también dependía la asesoría literaria que estaba a cargo del dramaturgo Alberto Vainer, quien se encargaba de la selección de obras.
Durante muchos años, estuvo relacionado con la Casa del Teatro en la organización del famoso ciclo Teatrísimo. Se trató de un encuentro que fue un clásico durante mucho tiempo en el que participaban muchísimas figuras y directores para recaudar fondos para la Casa del Teatro. Además, fue presidente y miembro de los premios Florencio Sánchez (organizados por la Casa del Teatro) y los María Guerrero (que pertenecían al Teatro Nacional Cervantes).
A lo largo de su extensa trayectoria, Luis Mazas viajó en muchas oportunidades a Italia, donde era requerido habitualmente para brindar charlas, cursos y clases en distintas entidades educativas.
También durante varias temporadas condujo un programa en radio Zónica, junto a su gran compañero Carlos Llorens, que llamó Café con Mazas.
Durante los últimos años fue el organizador del ciclo Los descendientes, en el Instituto Italiano de Cultura. Allí contaba con la presencia de numerosas figuras del espectáculo que son descendientes de italianos. Mazas era, además, el anfitrión de la velada con una entrevista en vivo.
“Lo conocí a Luis desde cuando llegó de Córdoba y se incorporó a Clarín. Es una pena su muerte porque cada vez hay menos personas formadas en los medios; y él siempre tuvo una capacidad muy interesante a la hora de observar un hecho teatral. Hemos compartido mesas, discusiones, y numerosos emprendimientos porque él nunca se quedaba quieto. Yo estoy muy agradecido por su aporte al teatro y, fundamentalmente, por su amistad”, apuntó el director teatral y cinematográfico Oscar Barney Finn en diálogo con LA NACION.
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