Trastorno: magnífica y delirante versión de un gran clásico
Dramaturgia: Pompeyo Audivert / Elenco: Pompeyo Audivert, Juan Manuel Correa, Pablo Díaz, Ivana Zacharski, Fernando Khabie, Julieta Carrera, Fernando Naval / Dirección: Pompeyo Audivert, Andrés Mangone / Sala: Centro Cultural de la Cooperación / Funciones: viernes y sábados, a las 20 / Duración: 100 minutos / Nuestra opinión: muy buena
Estrenada en Buenos Aires en 1906, El pasado es una pieza menor de Florencio Sánchez. Una historia pequeña con personajes esquemáticos que propone observar la decadencia de una familia acomodada porteña a causa de una vieja historia de amor que Rosario, la madre, decide ocultar a dos de sus hijos menores y que se descubre cuando Ernesto, uno de ellos, se ve imposibilitado de sostener un romance con una muchacha de igual posición social.
Calificada como "culebrón metafísico", en su versión Pompeyo Audivert reescribe el texto original, sintetiza los tres actos, enfatiza las características de los personajes y hace foco en la construcción de un melodrama casi delirante. En su reescritura Audivert decide resaltar las diferencias de clase. Para eso crea a la enfermera de Rosario, un ser en apariencia sumiso, pero que termina siendo continuamente denostado por Silvia (la hija), al igual que lo hace la madre con los niños de su hijo, un joven con ideales anarquistas que se ha casado con quien fuera sirvienta en la casa.
También decide travestir a las dos mujeres mayores del hogar, Rosario (recreada por Audivert) y la abuela Mameca (Fernando Khabie). Dos señoras de alcurnia con comportamientos masculinos que han obligado y obligan a seguir sus designios, con opiniones de un conservadurismo extremo. La obra posee un desparpajo por momentos asombroso. Expone una relectura del material de Sánchez desde una mirada contemporánea y lo valioso es que opina (y es riguroso en esto) sobre un universo social argentino que, según la hipótesis de esta dupla de directores, no se ha modificado mucho desde principios del siglo XX hasta la actualidad.
Si bien ciertas consideraciones desde el texto subrayan demasiado lo dicho, el mayor valor de la propuesta está en la opinión desde el campo interpretativo. Como directores, Pompeyo Audivert y Andrés Mangone buscan hacer estallar el melodrama, hasta alcanzar la altura de un culebrón y con rigor logran que algunos de esos personajes –Rosario, Mameca y Titi, la enfermera– se conviertan en verdaderas caricaturas. La deformación de sus conductas es producto de la desazón en la que viven esos hijos criados en la mentira, a la sombra del pasado. El elenco es muy calificado pero hay dos creaciones: la de Audivert y la de Julieta Carrera, altamente significativas.
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