Con idea, libro y dirección de Pablo Gorlero, un especialista en el tema, el espectáculo buceará en un tiempo que fue definitorio y cuyas creaciones trascenderían el paso del tiempo
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“Cuando escribí el libro Historia del teatro musical en Broadway me explayé mucho en la época del Tin Pan Alley, esa calle neoyorquina donde se situaban todas las editoriales musicales y que fue la cuna de la canción popular norteamericana, el jazz y la comedia musical. Allí surgieron grandes compositores como George e Ira Gerhswin, Irving Berlin, Jerome Kern, Fats Waller, Dorothy Fields y tantos otros”, explica Pablo Gorlero, el ideólogo, autor del libro y director de Tin Pan Alley, noches de Broadway, el espectáculo que se estrenará este viernes a las 20.30 en el escenario de Cástor y Pólux, el bello y barroco espacio de San Telmo creado por Lino Patalano. El espectáculo recuperará la atmósfera del café concert en un espacio que establece un maridaje perfecto con lo que sucederá arriba del escenario.
A Tin Pan Alley la llamaban la “lámpara de Aladino” del musical y el jazz norteamericano. “Siempre me fascinó imaginar esos años y ese lugar donde el sonido a pianos y pianolas invadían la calle. El Tin Pan Alley es vital en una historia muy amplia, algo que me generó muchas ganas de devolver a escena las grandes composiciones de aquel entonces”, sostiene Gorlero, quien eligió a seis intérpretes jóvenes, pero de sólida formación y experiencia en el campo del musical.
Tin Pan Alley, noches de Broadway será protagonizado por Belén Cabrera, Joaquín Catarineu, Luli Chouhy, Agustín Iannone, Emanuel Ntaka y Daniela Rubiatti. El maestro Juan Ignacio López se encuentra a cargo de la dirección musical y participará en escena desde el piano; la experimentada Marina Svarztman es la responsable de la creación coreográfica, mientras que el vestuario es de Javier Ponzio. La propuesta cuenta con producción ejecutiva de Daniela Schwarzstein y Francisco Tortorelli.
“Es un homenaje a esas canciones que marcaron una época dorada en Broadway, en lo que fueron los inicios del musical”, explica Joaquín Catarineu, mientras que para Emanuel Ntaka “son temas que están en la oreja de la gente, porque se siguieron grabando con figuras como Tony Bennett y Lady Gaga, que hicieron un gran dúo, o Robbie Williams, que interpreta canciones de esa época”.
El repertorio de la propuesta incluye a una amplia galería de compositores y, entre muchos otros temas insoslayables, se podrá escuchar “De-Lovely”, “Blue Moon”, “Smoke Gets in Your Eyes”, “Summertime”, “I Got Rhythm”, “Puttin’ on the Ritz”, “Tea for Two” y “Cheek to Cheek”, solo por citar algunos ejemplos.
Época
La atmósfera que recreará Tin Pan Alley, noches de Broadway es esencial en el posterior desarrollo de una estética musical y una poética de composición. “Fue un tiempo bisagra porque los nuevos sonidos se estaban gestando en las calles, en las casas en las que era común tener un piano y eso se debía a la fuerte inmigración irlandesa, italiana y judía, que compartía algunos de los barrios neoyorquinos con los afroamericanos. El tap se afianzaba como nueva forma de baile de fusión, también de origen callejero, se metía contundente en la comedia musical y acababa siendo el mejor aliado del percusionista de jazz. Era la época en la que las grandes estrellas eran los compositores: George Gershwin, Cole Porter, Irving Berlin, Roger Hart…”, enumera Gorlero, un especialista minucioso de la historia del teatro musical, crítico, investigador, docente y director de obras como Mi Don Imaginario, Musiquitas, Saltimbanquis, Hair-50 años, De eso no se canta y Al bárbaro le doy paz, entre muchos otros títulos.
“Tin Pan Alley era un espacio donde se encontraban compositores y productores, era el lugar donde se creaba la música de las películas, una época muy interesante, donde nació el ragtime, el jazz y el tap”, sostiene el actor y cantante Agustín Iannone, quien reconoce que “todo terminó cuando irrumpió la Gran Depresión, por lo tanto, este espectáculo se convierte en un viaje en el tiempo”.
En igual sintonía, su compañero Emanuel Ntaka afirma que “se cuenta cuando (George) Gerhswin concurría al lugar donde estaban los músicos afroamericanos y luego lograba esos musicales con un proceso que pasaba del ragtime al jazz”.
Tiempo de show
“Es un género muy popular, donde está servido el movimiento, aparece en cada canción”, argumenta la coreógrafa Marina Svarztman, quien se interesa por la exigencia que desafía a los integrantes del elenco: “En el buen sentido, juego con el cuerpo del otro y le voy subiendo la vara a cada intérprete”.
El espectáculo se encuentra estructurado en veintiuna canciones que van recorriendo la historia de los inicios del musical y del jazz. “Son los intérpretes quienes ofician de relatores, creando el marco y los datos históricos necesarios para nutrir de teatralidad esta propuesta”, explica Gorlero.
Joaquín Catarineu aclara que “algunos textos van explicando qué era el Tin Pan Alley y, simultáneamente, se van entrelazando algunas historias”. Está claro que, si bien la base es estrictamente musical, y aparecen aquellos temas icónicos de la época y el ámbito, lo cierto es que hay una historia de ficción que enhebrará el desarrollo dramatúrgico. “Somos privilegiados de poder contar a través de la palabra, el canto, la música y la danza”, sostiene Catarineu con gran razón y sentido común, mientras que el director agrega que “un componente fuerte de la propuesta es el zapateo americano”.
Cástor y Pólux es un bellísimo espacio que recrea la atmósfera del café concert. En concordancia con eso, los actores de Tin Pan Alley, noches de Broadway bajarán a la platea para romper con la cuarta pared y lograr una sensación inmersiva en los espectadores. “La obra tiene contacto con el público”, adelanta la productora ejecutiva Daniela Schwarsztein.
Las posibilidades espaciales de la sala le permiten a Marina Svarztman moverse sin prejuicios ni preconceptos y bucear en las potencialidades del lugar y su gente: “Para montar una coreografía, tengo en cuenta el espacio, qué me propone el escenario y el cuerpo de los intérpretes”.
“Todo va ambientado, incluso el lugar donde lo vamos a hacer”, reconoce Belén Cabrera, maravillada por la cantidad de obras de arte que pueblan Cástor y Pólux. En el mismo ingreso, un caballo gigante recibe a cada espectador. Su compañera Daniela Rubiatti coincide: “El espacio te conecta con lo qure queremos contar”.
“No es casual que estemos acá, sentimos que es una propuesta que te lleva no solo a un viaje musical, sino que, desde que pisás el espacio, estás en un recorrido muy mágico”, afirma el productor ejecutivo Francisco Tortorelli. “Todo fluye, Pablo (Gorlero) tuvo esta idea y el espacio se da la mano perfectamente con eso”, reconoce la productora Schwarzstein.
Finalmente, el director Pablo Gorlero, que ha editado varios materiales en torno al musical, fue periodista y editor en LA NACION y, desde hace varios años, conduce Parece que viene bien por la frecuencia de La Once Diez (Radio de la Ciudad AM 1110), sostiene que su foco apunta a darle relevancia a “lo vocal, sin descuidar lo teatral” y agrega que “apunto a un espectador gustoso de escuchar buen jazz, buenas canciones, a un público de teatro musical y de teatro”.
Entre el café concert y el music hall y con sonidos que generan resonancias aún hoy, así se plantea la propuesta de Tin Pan Alley, noches de Broadway, todo un concepto, un ideario en torno a un tiempo y las influencias que engendraron géneros, productores, compositores, músicos y cantantes de notable injerencia. Un colectivo que se expandió pronto, implosionó en una cruenta crisis social y económica, pero perduró en sus repiqueteos hasta el Siglo XXl.
Para agendar
Tin Pan Alley, noches de Broadway. Los viernes de septiembre, a las 20.30 en Cástor y Pólux (Tacuarí 955, San Telmo). Plateas desde $3200 por Plateanet.
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