Temporada teatral del CTBA: más funciones, menos títulos propios y, ahora, cooperativas
Su director general, Jorge Telerman, anuncia la llegada de obras alternativas que se quedarán con lo recaudado
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Al mediodía del lunes, Jorge Telerman, director del Complejo Teatral de Buenos Aires, recibe a LA NACION en el octavo piso del Teatro San Martín. En el inmenso lugar a esa hora no hay nadie, el modo híbrido impone su reglas. Afuera, por la avenida Corrientes, circula poca gente en medio del un desolador panorama de locales que ya cerraron sus puertas. Las fotos adentro de la sala como afuera están dominadas por el escenario pandémico. Pero, ¿qué ocurrirá en los seis escenarios del CTBA a lo largo de este año? En diciembre de 2019, el CTBA había anunciado la programación de la temporada siguiente. Incluía títulos como Bodas de sangre, con dirección de Vivi Tellas y las actuaciones de Cecilia Roth y Maite Lanata; Boquitas pintadas, con puesta de Oscar Araiz y Renata Schussheim; dos obras de Mariano Tenconi Blanco, una puesta de las hermanas Marull, otra título de Francisco Lumerman y espectáculos del Grupo de Titiriteros y del Ballet Contemporáneo, entre la amplia variedad de montajes. Pero en marzo de 2020 vino la pandemia. Recién en noviembre, después de estar cerrado 246 días, el Teatro San Martín, la nave insignia del CTBA, volvió a recibir al público con la reposición de Happyland, la obra que dirige Alfredo Arias. Claro, con aforo limitado que, actualmente, es del 50 por ciento de la capacidad de las salas.
“En estos momentos la gestión pública en particular es más estratégica que artística. Estratégica, porque considero que lo fundamental hoy es tener abiertos los teatros. Diría que es el imperativo categórico. En lo que se refiere a lo artístico ya retomamos las actividades con el estreno de Recital olímpico, de Camila Fabbri y Eugenia Pérez Tomas; con las reposición de Happyland y lo próximo será Siglo de Oro trans, el texto de Gonzalo Demaría que irá al Regio. Para el resto del año estamos tratando de respetar la programación que habíamos pensando para el 2020”, apunta el funcionario quien asumió la dirección del Complejo con la llegada de Horacio Rodríguez Larreta como Jefe de Gobierno y que promete dar a conocer la programación completa en algunos días.
A finales de 2019. Telerman había anunciado 7 reposiciones y 24 títulos para el año pasado. Con la pandemia ya instalada, prometió que los títulos pendientes se iban a reprogramar para 2021. En medio de un escenario inevitablemente cambiante, ahora dice: “Este año habrá mayor cantidad de funciones, pero menos cantidad de títulos propios. Por ejemplo: Mariano Tenconi Blanco, quien tenía previsto estrenar dos obras, propuso dejar una para el año próxima porque era mucho lo que debería adaptar su puesta en función del protocolo vigente. Lo mismo pasó con Boquitas pintadas porque por el protocolo para ballet había escenas que deberían suprimirse o modificarse demasiado”. La propuesta coreográfica de Pablo Rotemberg y el estreno de la nueva obra de Mariana Chaud, quien sí pondría en escena las reposiciones de sus trabajos como parte del ciclo Artistas en residencia, también quedarán para el año próximo. En el horizonte próximo la sala de cine Leopoldo Lugones reabrirá para el Bafici y, luego, se pasarán allí los montajes pensados para el ciclo Modo híbrido, la versión audiovisual de la programación del año pasado que está disponible en la página Vivamos Cultura.
El motivo por el cual habrá más funciones que en años anteriores se debe a que en la temporada de este año el equipo que comanda Telerman decidió sumar obras de la escena alternativa. En abril, en la sala Martín Coronado, se presentará un programa a cargo del Ballet Contemporáneo que rendirá homenaje a Astor Piazzolla y que contará con coreografías de Mauricio Wainrot y de Ana Itelman, dos exdirectores del cuerpo estable. “Como novedad y como muestra de apertura a trabajos de la escena alternativa la propuesta de Piazzolla compartirá el escenario, en días distintos de función, con Fuck me, la coreografía de Marina Otero que se estrenó hace dos FIBA en el Teatro Regio. Nos pareció una propuesta interesante que comparta el mismo escenario una obra coreográfica mas tradicional con otra más contemporánea, como es lo de Marina, una creadora del circuito alternativo. Paralelamente, estamos invitando a compañías y a elencos de la escena independiente para que, a lo largo de todo el año, presenten sus obras en las salas del Complejo con un eje central en la Cunill Cabanellas, la sala más pequeña del San Martín que es la más adecuada para trabajos de dicho circuito”, señala el funcionario sin precisar los títulos definitivos. Una vez que concluya ese ciclo en ese espacio se estrenará Acerca de Clara Wieck, con puesta de Betty Gambartes, obra que forma parte de la programación de obras propias del CTBA.
Según cuenta a LA NACION cada elenco invitado contará con asistencia escenotécnica y comunicacional mientras que el grupo se quedará con la totalidad de lo recaudado por venta de entradas. “No tenemos recursos para hacer un subsidio directo a los elencos. Estas son acciones pensadas para ayudar el sector independiente siguiendo un criterio curatorial de presentar materiales innovadores, de excelencia”, destaca el que fuera jefe de Gobierno de la Ciudad. La iniciativa marca un cambio de estrategia en la dinámica del Complejo que, a diferencia de otros centros culturales que también dependen del Ministerio de Cultura porteño, ha sido, con algunas excepciones, un lugar de producción en el mapa de las artes escénicas públicas. “En un 95 por ciento, el Complejo sigue siendo una fábrica de producción -aclara Telerman-. La producción propia sigue siendo el eje central del CTBA. Como política cultural nos pareció oportuno y necesario ampliar la gestión, por eso mimo lanzamos el Premio Estímulo para creadores de la escena alternativa junto al Banco Ciudad con trabajos que se presentarán en las salas independientes. Seguimos siendo la gran fábrica escénica de la ciudad”.
–Al parecer, la propuesta no variaría mucho del formato de obras del off en la avenida Corrientes que programa el Metropolitan Sura en su segunda edición de ese ciclo.
–Pero en este caso la programación tendrá dos ejes: lo consagrado y, también, darle lugar a los trabajos en proceso, a lo más emergente. Con lo que no acuerdo es con programar producciones privadas de tipo del teatro comercial, no es ese el rol del teatro público. Nuestro objetivo es acompañar al teatro independiente. El Complejo se mantiene con los aportes de los ciudadanos y en los tiempos actuales hay que pensar que para que una obra sea vista por la misma cantidad de público que antes de la pandemia se requiere el doble de tiempo en función del aforo limitado, por eso las obras propias programadas estarán más tiempo en cartel. También sabemos que todos los presupuestos públicos están reorientados hacia la pandemia, esto lo vemos todos los días en las páginas de los diarios.
–Y como se lee en esos titulares, el presupuesto de Cultura en la ciudad tuvo un actualización interanual del 10 por ciento, algo muy por debajo de la inflación.
–Yo esas cuestiones las presento de otra manera. En situaciones de crisis no hablaría de recortes sino de readecuaciones, de otras maneras de distribuir al presupuesto. Ese es uno de los tantos desafíos que debemos encarar quienes gestionamos cultura desde el sector público. Lo importante es que todos los elencos que iban a estrenar en 2020 lo harán ahora, y los que no puedan hacerlo este año estrenarán durante el primer trimestre de la temporada próxima. La programación sigue extendiéndose, pero no anulándose.
–A todo esto debería sumarse el Cine/Teatro del Plata como parte de las salas del CTBA, que fue anunciada en otro momento.
–Las obras de puesta a punto de la sala están en marcha, pero no depende de nosotros esa tarea.
–Del Teatro Presidente Alvear ni preguntamos, ¿no?
–En algún momento se iniciarán las obras de infraestructura, aún no. La Ciudad no solamente ha sufrido la pandemia sino el injusto recorte de recursos por parte del Estado Nacional.
–Durante seis años sin pandemia ni de ese injusto recorte, tomando tus palabras, el Alvear estuvo cerrado por obras de infraestructura.
–Pero se hizo la maravillosa obra de refacción y puesta en valor del Teatro San Martín.
–Pero estábamos hablando del Alvear.
–Yo hablo del Complejo Teatral, del cual soy el responsable. El CTBA, desde mi perspectiva y tengo elementos para demostrarlo, tuvo un nivel de inversión muy alto y sostenido en la puesta apunto del San Martín como en el Teatro de la Ribera. Yo sigo esperando que el Alvear retome sus obras lo más rápido posible por su historia, por su importancia.
Más allá de lo artístico, Jorge Telerman comenta que la implementación del protocolo sanitario tiene para el público algo evidente (como es el aforo limitado o los controles antes de ingresar a la sala), pero que también implica, puertas adentro, la compleja implementación de tareas que, en áreas como sastrería o escenografía, el teletrabajo no resuelve. “Debemos lidiar con todo eso, pero es nuestra responsabilidad hacerlo y lo vamos resolviendo. Es un año desafiante, tenemos que seguir dando excelencia en condiciones de recursos materiales y humanos mas limitados. Pero para eso las autoridades nos eligieron, para resolver situaciones difíciles -se sinceral- Otros años suelo ser vanidosamente optimista. Este año quiero ser cauto”.
Y cierra la charla con una frase: “Esto también pasará”.
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