Temporada atípica: la reapertura de los teatros ahora depende de un Boletín Oficial
El viernes, el Gobierno Nacional no incluyó a la actividad teatral como musical en salas de teatro entre los sectores que pasaban a estar habilitados. Sin embargo, el lunes, en una reunión entre las partes involucradas que tuvo lugar en el CCK, se dio marcha atrás con esa postura. "La Jefatura de Gabinete de la Nación inicia la aprobación de las solicitudes de habilitaciones que presenten las jurisdicciones, con el compromiso de agilizar el regreso", afirmó el parte oficial emitido desde el Ministerio de Cultura de Nación que preside Tristán Bauer. A partir de ese momento se esperaba que la norma fuera publicada en el Boletín Oficial ayer u hoy mismo, pero no sucedió.
La esperada reapertura sigue en suspenso. En el mapa de la actividad en la Ciudad, el Gobierno Porteño presentó el mismo lunes un protocolo que fue acordado con las entidades del circuito comercial, Aadet; el independiente, Artei y Escena, y el público, con gestiones a cargo de la dirección del Complejo Teatral de Buenos Aires. Es el que se espera que sea aprobado por Nación.
Mientras en el territorio de la política suceden estas cuestiones, ayer por la tarde Luis Brandoni y David di Napoli ensayaron en el Multiteatro Comafi El acompañamiento, la obra de Carlos Gorostiza que iban a estrenar días antes de que se estableciera la cuarentena. De salir mañana la habilitación de salas porteñas, Carlos Rottemberg, dueño del Multiteatro, está decidido a sacar a la venta entradas para la función de la noche. No está dispuesto a esperar ni un minuto. Claro, no podrá disponer las 417 butacas sino que solamente podrá poner a disposición 125 (solamente el 30 por ciento de la capacidad, así lo establece la norma acordada).
A pocas cuadras, en La Plaza, ayer tuvo su primer ensayo presencial el elenco de Después de nosotros, el espectáculo que protagonizan Julio Chavez y Alejandra Flechner. En ese caso todo indica que repondrán la obra escrita por el mismo actor junto a Camila Mansilla recién la semana próxima. A escasos 100 metros, el Teatro San Martín repondrá Happyland, el montaje que rescata pasajes de la vida de Isabel Perón en clave musical y paródica. La escenografía de esta puesta dirigida por Alfredo Arias quedó en estado mute desde el 11 de marzo. Recién el elenco compuesto por Alejandra Radano, Carlos Casella, Josefina Scaglione, Carlos Montes y María Merlino volvió a habitar ese espacio fantasmal cuando filmaron una versión para el ciclo Modo híbrido. Según afirmó Jorge Telerman a LA NACION el mismo lunes, Happyland se repondrá el sábado. Pero, detalle no menor, en estas horas el telón de las salas depende de un Boletín Oficial.
Más cercano al Obelisco, en el renovado teatro Broadway, Flavio Mendoza tiene todo listo para presentar Un estreno o un velorio, en el que compartirá escena junto a Carmen Barbieri, Georgina Barbarossa y Nicolás Scarpino. Como sucede con el resto de las salas solamente pondrá a la venta 450 butacas de las 1.500 que tiene el teatro. El bailarín, coreógrafo y productor fue el que impulsó un acto de protesta el mismo lunes, mientras el tema se debatía en el CCK, exigiendo un protocolo adecuado para la reapertura de las salas. En El Picadero la semana próxima se repondrá Nada del amor me produce envidia, el unipersonal de María Merlino sobre una costurera de barrio en tiempos de Libertad Lamarque y Eva Perón; Yo, Encarnación Ezcurra, con Lorena Vega dirigida por Andrés Bazallo; La suerte de la fea, con Luciana Dulitzky y dramaturgia de Mauricio Kartún; y Nanutria stand up. Por fuera del eje de la avenida Corrientes, en el barrio del Palermo Mauricio Dayub repondrá en el Chacarerean Teatre El equilibrista, otro premiado unipersonal que dirigió Cesar Brie. Por ahora son estos los títulos.
Hoy al mediodía Rottemberg se se reunió en el Multiteatro con el el jefe de Gabinete Felipe Miguel, el ministro de Cultura Enrique Avogadro y el legislador Roy Cortina para supervisar el protocolo de seguridad e higiene para los teatros. La letra chica de ese instructivo será vital para las salas independientes, las más golpeadas del sector en términos económicos. De hecho, para ajustar el sistema de ventilación que solicitan los especialistas en salud el costo de inversión para una sala comercial puede alcanzar los 200.000 pesos. O mucho más si la sala cuenta con viejos equipo de aire acondicionado que hay que ajustar para los tiempos que corren. Así sean salas comerciales o independientes, pocas serán las que se puedan sumar a esta temporada tan atípica que debería iniciarse en cuestión de horas o días.
Cómo ser espectador de la nueva normalidad teatral
Los usos y costumbre cambiaron radicalmente desde aquel fin de semana de marzo antes que comenzara la cuarentena. Ahora, según sugiere la norma, al ingresar al espacio el espectador deberá mostrar al personal de sala la declaración jurada de salud vigente (mediante formulario online, App CuidAR o sistema equivalente). No se permitirá el ingreso de ningún asistente que tenga una temperatura igual o superior a 37,5 grados. Los asistentes se comprometerán a no concurrir al teatro en caso de sospecha y/o diagnóstico de Covid-19 o contacto con alguna persona con un resultado confirmado y cumplir las medias de control y prevención dispuestas en las instalaciones.
Durante la espera como durante el espectáculo es obligatorio el uso de tapabocas/barbijo en forma permanente. Tanto durante el ingreso como en la salida debe respetarse el distanciamiento social de 2 metros. El protocolo sugiere que el ingreso a la sala se haga en grupos según la ubicación de la butaca (similar al abordaje de un avión). Para evitar aglomeraciones en la vereda o en el hall se sugiere establecer horarios de ingreso según la ubicación para evitar aglomeraciones. Para aquel que llegue tarde deberá haber espacios asignados especialmente. Se solicita que antes de iniciar el espectáculo se comunique al público las principales pautas de prevención e higiene. También se recomienda que el programa de mano se lo distribuya de manera digital para evitar la manipulación de papel.
Ya durante el espectáculo, con butacas a metro y medio de distancia, queda establecido que no se permitirá el desplazamiento de público excepto para el uso de los baños, a fin de garantizar que la misma tenga corredores de sentido único.
"Es como con los prospectos de los medicamentos: si lo lees, no lo tomás", ironiza Carlos Rottemberg. En estos días, la nueva normalidad empezará a desplegar sus formas. El rito de ir al teatro se pondrá a prueba a la espera de reacciones e inevitables ajustes. Será un desafío para los que están en el escenario, para los trabajadores de las salas, para los gestores y para el mismo público. Hay sí una coincidencia: la necesidad de volver a reactivar la maquinaria por más que, bajo estas medidas, no haya rendimiento económico en las boleterías. Todo parece tener el valor de lo simbólico, pero es la manera de pensar al teatro y la música en salas a futuro.
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