¿Telón abierto o telón cerrado?... esa es la cuestión del teatro hoy
A lo largo de estos últimos meses, siguiendo un calendario cambiante definido por el avance de la pandemia, se fueron alternando debates epidemiológicos, políticos, sociológicos económicos y mediáticos sobre los protocolos de reaperturapara distintos sectores (aviones, clases, gimnasios, shoppings, restaurantes y sigue la lista). En esta semana, tal vez por primera vez en estos siete meses, ocupó ese lugar la reapertura de las salas teatrales así como la reactivación de la producción escénica en su conjunto.
No estaba planificado, pero cuando el lunes el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, anunció que habrá temporada de verano pero que no habrá actividades de entretenimiento en espacios cerrados (los teatros, entre ellos) se instaló el tema en los medios. Ese mismo lunes, Artei, la entidad que nuclea a 110 salas alternativas porteñas, había emitido una carta al Jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, en la que volvieron exponer la grave situación que atraviesa el circuito. En perspectiva, el anuncio de Kiciloff parece haber sido un movimiento apresurado. Su postura fue un duro golpe para los empresarios teatrales y así lo hicieron saber. El productor Lino Patalano dijo a LA NACION: "sentí una puñalada en el medio del corazón". Claro que tres días después el ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica bonaerense, Augusto Costa, y el viceministro de Salud provincial, Nicolás Kreplak, se reunieron con representantes de Aadet, la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales, y dieron marcha atrás con una aclaración clave y acordaron que las actividades teatrales y de espectáculos se desarrollen en espacios al aire libre o bien en salas o espacios tradicionales que puedan cumplir con condiciones de ventilación adecuadas, bajo estrictos protocolos, aforos reducidos y distanciamiento social. Eso sí, con una aclaración: todo dependerá de "las condiciones epidemiológicas puntuales de cada uno de los centros turísticos". Augusto Costa, entre sus múltiples tareas, es el encargado de Cultura de la provincia. Entre la pasada gestión y la actual, Cultura perdió rango ministerial. Tal vez la pérdida de jerarquía dentro del Ejecutivo provincial ayude a entender las diferencias entre el anuncio del lunes al del jueves así como expresa la voluntad al diálogo.
En medio de estos anuncios la demanda del sector fue copando las redes sociales con una pieza que reclamaba la reapertura. No fue algo previsto, organizado, articulado, estratégico. Fue, si se quiere, por acumulación. El director y dramaturgo José María Muscari compartía con LA NACION las preguntas que lo asaltaban cuando se conoció la noticia sobre la Costa. "Entro en la contradicción de preguntarme por qué la gente puede entrar a una iglesia con protocolo, pero no a un teatro, por qué puede ir a un shopping con protocolo, pero no a un teatro; por qué la gente puede viajar en un avión o un micro de larga distancia estando en un lugar cerrado, y no adentro de un teatro. Todas esas dudas me asaltan, tocan mi sentido común y me llevan a pensar que la actividad teatral y el mundo del entretenimiento, aún con protocolo, no es una prioridad para la gente que toma decisiones. Lo cual me parece que es un error. Es un momento de olvidarnos del concepto de lo que es considerado o no esencial y empecemos a pensar en lo necesario", reconocía un conocedor de la temporada marplatense y quien se las ingenió para reconvertir a Sex, viví tu experiencia al formato del streaming.
Simultáneamente, los diferentes actores de la escena alternativa viralizaron la carta abierta escrita por el dramaturgo, actor y director Javier Daulte. "El Estado debe declarar esencial la praxis presencial del arte porque es el único alimento que satisface una suerte de hambre que de otro modo no se saciará más que con violencia (entendiendo el consumismo como una de las formas de la violencia). La cultura es algo vivo y móvil. Es un ejercicio. Y ese ejercicio más que un derecho es una obligación que debe ser estimulada", escribió en una suerte de proclama que culmina de este modo: "Todos sabemos que se establecen y se seguirán estableciendo protocolos para el funcionamiento de muchas actividades, también para las manifestaciones artísticas. No lo niego ni lo ignoro. Los distintos ministerios (a nivel ciudadano, regional, provincial y nacional) no tienen más remedio que dar la cara y tratar de encontrarle una vuelta al asunto". Mientras tanto, la escena alternativa de Mar del Plata, la capital del teatro del verano, el miércoles realizó una reapertura simbólica de sus salas como señal de protesta.
"Lo que escribió Javier Daulte es muy atinado -opina el actor y director Luciano Cáceres-. Siempre pienso que los actores somos una fuerza muy pequeña. Si nos detenemos parece que no pasa nada. Pero el teatro es un lugar de encuentro que no podemos perder. si lo perdemos no sabría luego cómo recuperarlo. Yo ahora vengo de filmar una película en Roma, allí se estaban haciendo teatro según estrictos protocolos. A los días de llegar cambiaron el horario de función más para la tarde por la nueva ola de contagios, pero no se cerraron las salas. Hay que buscar alternativas siempre según medidas sanitarias. De otro modo el teatro pasará a ser una actividad clandestina". El año pasado Cáceres hizo temporada en Mar del Plata con Desnudos, pero ya es un visitante frecuente de los teatros de esa ciudad (como director realizó varios montajes en el Auditorium). Este año tenía programado una serie de trabajos y hasta estaba entusiasmado con dirigir una obra experimental en el Margarita Xirgu. Como al resto, la pandemia le cambió radicalmente los planes. Desnudos es uno de los títulos previstos a presentar en Carlos Paz, la otra gran plaza del teatro de verano, cuyas autoridades mantienen firme la decisión de subir los telones. Aunque, claro, como sucede en estos tiempos: la última palabra la tiene el área de Salud de la provincia cordobesa. Bajo la lógica pandémica los titulares con afirmaciones rotundas sobre fechas concretas de reapertura no aplican.
El jueves, en esta especie de crónica sobre una semana plagada de marchas y contramarchas, luego de la reunión matinal entre los representante de Aadet y la Provincia, Augusto Costa –el ministro de Producción de quien depende Cultura– señaló: "Vamos a tener una temporada atípica y desde el Gobierno provincial y los municipios tenemos que pensar en alternativas creativas, que cuiden a los artistas, a los trabajadores y a los espectadores que asistan a los espectáculos". Que será atípica está fuera de debate. Este año ya es único y, como se observa en otras ciudades, la llamada nueva normalidad en el terreno de la actividad teatral está llena de idas y vueltas. Sucede en París, con toque de queda en estos momentos; o en Nueva York, en donde los teatros de Broadway seguirán cerrados hasta, por lo menos, mayo del año próximo.
Horas después de dicha reunión, en un jornada más que intensa, los representantes de Aadet junto a algunos miembros de Artei y Escena, entidades que congregan a las salas del teatro alternativo porteño, se reunieron con Jorge Telerman, director del Complejo Teatral; el ministro de Salud, Fernán Quirós y el ministro de Cultura Enrique Avogadro. Minutos después de ese cónclave Carlos Rottemberg, de Aadet, dijo a LA NACION: "No hubo una respuesta entonces por sí o por no, pero sí la voluntad expresa de intentar lo antes posible, aún incluso si fuera posible este mismo año, volver a recibir público en forma presencial". Por su parte, Sebastián Blutrach, dueño del teatro El Picadero y número dos del Teatro Nacional Cervantes, destacaba que lo importante de esa reunión fue, sin menospreciar las reuniones anteriores, la presencia de Quirós. Hizo eje en que se dejó de hablar de cuándo sería la apertura a pensar en cuestiones técnicas para llegar a ese momento sin fecha. Cabe preguntarse por qué recién ahora se produjo la primera reunión con un ministro clave en el debate.
Aadet fue la única entidad que emitió un comunicado en el cual señalan que a partir de la semana próxima se iniciarán relevamientos técnicos específicos en algunas salas socias de la entidad para evaluar la situación. Parámetros como la cantidad de metros cuadrados de cada sala como la ventilación de esos espacios son aspectos claves. En ese punto, al parecer, se generarían diferencias entre los grandes teatros (mayoritariamente ligados a la escena comercial) con los más pequeños (vinculados a la escena alternativa). Por lo pronto, Aadet ya ofreció a los artistas de la escena independiente de Mar del Plata compartir sus salas. Lino Patalano no descartó que se formen elencos mixtos entre intérpretes marplatenses y porteños. El camino hacia la llamada nueva normalidad parece tener muchos vericuetos.
Liliana Weimer es la presidenta de Artei y dueña del Abasto Social Club. Consultada por LA NACION hace su lectura de este territorio de conflicto que desató la pandemia y que expone también situaciones y demandas históricas. "Es la primera vez que nos juntamos con el ministro Quirós y eso es importante, pero no hubo definiciones. Lo fundamental será la evaluación de las condiciones de las salas. Yo creo que la grieta no será solamente entre salas grandes y pequeñas sino también en lo que hace a la ventilación natural o mecánica de las salas, punto que expuso el Ministro de Salud. Se habla de teatro al aire libre, pero eso no es una opción posible para todas las propuestas artísticas. Personalmente siento que se abre un proceso largo y complejo en medio de esta situación desgastante. Y claramente no habrá una postura unificada cuando alguien se juegue a decir 'pueden abrir'". La ventilación mecánica o natural parece ser un punto crucial que deje en situación de debilidad a muchas salas del sector independiente montadas en antiguas casonas de barrio.
Nito Artaza, en su rol de artista, productor y dueño de sala, es un claro exponente de la escena comercial quien apostó fuertemente por la modalidad de "autoteatro" que actualmente presenta en La Rural. Hace su propia lectura parado en otro sector de la actividad escénica. "Primero hay que hacer prevalecer la salud; y, segundo, debemos hacer un plan integral para el sector que debe tener ayuda pública y privada. Hay que generar empleo a los artistas, pero tenemos que ser responsables. No salir a decir 'abran' y que luego tengamos que suspender la temporada porque hubo un contagio. El anuncio del lunes fue importante porque afirmó que va a ver temporada de verano, algo fundamental para la economía del país, para los que vivimos del teatro y del turismo. Los que hacemos teatro sabemos que no será igual, entonces habrá que usar los ámbitos que sí están permitidos: al aire libre o con el público en sus autos. ¿Quién dice que no es arte hacer teatro en un auto? Ese prejuicio hay que sacarlo".
En medio de una semana agitada para el sector, el viernes hubo nuevas reuniones en la Provincia y el sector teatral mientras que la Ciudad habilitó a los trabajadores de la danza, el teatro, el circo y las murgas a poder retomar el dictado de clases y prácticas presenciales al aire libre cumpliendo un protocolo sanitario. Al debate sobre las habilitaciones y sus protocolos se sumó a un nuevo actor invisible: la ventilación. Hay algo claro en todo esto: la temporada de verano será atípica. Más que eso: única.
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