Jorge Telerman: "La vida es posible sin teatro, pero sería una vida fea, que nos degrada"
El hall del Teatro San Martín tiene algo de set televisivo. En donde había música, danza, teatro... hay cámaras. Todo un signo de estos tiempos. "Espero que esta pesadilla pase pronto para poder pensar en muchas otras cosas", suelta al final de la charla con LA NACION Jorge Telerman, director del Complejo Teatral de Buenos Aires. Imagina la programación de 2021 con un ojo puesto en los aspectos sanitarios y en la dura realidad económica. Un verdadero campo minado que atraviesa a todo el sector teatral y, más duramente, al sector independiente. "Es un año imposible de comparar con otro -dice a modo balance-. Aún cuando no sabíamos cuánto iba a durar todo esto desde el primer día nos pusimos a trabajar en formatos audiovisuales, una de las acciones que deberían persistir en el tiempo. Habría que reconocer que el aislamiento fue un acelerador de situaciones y una institución como la nuestra no había incluido de forma más enérgica en este tipo de lenguajes".
-La pandemia se encargó de desnudar falencias y, como alguna vez lo charlamos en otra nota, durante la dictadura y en tiempos de la primavera democrática el Teatro San Martín grabó para la televisión abierta diversos obras de teatro, danza y títeres. En perspectiva histórica queda claro que eso no se profundizó. La cuarentena se encargó de señalar esa carencia.
-Esas acciones a las que te referís fueron hechos muy puntuales en los 60 años de vida del San Martín. Nosotros ahora creamos el ciclo Modo híbrido que, de no continuarlo, quedarían también como otro episodio suelto. Pero más allá de una acción u otra lo cierto es que, aunque defiendo siempre su singularidad del vivo, las artes escénicas se pueden complementar con lo audiovisual.
-¿Qué otras lecciones dejó la pandemia?
-A nivel existencial impuso muchas reflexiones no necesariamente para hacer un mundo mejor, como se pensó inicialmente; pero sí para recordarnos que podemos hacer un mundo mejor. También me refiero puntualmente al lugar del arte y la cultura en la organización de la comunidad que debería extenderse a todas nuestras prácticas y no solamente referirse a la producción, circulación y consumo de bienes culturales. En este plano la pandemia nos dejó en demostración concreta de cuánto necesitamos y ansiamos a este tipo de expresiones que nos permiten reflexionar sobre nuestras vidas, algo que fue muy buscado al inicio del confinamiento como no así aquello que podrían ubicarse en el casillero del entretenimiento. Eso vino a verificar algo que, en esta época que se habla tanto de actividades esenciales, lo innato, lo necesario que son este tipo de expresiones.
-Sin embargo, en este tiempo el sector escénico señaló con fuerza en varias oportunidades que los gobiernos no consideraron a la actividad escénica como algo esencial.
-Cuando decimos esencial solemos referirnos a aquello que no puede dejar de suceder, de existir. Sin duda la vida es posible sin teatro, pero sería una vida fea, que nos degrada, que nos impide crecer en términos individuales como colectivamente. Y ahora, en tiempos de mayor escasez en la cual todos tenemos que ver de qué manera hacemos más con menos, queda claro que en ningún caso no es solución ni es posible que los seres humanos dejemos de tener contacto con el consumo de arte.
-Apenas hubo protocolo en la ciudad para actividades en salas cerradas ustedes repusieron Happyland, en la Casacuberta. Fue la primera sala pública que volvió a abrir. Ahora bien, esa expresión de hacer más con menos, que también puede tener una lectura presupuestaria, ¿es la razón por la cual no se haya estrenado ¡Recital olímpico! que estaba previsto iniciar su temporada en el Teatro Sarmiento el mismo fin de semana que se decretó la cuarentena?
-No. En estos días tenemos visitas con los especialistas para las habilitaciones de los teatros Sarmiento, Regio y De la Ribera, que tienen sistemas de ventilación viejos. Pudimos reabrir la sala Casacuberta por las reformas que se hicieron, que nos permiten contar con los sistemas más modernos existentes. Casi por cábala habíamos dejado las escenografías y las puestas de luces de Happyland, Siglo de oro trans y de ¡Recital olímpico! a la espera de volver a abrir las salas.
-Eso permitiría imaginar que, en un mediano plazo, Siglo de oro trans comenzaría su temporada en el Regio, después de su estreno en el Teatro de la Ribera, y que ¡Recital olímpico! se estrenará en el Sarmiento?
-La temporada comenzará en el FIBA, que ahora se pasó a fines de febrero, con esos dos títulos. Luego, como ya lo dijimos, vamos a estrenar lo previsto para este año la temporada próxima en la medida que los elencos estén disponibles. Afortunadamente podríamos hacerlo casi como estaba previsto.
-Como el caso de Cecilia Roth, del elenco de Bodas de sangre, que, aparentemente, ya tendría otros compromisos.
-Tenemos que ver las fechas… Ahora estamos pendientes de las habilitaciones en las otras salas, pero abriremos en el FIBA. Era fundamental ser pioneros en la vuelta a la actividad y lo logamos entendiendo siempre las cuestiones sanitarias. El protocolo es muy estricto y el teatro público debía estar en la línea de largada
-Pensando en la temporada 2021 hay que sumar el anuncio que hiciste junto al ministro de Cultura Enrique Avogadro referido a la coproducción de espectáculos de la escena alternativaque, en algún momento, también pasarían por las salas del CTBA en una acción que remite a cuando Eduardo Rovner fue director del Teatro San Martín.
-Ese día anunciamos el ciclo Modo híbrido y esa convocatoria; ambas están en ejecución. De la primera estamos muy contentos ya que fue una propuesta innovadora para las prácticas del Complejo en la que cada uno de los directores y directoras programados para este año hiciera una pieza audiovisual que evocara al montaje. El resultado de ese trabajo se lo puede ver en la página Vivamos cultura.
-Página que tiene sus dificultades para entrar...
-Tiene una tecnología nueva de alta calidad que hace que, a veces, se haga difícil si uno no tiene un buen dispositivo o una buena conexión.
-Pero siendo un teatro público debería pensarse en la totalidad, pensar que en varias regiones del país las conexiones son muy deficitarias.
-Por eso también lo estamos pasando por nuestra página, que es muy bella y digna, pero menos desarrollada en términos tecnológicos. En la nueva página los materiales quedan subidos y como son encriptadas, a diferencia de lo que pasó al principio, muchos artistas manifestaron sus preocupación de subir materiales que permite que un usuario lo baje y se lo quede.
-Como sucedió con Campo minado, de Lola Arias...
-Y con otros.
-También criticas por la falta de remuneración de los elencos cuando se subieron obras del archivo histórico...
-Nosotros estamos pagando todo, lo hemos hecho por una cuestión de solidaridad frente a la situación que atraviesa el sector. Por eso pedimos fondos que los distribuimos entre los elencos y los equipos creativos.
-Uno podría pensar que son los fondos que le pertenecen al Complejo Teatral.
-Los fondos, después de la Ley de Emergencia, se pusieron a disposición del Gobierno para ser destinados a la pandemia.
-Quedó en el tintero lo de la convocatoria a producciones de la escena alternativa...
-Es cierto, eso que anunciamos hace poco y que contamos con la ayuda del Banco Ciudad tenemos la intención que sea algo permanente. Se selecciona integralmente a un proyecto y a la sala alternativa en la que se presentará. El tratamiento que le daremos a cada uno de los proyectos será igual al que le damos a los que producimos para nuestras salas.
-En el marco de la disputa con el Gobierno nacional por el tema de la coparticipación, ¿ya saben la cifra del presupuesto del Complejo Teatral para 2021? Al parecer se habla de una actualización por debajo de la inflación
-Aún no tenemos los techos y nos enfrentamos a la injusta medida que ha tomado el Gobierno nacional que afecta al presupuesto de la Ciudad. Una vez que esté clara la dimensión de la pérdida, el presupuesto se deberá ajustar. El del Complejo, dentro del global, es ínfimo; pero ante circunstancias como las actuales afecta a todos. Sin embargo, más allá de eso, estamos frente a una situación económica compleja, pero cuando uno gestiona lo público sabe que se tiene que enfrentar a situaciones cambiantes. Como ministro, en su tiempo como secretario de Cultura de la Ciudad, me tocó lidiar con la otra gran crisis de 2001, como he podido gestionar en momentos más acomodados. Sea cual sea la circunstancia nunca el Complejo seguirá teniendo mucha actividad a sabiendas que estamos ante una situación sanitaria que no nos permite el despliegue total de las actividades.
-Sin embargo, pensás para 2021 todo lo que quedó en stand by de este año en el que solamente hubo un estreno; y a eso hay que sumarle las coproducciones y la puesta a punto del cine/teatro El Plata, de Mataderos, que pasará a formar parte del Complejo.
-Tu próxima pregunta será entonces si estoy delirando (se ríe). Voy a empezar a manguear plata a todo el mundo. Vamos a trabajar muy fuertemente con esponsoreos, membresías... Es mi responsabilidad como gestor del Complejo ayudar a encontrar facilitadores. En relación con El Plata está todo encaminado para que un empresario privado nos ayude mucho en la instalación de las butacas mientras la obra civil sigue avanzando.
-Del Teatro Alvear, cerrado por obras de infraestructura desde el 24 de mayo de 2014, ni preguntamos, ¿no?
-Las grandes obras hay que ver cuándo continúan, eso depende del plan general del Gobierno.
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