Teatro San Martín: los ecos de la Guerra por las Malvinas empañados por un robo en la sala
Se repuso Campo minado, la potente creación de Lola Arias, que tuvo que sobreponerse a un hurto que se produjo en la sala a dos días de su tercer temporada en Buenos Aires; ahí mismo hay una instalación inmersiva, Manto de neblinas; una muestra fotográfica y un ciclo de cine.
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Anoche, el Teatro San Martín abrió una programación que evoca, revisita, reflexiona sobre los ecos del conflicto bélico en Malvinas del cual se está por cumplirse 40 años. Entre la serie de actividades previstas, se repuso Campo minado, esa potente creación de Lola Arias estrenada ya hace 6 años en la que comparten escena exsoldados de las fuerzas británicas y argentinas que se enfrenaron en las islas. Ayer, se acercaron a la sala el ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro; el Jefe de Gabinete, Felipe Miguel; y Jorge Telerman, el nuevo director del Teatro Colón que hasta hace una semana era quien estaba al frente del Complejo Teatral de Buenos Aires, de quien depende el San Martín.
Esta vez, los funcionarios no fueron recibidos por el director general de la sala ya que, a más de una semana de haber tomando estado público los cambios en el sector de Cultura (Telerman reemplazó a María Victoria Alcaraz, en la dirección del Colón); al cierre de esta nota el Gobierno porteño no determinó quién será el nuevo director general y artístico del CTBA (”hay que desdramatizar los cambios”, insistió en reiteradas oportunidades Avogadro en un reciente reportaje en LA NACION).
Uno de los que estuvieron anoche en el San Martín fue Eduardo Eurnekián, el empresario argentino que en diversas oportunidades ayudó para la recuperación y mantenimiento del llamado cementerio de Darwin en donde están enterrados 92 soldados argentinos. Él y el resto del público que estuvo anoche en la sala emblema del Complejo Teatral, visitaron también Manto de neblinas, la instalación inmersiva creada por Gabriel Caputo y Natalia Uccello que se montó en el Hall Alfredo Alcón y que estará abierta al público hasta fines de mayo. En las próximas semanas, como parte de la programación, en la sala Leopoldo Lugones se ofrecerá el ciclo “Las islas, cuatro miradas”, compuesto por cuatro largometrajes recientes que reflexionan, desde diferentes ángulos, acerca de los hechos ocurridos en las islas del Atlántico Sur en 1982; y en la Fotogalería se una muestra de Juan Travnik que confrontará al espectador con la mirada de quienes combatieron y también con el terreno donde soldados argentinos perdieron sus vidas.
El campo minado de Campo minado
En lo que se refiere puntualmente a Campo minado, esta vez tiene un cambio en su elenco. En esta oportunidad, la tercera vez que este premiado espectáculo que se presenta en Buenos Aires, junto a David Jackson, Rubén Otero, Sukrim RAI, Gabriel Sagastume y Marcelo Vallejo no estará Lou Armour, quien por diversos motivos no puedo viajar a Buenos Aires. Resolver la situación del reemplazo, la primera vez que sucede en seis años, no fue para nada fácil. Finalmente, Tip Cullen se sumó a Campo minado recién hace tres semanas. Cullen es actor y también integrante de la Royal Marine. No formó parte del ejército británico en las islas (de hecho, es 10 años más joven que el resto de los veteranos).
Desde la perspectiva artística para una obra de carácter documental, su incorporación suma otra capa a esta propuesta cargada de niveles, de relatos cruzados de seres que se enfrentaron hace cuatro décadas. En escena, como en el programa de mano, la situación del reemplazo está aclarada. Resolver ese tema de producción y artístico fue otro campo minado. Pero no fue el único.
Los veteranos llegaron el 8 de este mes. Ese mismo día comenzaron a ensayar en el octavo piso. Dos días después, mientras se producían los cambios de dirección del Complejo con la inevitable incertidumbre que genera en el personal de la sala, todo el equipo se trasladó a la sala Martín Coronado, en donde realizan funciones de jueves a domingo hasta mediados de abril. El domingo tuvieron la primera pasada con técnica para la cual usan una computadora propia (que ronda los 1800 euros). Desde esa computadora se operan los videos que se proyectan durante el montaje como parte del diseño de luz y sonido. Esa noche se guardó la máquina en el San Martín en el lugar indicado por a sala. Cuando volvieron el martes, según reconstruyen desde la producción de la obra, el candado había sido violentado. Faltaba la computadora de la compañía y la del subtítulo, que pertenece al Teatro. Otro campo minado.
Todo el trabajo artístico y técnico que se perdió, que había demandado más de una semana, lo tuvieron que resolver en un día y medio. Según cuentan, los trabajadores de la sala como los directivos se mostraron sorprendidos por lo sucedido y dieron señales de resolver el problema (se comprometieron en reponer la computadora de la producción robada). Claro que, el tema de fondo del que tendrá que hacerse cargo la nueva conducción del CTBA, es la seguridad de sus salas.
El robo en el Teatro San Martín enciende alarmas. Ante el pedido de LA NACION, desde la la conducción de la sala confirman que se le repondrá la computadora a la compañía y que se inició un sumario interior para investigar lo sucedido. Este hecho sucede después de que, en las últimas semanas, tomara estado público el robo hormiga de diversas piezas del Museo Nacional de Arte Decorativo, que depende del Gobierno nacional.
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