Los teatros porteños reabren hoy, entre la ilusión del encuentro con el público y la preocupación por el futuro
Desde hoy, viernes, mientras algunas salas de la escena comercial vuelven a levantar sus telones con figuras como Luis Brandoni, Flavio Mendoza y José María Muscari; el off enfrentará un duro invierno
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La pandemia mueve los hilos de las salas teatrales en el mundo (también en la Argentina, también en la ciudad de Buenos Aires). Aquí, el 16 de marzo del año pasado se decretó la suspensión de actividades teatrales. La pandemia sumergió al teatro porteño, el de mayor movimiento en todo el país, en su peor crisis estructural. Recién el 13 de noviembre, luego de 242 días, el público pudo volver a habitar los teatros. No todos: algunos espacios alternativos tuvieron que cerrar sus puertas definitivamente. Los que pudieron readaptarse a las nuevas normativas primero funcionaron con un aforo límite del 30 por ciento, con el tiempo, se pasó al 50. Pero el 16 del mes pasado, debido al aumento de contagios, se volvió a decretar el cierre del circuito. La (re) reapertura, determinada por un decreto firmado por el Gobierno nacional la noche del martes, implica que hoy, luego de 63 días sin actividad, el teatro vuelve a ponerse en marcha siempre preservando medidas sanitarias y con aforo limitado (el Gobierno porteño decretó un capacidad máxima del 30 por ciento el viernes pasado, el Gobierno nacional lo estipuló en un 50 por ciento el martes por la noche).
El retorno de la actividad teatral será, como todo en estos tiempos pandémicos, de forma gradual y siempre con un ojo puesto en la curva de casos. Así como la noche del 13 de noviembre los primeros espectáculos que salieron al ruedo fueron los que protagonizaron Luis Brandoni y Flavio Mendoza, en este volver a empezar sus nombres vuelven a ser protagonistas de esta otra etapa. El primero, junto a David di Nápoli, esta noche retoma las funciones de El acompañamiento, la obra de Carlos Gorostiza que se presenta en el Mutiteatro Comafi, una de las tantas salas de Carlos Rottemberg. El creador y productor Flavio Mendoza, esta vez no volverá al Broadway con Un estreno o un velorio sino con Tres empanadas, en la que comparte escenario con Florencia de la V y Juan Pablo Geretto.
“Para nuestra actividad es muy positivo el decreto porque nos permite poder volver a trabajar con el 50 por ciento de la capacidad de cada sala, lo cual hace sustentable a las producciones –comentaba a LA NACION Rottemberg, el dueño de tantas salas en el país y quien preside Aadet, la entidad que congrega a los dueños de salas y productores musicales y teatrales comerciales–. Y lo importante de esta ‘decisión administrativa’ es que deja abierta la posibilidad de ir aumentando el aforo en todo el país siempre atento a la curva del Covid”.
A esos dos títulos, hay que sumarles otros. En La Casona, esta noche retoma sus funciones La chica del sombrero rosa, con Zulma Faiad, María Rosa Fugazot, Adriana Salgueiro y Alberto Martín; el premiado espectáculo El equilibrista, con Mauricio Dayub, que se presenta en el Chacarerean Teatre; Gracias, María Elena, con Virginia Lago, en el Regina; Sex, el éxito de José María Muscari con Diego Ramos, Romina Richi y Germán Tripel, en otros, que se presenta en el Gorriti Art Center; y Las chicas de la culpa, en La Plaza, con Malena Guinzburg, Fernada Metilli y Natalia Carulias. Desde el sábado, en el Picadilly, se repone Radojka, con Patricia Palmer y Cecilia Dopazo; y, desde el domingo, en el Picadero, vuelve al ruedo El loco y la camisa, la obra de Nelson Valente. En la terraza se presentarán al mediodía, Marisol Otero y Esteban Morgado.
Para la semana próxima está previsto la nueva temporada de Brujas, uno de los éxitos de la cartelera antes de la última clausura y el estreno de Dos locas de remate, con Soledad Silveyra y Verónica Llinás bajo la dirección de Manuel González Gil. Como en un historia que se viene replicando desde marzo del año pasado, el espectáculo estuvo a días de estrenarse y recién se podrá dar el gusto de toparse con el público el viernes de la semana próxima. Esos mismos días, en la sala Caras y Caretas, se repondrá Othelo, una versión del clásico de William Shakespeare dirigida por Gabriel Chamé Buendía, y Terrenal, la clásica y exitosa puesta de Mauricio Kartun. En julio, el coreógrafo y director Ricky Pashkus estrenará La fiesta de los chicos, en el Astral y repondrá en la misma sala el mítico musical A chorus line. Todavía sin fechas definidas, se espera el retorno de Casi normales como la reposición de Desnudos, que estaba por volver a presentarse cuando se dictaminó el último cierre de actividades. Con el correr de los días, se irán sumando otros títulos.
Frente a estos movimientos de la escena comercial, el circuito público también vuelve, de a poco, a acomodarse a esta nueva situación. Por lo pronto, el sábado, en Teatro San Martín, que depende del Gobierno porteño, se presentará El gran circo criollo, el emblemático trabajo del Grupo de Titiriteros; y para la semana siguiente, en otras salas del Complejo Teatral, regresará ¡Recital olímpico! y se producirá el estreno de Tu amor es un refugio, de Cristian Drut (otro caso de un espectáculo que tuvo entrar en modo recalculando porque la restricción de las actividades le imposibilitó debutar). En lo que hace al San Martín surge una particularidad: desde el lunes 7 de este mes su hall se transformó en un vacunatorio. Por lo cual, en la mayor usina escénica pública del país sólo se podrán hacer funciones los sábados y domingos. Mientras tanto, el Teatro Cervantes, que depende del Gobierno nacional, según información oficial, no tendrá actividad hasta, se supone, la primera semana de julio.
La otra cara de la misma moneda
Mientras algunas salas ligadas al circuito de la avenida Corrientes ultiman detalles para esta segunda reapertura, la situación en el circuito alternativo es distinta (siempre lo ha sido, aun antes de la llegada del Covid-19; y lo sigue siendo en estos tiempos de una situación verdaderamente inédita). Artei es una de las dos asociaciones que reúne a las dueños y gestores del circuito independiente porteño. La última asamblea que tuvieron para analizar la situación fue el martes. De los 87 representantes de las 110 de Artei que se vieron las caras por Zoom lo protagónico fue la sensación de desconcierto, de preguntas sin respuestas.
“Es que estamos cansando, angustiados. Diría que en la reunión del otro día nadie estaba alegre por abrir. Lo que primó fueron las preguntas sobre cómo seguir, cómo cuidarnos. Se viene el frío y esto no se va a poner mejor”, reconoce Valentina Fernández de Rosa, la presidenta de Artei que fue elegida para su cargo el mismo día que Carlos Rottemberg fue electo para presidir Aadet. Valentina es, a la vez la gestora de la sala El Excéntrico de la 18, teatro histórico del sector. Como responsable de la sala, decide esperar, no reabrir. “Es que en medio de todo esto hay personas, hay actores en el escenario, hay gente de sala, público con temor como para poder celebrar esta nueva reapertura. A algunas salas de Artei les puede servir, pero no a la mayoría. En lo personal, tengo más miedos que alegrías aunque sí celebramos a todo aquel del circuito que sea, que puede volver a poner en marcha a la actividad”.
Consultada sobre la relación que Artei mantiene con Cultura Nación como con Cultura de la Ciudad, aporta su experiencia. “No hemos logrado que el ministro Tristán Bauer nos reciba. Lo que no quiere decir que el Ministerio de Cultura como tal no esté presente: hemos tenido reuniones con el Instituto Nacional del Teatro como con otros representantes de Cultura. O sea, hay escucha con Nación, se han articulado respuestas, ayudas concretas, hay trabajo aunque no hayamos podido encontrarnos con el ministro. En Ciudad tuvimos reuniones con Enrique Avogadro. Tenemos un ministro que conoce al circuito, que es un amante del teatro independiente, pero nos encontramos sin respuestas para esta emergencia, sin posibilidades de generar una ayuda extra para los teatros del sector”.
En lo que hace al circuito alternativo, por ahora son pocas las salas que volverán a abrir sus puertas. Desde el jueves próximo, en El Tinglado, se presentará 30 aniversario, una comedia dramática dirigida por Marcelo Serre. La mayoría de las salas del sector están evaluando la situación. “Con Aadet como con Escena (la otra entidad que nuclea a gestores de la escena alternativa) tenemos un diálogo muy fluido. Entre la comunidad teatral hay una convivencia armónica más allá de las lógicas diferencias. Trabajamos en frentes en común y nos hacemos el aguante”, reconoce Valentina Fernández de Rosa. Por su parte, Carlos Rottemberg, en modo honestidad brutal, dijo esta semana en un reportaje radial: “A los artistas y trabajadores del espectáculo ni la selfie ni la nota periodística ni la crítica ni el aplauso les permite pagar la cuenta del supermercado. Volver a empezar es un primer paso para dejar de ser una actividad clausurada”.
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