Teatro en la era del Covid: cuál es el plan piloto que promueve la ciudad de Berlín

En el mes de mayo del año pasado, ante el avance del coronavirus en Alemania, la platea de la mítica sala berlinesa Berliner Ensemble fue rediseñada alternando dos asientos entre las butacas con una fila de distancia de adelante hacia atrás. Fue una de las primeras imágenes del distanciamiento social aplicada a la arquitectura teatral. Esa foto sobre la normalidad en territorio de la ficción en la sala fundada por el poeta y dramaturgo Bertolt Brecht y su mujer, la actriz Helene Weigel, dio vuelta al mundo. Desde el 13 de noviembre del año pasado, aquella otra realidad empezó a ponerse en practica en las salas argentinas.

Meses después, en agosto, tuvo lugar el proyecto Restart-19. Aquella vez se realizó un recital a cargo del cantante y compositor alemán de soul-pop Tim Bendzko pensado milimétricamente por especialistas de la Universidad de Halle, Alemania, con el propósito de estudiar la transmisión del coronavirus en un espacio cerrado. Los especialistas reconocieron que el uso de mascarillas y un aforo limitado eran parámetros importantes a tener en cuenta, pero que la ventilación de estos lugares era el ingrediente más importante para reducir el riesgo de propagación del coronavirus en eventos públicos en sitios cerrados.

En los tiempos actuales, Alemania, como el resto del mundo, enfrenta una nueva ola de contagio. En este marco, la capital alemana dio inicio a un plan piloto creado por el gobierno que abarca a las salas Berliner Ensemble, la Filarmónica de Berlín, la Konzerthaus Berlin, la Berlin Clubcommission, la Volksbühne Berlin, la Staatsoper Unter den Linden así como la Deutsche Oper Berlin. Comenzó el viernes, en el Berliner, con la puesta en escena de Panikherz, dirigida por Oliver Reese, basada en la novela autobiográfica de Benjamin von Stuckrad-Barre sobre el abuso de drogas. Para participar en el proyecto, los espectadores pueden adquirir una entrada personalizada con antelación a un precio unitario de 20 euros. Una vez adentro de la sala solamente entran 350 espectadores distribuidos como una extraña pieza de ajedrez siguiendo los protocolos sanitarios que ya habían sido implementados hace tiempo. Pero este vez, bajo estos plan piloto que se está implementando por estos días en Berlín, hay un “detalle”: no más de 12 horas antes de que se levante el telón el público debe hacerse un test de PCR que es gratuito. Este nuevo protocolo especifica que la obligación de realizarse la prueba se aplica a todos, incluidos los que ya han sido vacunados; y que solamente se reconocen los resultados negativos de las pruebas de un los centro de pruebas participantes del plan.

Antes de que comenzara la función Oliver Reese, director de la sala, dijo al público: “La gente anhela la cultura. Y ustedes aquí, esta noche, son la mejor prueba de esto, ya que fueron los que compraron un boleto en los primeros cuatro minutos; todo se agotó después de eso”. Después de la función subió al escenario el autor de la obra. “Es gracioso que eligieran una historia sobre la destrucción de la salud para la ocasión”, bromeó Benjamin von Stuckrad-Barre sobre su pieza que habla de la adicción a las drogas.

La corta serie de espectáculos programados como parte de este plan piloto respaldado por el senador de cultura de Berlín, Klaus Lederer, tiene como objetivo probar si los organizadores pueden realizar eventos culturales de manera segura, incluso si llegara aumentar la cifras de infectados. Esta nueva iniciativa se da luego de la extensión anunciada el lunes a las restricciones que están vigentes desde octubre y que afectan a la actividad cultura de una ciudad caracterizada por su oferta artística.

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