Tardamos diez años en llegar al corazón: una familia que sale a flote gracias a los juegos ingeniosos que crean sus hijas
Es el debut de la directora y dramaturga Maga Rosu; con las actuaciones de Mariano Bassi, Maru Belli, Susana Giannone, Maia Lis y Paula Thieberger
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Obra: Tardamos diez años en llegar al corazón. Dramaturgia y dirección: Maga Rosu. Intérpretes: Mariano Bassi, Maru Belli, Susana Giannone, Maia Lis y Paula Thieberger. Escenografía: Agustín Justo Yoshimoto. Vestuario: Tus Pochas. Sonido: Gabo Rosujovsky. Iluminación: Gustavo Lista. Asistencia de dirección: Benicio Chendo. Sala: Nün Teatro Bar, Ramírez de Velasco 419. Funciones: miércoles, a las 21. Duración: 60 minutos. Nuestra opinión: buena.
La dramaturga y directora Maga Rosu inicia su camino teatral con una experiencia que comenzó a concebir en tiempos de pandemia y cuyos resultados recién pudo concretar en esta temporada. La historia que comenzó a imaginar en su momento era muy pequeña. Dos hermanas, Helena, casi adolescente y Juana, algo menor, deciden matar a Naná, un pez al que habían adoptado como mascota.
Al comienzo, los motivos de esa muerte resultan difíciles de comprender. La explicación es que Naná las miraba de una manera muy particular y que, de alguna manera, las obligaba a observarse a ellas mismas en el contexto familiar del que forman parte.
A medida que la acción de la pieza avanza, el espectador irá descubriendo el clima enrarecido de un hogar en el que, si bien los padres de ambas muchachas tratan de hacer lo posible para demostrar que entre ellos circula una normalidad aceptable, esto no es así. La soledad, la frustración, la tristeza, la incomodidad a la hora de sostener a una pareja, es un tema que genera un profundo conflicto.
En verdad serán las hijas quienes desde la más profunda ingenuidad irán tratando de que las relaciones entre los mayores comiencen a ordenarse. Y lo harán, en la mayoría de los casos, armando unos juegos ingeniosos que resultarán muy divertidos para el espectador pero, sobre todo, muy efectivos a la hora de develar que sus padres están atravesados por ciertos padecimientos. Estos hacen que esa familia esté dominada por cierta tristeza que no ayuda a las muchachitas a crecer de la manera en que deberían hacerlo.
Tardamos diez años en llegar al corazón es un drama realista que resulta muy atractivo porque aquí no son los padres quienes trazan el camino que deben seguir los niños a la hora de formarse sino que, por el contrario, las hijas resultan los seres indispensables para darle, a esa familia, la organicidad necesaria que les posibilite encontrar una manera de convivencia, sino perfecta, por lo menos, estable. Un ámbito donde la felicidad pueda construirse entre todos y, el día a día, no resulte un peso que deba construirse teniendo en cuenta las confusiones o los dolores que padecen los demás.
Maga Rosu construye un espectáculo dramáticamente potente, aunque es cierto que en su dramaturgia hay algunos tópicos que se repiten innecesariamente y esto hace que el espectador necesite que esa acción avance para lograr encontrar mayores decisiones en las cuestiones que hacen a la definición, sobre todo, de los personajes y sus circunstancias. Hay momentos en que las situaciones vuelven a reiterar problemáticas ya establecidas o que imposibilitan la progresión del drama. Pero aun así sigue provocando mucho interés el universo que van construyendo las dos hijas, pilares fundamentales de la historia. La inventiva de ellas, la manera en que desarrollan sus pensamientos y sus acciones y el despliegue actoral que realizan es verdaderamente atrapante.
El elenco es muy homogéneo. Maga Rosu logra dar forma a su propuesta de una manera muy integral en la que, sobre todo el sonido de Gabo Rosujovsky, va marcando unos tiempos sumamente significativos que posibilitan que esas criaturas que se exponen en escena también puedan resolver sus momentos de interpretación dentro de un esquema muy organizado y efectivo. Cada intérprete asume su rol con mucha convicción y esto hace que potencie el lugar de esas hijas que, contra viento y marea, desean salvar a su familia de ese aparente fracaso en el que están inmersas.
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