Luego de terminar su séptima gira por España, el dúo cómico salido del barrio porteño de Almagro festeja la décima temporada de su obra Inestable en el Teatro Picadero, una puesta hilarante donde los miedos cotidianos son protagonistas
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“¿Cómo se te ocurre llamarme por teléfono? ¡¿No ves que pienso que pasó algo?!”. El mundo está pasado de revoluciones; hay miedos de a montones. El alcohol en gel para mantener lejos el Covid-19 se volvió hábito; el repelente en todo el cuerpo para evitar el dengue, infaltable. Incorporar el protector solar hasta en invierno porque “el sol está fatal”, una obligación. Mantenerse atento a cada uno de los movimientos de los familiares —por chat— se convirtió en rutina. “Le tengo miedo a mi cabeza que piensa mucho, se pone trabas, se da manija, se tira abajo, se boicotea”. “Mis miedos me asustan mucho si los escucho”, cantan Andrés Caminos y Gadiel Sztryk, los responsables de Inestable, un delirio teatral que nació en el off porteño y que con humor y talento retrata, desde hace una década, la neurosis cotidiana del argentino promedio.
Inestable toma como eje las paranoias, fobias, obsesiones y ansiedades. Una puerta mal cerrada o la humedad en una pared son puntos de partida que conducen a pequeños padecimientos que terminan atrapándonos en nuestros propios temores y que los Sutottos transforman en puro humor. La obra, que estrenó en la Bienal Arte Joven 2015, logra reírse y hacer reír con las pequeñas tragedias cotidianas, los pensamientos rumiantes y el miedo a la muerte. En diálogo con LA NACION, Sutottos analiza el motor y los alcances del espectáculo que recorrió toda la Argentina, Uruguay, Bolivia y México y también, es suceso en España. Esta dupla creativa difícil de etiquetar viene con tres octógonos de advertencia: exceso de neurosis, exceso de miedos, exceso de humor.
—En Inestable la gente se ríe y también hace catarsis...
Gadiel Sztrik: —El teatro para nosotros siempre fue un espacio para crecer, probar y crear. Después se terminó transformando en placer y en trabajo al mismo tiempo. Empezamos haciendo números cortitos y después esos números se fueron transformando en espectáculos que se fueron complejizando y empezamos a actuar en lugares más grandes, la cosa empezó a crecer, empezamos a viajar...
Andrés Caminos: —Escribir, hacer música y actuar es lo que soy. Hacer teatro es la forma que encontramos para decir las cosas que que pensamos desde un lenguaje particular, que vamos encontrando a través de los años. Eso es un gran privilegio.
—En la obra los miedos salen afuera...
AC: —En general, uno intenta guardarse sus miedos. Lo cierto es que cuando están adentro y sin decirse, parecen más grandes, y cuando se dicen y se comparten hay un alivio. Incluso uno puede darse cuenta de que terminan siendo cosas que nos atraviesan a todos los seres humanos. Eso es la característica de nuestro espectáculo: hacer humor con las cosas que nos atraviesan, los cuestionamientos existenciales. Tener la posibilidad de reírnos de nuestros miedos.
GS: —Hoy, sobre todo si pensamos en lo que fue la pandemia, es muy lindo pensar que hay un lugar, el teatro, donde podemos juntarnos en un lugar a divertirnos y a reírnos. Te relajas y salís de una forma distinta a la que entraste.
—Tienen una poética y una impronta muy propia. ¿Cómo se definen?
AC: —Hacemos teatro y en general las comedias tratan temas profundos con humor, por lo menos eso intentamos. No es que es algo premeditado ni que fuimos calculando todo. Desde que nos empezamos a juntar, siendo adolescentes, tuvimos el fuerte deseo de hacer teatro para todo el mundo, algo que atraviese a a todas las edades. La idea es que pueda venir cualquier persona a compartir un momento en el teatro y que sea un lugar de reunión, de celebración y de fiesta. Me gusta entender la cultura como algo popular. Entonces, intentamos que el que venga se pueda conmover a través de la risa.
GS: —En nuestro trabajo hay mucha observación de la realidad. A nosotros nos divierte mucho reírnos de lo que padecemos y a la gente que viene también. Evidenciamos los miedos cotidianos de una forma totalmente cómica. Ver toda esa cantidad de miedos que están superpuestos es divertido.
Una década de miedos y risas
—Inestable se estrenó hace 10 años captando algo de los miedos de ese momento ¿Qué miedos tiene la sociedad ahora —pandemia de por medio— ¿Algo cambió?
AC: —Lo curioso es que sentimos que la sociedad se parece cada vez más a Inestable. A través del tiempo, sobre todo después la pandemia, lo que construimos como algo súper exagerado terminó siendo muy parecido a lo que estamos viviendo. Parece que fue futurología, por eso yo creo que cada vez el espectáculo funciona mejor. A través de los años se acercó a la realidad: la identificación genera más humor, sobre todo después de la pandemia.
GS: —¡Parece una obra escrita en la pandemia pero la escribimos hace 10 años! ¡Empezó siendo exagerado y capaz que dentro de otros 10 años termina siendo una obra realista! (risas). La gente se ríe de lo mal que están los personajes y de lo mal que estamos todos en realidad. Hay un doble juego. Uno escucha reírse al de al lado y ve a los actores pasarla bien y eso da una sensación de unidad.
AC: —En la vida cotidiana estamos todos pasados de rosca, de miedos, de información, de redes sociales y de neurosis. El mundo está pasado, pero de repente una persona que va al teatro sabe que se va a tomar una hora y se va a sentar en un lugar sin el celular, al lado de otra gente que no conoce a reírse de lo mismo. El teatro nos devuelve a un ritual de comunidad.
—La obra recorrió prácticamente toda España... ¿En todas las ciudades se viven los mismos miedos?
AC: —Es muy parecida la reacción en cualquier urbe de España a la que hay en Buenos Aires. Salvando las diferencias, en todas hay una gran neurosis urbana. Por ahí, cambiamos algunas palabras, algunas cosas puntuales pero todo funciona igual.
GS: —Hablamos de una temática muy universal a los seres humanos. Eso nos sorprendió porque es una obra que nació en Buenos Aires. Cuando pisamos España enseguida nos sentimos bien recibidos, allá hay una gran valoración de los actores argentinos.
—Tratan la salud mental desde el humor... ¿Qué comentarios tuvieron comentarios al respecto?
GS: —En una de las temporadas que hicimos vino una persona de una Escuela de Psicología, que empezó a traer gente. Conocemos un montón psicólogos que vienen a ver la obra. Incluso en España nos pidieron hacer una función para una escuela de psicólogos de Valencia.
—¿En quiénes se inspiraron para el show? ¿Toman los miedos de la gente cercana a ustedes?
AC: —Nos divierte exagerar el miedo que vemos a nuestro alrededor. Para armar el espectáculo hablamos con gente para que nos ayude a pensar, escuchamos conversaciones... Todo puede convertirse en material para la obra. Hay partes de Inestable que son diálogos o discursos que dice mi abuela. Todos son disparadores. Ella siempre que suena el teléfono piensa que pasó algo malo. Atiende y dice “¿Qué pasó?”. Hay una tía que chequea que la puerta esté bien cerrada 80 veces, todo ese tipo de obsesiones las tomamos. Hay muchas reacciones robadas de la realidad y amplificadas. Tenemos un amigo que dice que hay que sonreír todo el tiempo y que hay que estar siempre bien, eso también es un miedo: es negar la realidad.
GS: —Nosotros nos vemos reflejados en un montón de cosas. Somos los primeros en traer toda nuestra locura al espectáculo. La obra es una lupa de lo que vemos a nuestro alrededor y de lo que nos pasa. Muchas veces hay un regocijo en el dolor.
AC: —Después de la pandemia sobre todo quedamos muy adentro...muy encerrados incluso muy adentro del celular....todo eso agranda los temores, las fantasías y las paranoias. Nosotros compartimos esa tragedia y la hacemos risas. La risa es aliviadora. Si bien nosotros escribimos, actuamos y dirigimos la obra tenemos todo un equipo ajustando todo. También tenemos una escuela de actuación y dramaturgia, toda una estructura de trabajo grande que pudimos ir armando con los años.
— ¿Quiénes son sus referentes en el humor?
—Admiramos todo el movimiento teatral de Buenos Aires; nos da orgullo y es también parte de nuestra formación. Les Luthiers, sin dudas, es uno de los grandes referentes argentinos.
Inestable, de Sutottos, se presenta en el Teatro Picadero (Pje. Enrique S. Discépolo 1857, CABA) los sábados a las 18hs. Entradas a la venta en boletería del teatro o por plateanet.com
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