Streaming teatral en tiempos de pandemia: ¿del boom al agotamiento?
El domingo 20 de marzo comenzó la cuarentena. Entre otras tantas medidas extremas ese marco preventivo sanitario implicó el cierre de todos los teatros de todo país. Desde ese momento una de las reacciones más claras que apuntaron a preservar el vínculo entre la actividad escénica y su público fue esa especie de tsunami del streaming con obras de teatro de todo tipo, de danza, performances, circo y varieté disponibles en las pantallas.
Timbre 4fue la primera sala porteña en subir contenido a la Red. Jonathan Zak, uno de los productores del teatro de Boedo, recuerda que en aquel momento arrancaron con obras que llegaban a las 10.000 visualizaciones con títulos ganadores como La omisión de la familia Coleman, El Bululú o El viento en el violín. En estos tres meses llegaron a las 260.000 mil visualizaciones de las más de 70 obras que subieron a la página de las sala. Según entiende Zak, ese impulso inicial fue similar al de hacer pan de masa madre o ejercicios en el living pero, con el paso del tiempo, esa pulsión fue disminuyendo. Su impresión deja de ser tal cuando se accede a los números concretos: en las dos semanas de marzo tuvieron 139.000 visualizaciones, en las cuatro semanas de abril bajaron a 80.000, en mayo la curva el número se quedó en 30.000 y en junio apenas llegaron a 12.000. Lo mismo sucedió con la gorra virtual que también fue bajando a medida que pasaron los días.
Hay otras consideraciones para entender a esta curva: si al principio Timbre 4 picó en punta a lo largo de este trimestre se asomaron otros jugadores fuertes en lo que hace al streaming de obras producidas en la ciudad como lo son el Complejo Teatral de Buenos Aires, en la esfera de lo público; y el Paseo La Plaza, en el circuito de lo privado. A ellos hay que agregar las otras salas de la escena alternativa (El Extranjero, Espacio Callejón, Banfield Ensamble Teatro, Andamio 90, Espacio Sísmico, entre otros) que fueron subiendo a sus páginas obras que tenían en sus archivos o en los archivos de los mismos creadores que fueron programados en esos espacios.
El Paseo la Plaza fue una de las pocas salas porteñas de la escena comercial que apuntaron al streaming. "Comenzamos con un ciclo de teatro para adultos como una forma de diferenciarnos de otras propuestas. Quisimos armar una temporada de teatro online para adultos y no obras sueltas para que, de alguna manera, generar un suerte de hábito en esta etapa del aislamiento", cuenta Jon Goransky, uno de los productores de La Plaza y director artístico del Metropolitan Sura. Como pasó con la sala cuyo referente es Claudio Tolcachir, comenzaron con números que luego no se pudieron sostener con el tiempo. A mediados de abril la comedia Los vecinos de arriba tuvo 627.300 visualizaciones. Estimando un promedio de 1,7 espectadores por pantalla, eso los llevó a anunciar que ese fin de semana tuvieron más de un millón de espectadores. Paralelamente incentivaron un sistema de gorra virtual cuyo monto de lo recaudado estuvo destinado a la Cruz Roja Argentina. Ahí también se sintió el impacto. En las primeras tres horas que esa comedia que dirigió Javier Daulte estuvo disponible la recaudado por donación aumentó un 1.100 por ciento. "La temporada tuvo 9 obras en 8 fines de semana porque una vez hicimos trasnoche. Sumando esos nuevos títulos llegamos a los 2.800.000 espectadores", apunta Goransky con los números en mano. O sea que si en el primer fin de semana semana se llegó al número de 1.066.000 espectadores, en los siguientes el promedio apenas llegó casi a los 200.000. El segundo ciclo que organizó el Paseo La Plaza, dedicado a teatro para todos los públicos, se inició el mes pasado con números que van de los 12.000 a 20.000 espectadores por fin de semana cuya donaciones se reparten entre la Cruz Roja y Unicef. La nueva apuesta es el ciclo dedicado a las trasnoches para el público joven con una propuesta de Favio Posca, algo así como el padre fundacional de ese ciclo en la sala de la avenida Corrientes.
En el Complejo Teatral de Buenos Aires se repite lo que parece esa norma de estos tiempos tan poco normales. A fin de marzo subieron el primer título: Madre Coraje, según puesta de José María Muscari. En esa primera tanda de montajes en la Red Hamlet, protagonizada por Joaquín Furriel; y Campo minado, la propuesta de Lola Arias, fueron las obras con mayor porcentaje de visitas según el tiempo que estuvieron disponibles en la página del Complejo como en Cultura en Casa. En aquel momento, el promedio de visitas por título rondaba los 30.000. El 25 de mayo el Complejo lanzó su ciclo histórico con Copenhague, la puesta de Juan Carlos Gené. A partir de ese momento el promedio bajó a 25.000 vistas.
Más de las preferencias del público por tal cual cual obra la calidad técnica de los materiales que se están subiendo a las redes también es otro aspecto a tomar en cuenta para analizar el consumo escénicos en tiempos de streaming. En el ámbito de lo público como en el de la escena alternativa en general se están subiendo registros que fueron realizados con el fin de tener un registro de la puesta o para que circulara entre programadores, productores y curadores. Pero en tiempos pandémicos esos materiales que eran para pocos pasaron a ser público. Durante este trimestre Timbre 4 hizo un alianza con Teatrix, la plataforma paga que permite ver obras de teatro en alta definición. En ese caso la diferencia entre las 6 obras grabadas con más cámaras y otra calidad técnica con el resto marcó sus diferencias: la tasa de visualización subió un 15 por ciento y aumentó el 4 por ciento la recaudación en la gorra virtual.
De todos modos, eso no mueve la aguja en términos absolutos. El GAM es el centro escénico público más importante de Santiago de Chile. A diferencia de lo que sucede con organismos estatales locales que dependen del gobierno porteño o nacional, una de sus políticas de gestión es el análisis permanente de públicos. En una encuesta reciente que fue contestada por 2.113 personas refleja, entre otras cosas, que lo que más valoran los chilenos al momento de ver una obra de artes escénicas digital es la calidad de la propuesta (casi 78 por ciento) por sobre la gratuidad del contenido o la calidad de la reproducción, criterios que rondan el 57 por ciento. Por otra parte hay otros dos datos a tener en cuenta: el 90 por ciento declaró consumir contenidos digitales todos los días y el 78 por ciento dice haber aumentado esta práctica en tiempos de confinamiento. " La sensación que tengo es que se llega a un público ya fidelizado al que se está sumando uno nuevo. Pero claro, es un público que hoy dispone de tiempo. El coronavirus ha generado un tsunami del streaming", afirmaba Javier Ibacache, especialista chileno en audiencias y crítico escénico que supo dirigir el GAM en una nota publicada en La Nacion hace dos meses.
Los referentes de Timbre 4 como del Paseo La Plaza reconocen que el streaming les permitió a acercarse a otros públicos que por cuestiones económicas como territoriales, público de otras provincias como de otros países, que de otra manera no hubieran llegado. De hecho, la página Alternativa Teatral modificó su plataforma en lo que hace al valor de las entradas y hoy el precio de localidades, abonos o cursos también se refleja en dólares y euros. De lo transitado tanto Jonathan Zak, de Timbre, como Jon Goransky, del Paseo La Plaza, entienden que este aprendizaje que debe ser aprovechando para la postpandemia para abarcar a otro tipo de audiencia que no es presencial.
Ampliar la oferta a la búsqueda de otros públicos
En el marco por momento saturado de propuestas escénicas se le fueron sumando propuestas de audioguías, obras que se trasnsmiten por whatsapp u otras pensadas para la Red para transmitir en vivo. Timbre 4, como otras plataformas, también empezó a experimentar este último recurso. Es el caso de La noche devora a sus hijos, de Daniel Veronese."Hasta el momento logramos una muy buen repercusión y estamos con un nivel de venta similar a lo presencial", destaca Zak. Y este viernes, a las 21, por Plateanet irá La persona deprimida, el inquietante texto de David Foster Wallace interpretado por María Onetto con versión y dirección de Daniel Veronese, que formó parte de la programación de la sala de Boedo.
Las obras en vivo para ser proyectadas en la Red es indagado por otras plataformas independientes como como por aquellas que cuentan con mejores recursos. Esta última franja lo instrumenta aplicando el protocolo audiovisual ya aprobado que permite el uso de estudios de televisión. Como contrapartida, no hay un protocolo aprobado en el AMBA, sí en otras regiones, como para que los mismos teatros sean el lugar para grabar contenidos escénicos pensados para la Red. Lo cual ha generado algunas críticas. Hace unos días el director y dramaturgo Mariano Tenconi Blanco expuso su postura en las redes y las profundizó ante la Télam."Que a los programas televisivos de entretenimientos les hayan permitido seguir trabajando sin parar ni un solo día y a los demás no nos hayan permitido trabajar ni un solo día, refleja una enorme injusticia", apuntó quien este año estaba programado por el Complejo Teatral de Buenos Aires, "¿Por qué puede trabaja Marcelo Polino y no Rafael Spregelburd? ¿Por qué puede trabajar Marcela Tauro y no Lorena Vega?", se preguntó.
En el mapa de la escena pública el Teatro Nacional Cervantes lanzó, al poco tiempo de iniciada la cuarentena, la convocatoria Nuestro Teatro con la idea de generar contenidos escénicos pensados para la Red. El número final de obras recibidas fue de 1548 proyectos provenientes de todo el país, cifra que superó ampliamente lo esperado. A mediados de agosto se dará a conocer el listado de los montajes seleccionados. En un principio se filmarían en octubre y noviembre si es que para ese momento están aprobados los protocolos correspondientes. Paralelamente, el Complejo Teatral de Buenos Aires subirá este mes a su página En un mismo cielo, propuesta que dirige la coreógrafa Diana Theocharidis. En este caso, los 27 bailarines del Ballet Contemporáneo ensayan en sus casos una obra que está siendo filmada en ventanales, pasillos y livings de sus respectivos hogares.
En estos tres meses de cuarentena todo indicaría que la oferta escénica en la Red ha disminuido tomando como partida la base de datos de las salas consultadas (Timbre 4, La Plaza, Complejo Teatral, tres jugadores de peso en todo esto). Y como en el mapa de lo presencial, las preferencia del público son muy distintas. De tomar como referencias las consultas que se realizan en Alternativa Teatral, la página troncal en lo que hace al circuito alternativo que está en pleno proceso de reconversión, la semana pasada las dos obras que picaban en punta son dos propuesta absolutamente distintas que dan cuenta de esa variedad. Las más buscadas son Amor en cuarentena y Sex virtual. O sea, historias de desamor escritas por Santiago Loza con las voces de Dolores Fonzi, Jorge Marrale, Cecilia Roth, Leonardo Sbaraglia o Camila Sosa Villada que llegan al teléfono; y el nuevo juguete erótico de José María Muscari con Diego Ramos, Gloria Carrá y elenco; al que se accede por distintas plataformas de la Red. Pura diversidad en tiempos un tanto monocordes, de devorar contenidos en las pantallas hasta posibles síntomas de empachos. Signos de estos tiempos.
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