El dúo de humoristas se presenta a sala llena en el Paseo La Plaza, a través de monólogos con sello personal y cruce de estilos
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Inspirado en el Club de la Comedia norteamericano, el stand up comedy [o comedia de pie] lleva ya 20 años establecido en la cartelera porteña, cuando todavía había que explicar de qué iba el género, y con el tiempo se ha convertido en un verdadero semillero de grandes comediantes. Prueba de ello es el flamante show de Pablo Fábregas y Fernando Sanjiao, dos de los estandaperos más convocantes de Buenos Aires, que en sintonía con la mejor temporada teatral en la historia de la calle Corrientes, se presentan los viernes y sábados por la noche a sala llena en el Paseo La Plaza. Un show que se destaca por los monólogos con el sello personal de cada uno, el cruce de estilos, pero también por los pasos de comedia que comparten sobre el escenario.
Después de diez años trabajando juntos en diferentes espectáculos como Cachivache, Canchero, Pucha y Mucho, Fábregas y Sanjiao siguieron cada uno su propio camino en el humor, que ahora vuelve a juntarlos. Se paran sobre el escenario y dicen yo soy este, y me pasa esto, veo esto. Hablan desde lo cotidiano, sobre algo propio, con textos escritos por ellos mismos, y arrancan carcajadas a la platea.
“Con Fernando somos muy, muy amigos, nos conocemos desde hace como 20 años y, a la vez, tenemos formas de hacer comedia muy diferentes. Después de muchos años de trabajar juntos cada uno emprendió su camino, y hace nada, nuestros respectivos productores nos propusieron volver a juntarnos. El show es la suma de esos dos estilos, el complemento de esas dos formas de hacer comedia muy distintas”, señala Fábregas, padre de Benito, de 13 años, que además sigue en la radio junto a Sebastián Wainraich y Julieta Pink en Vuelta y media, por Urbana Play, mientras trabaja en la puesta en escena del nuevo espectáculo de Martín Bossi.
“Somos dos comediantes, dos universos que se van a representar arriba del escenario, que van a interactuar entre sí. En este caso fue mucho más sencillo porque conocemos nuestras mañas, nuestros problemitas, entonces sabíamos que íbamos a estar muy cómodos trabajando juntos. También está el universo del público, que de alguna manera sube al escenario con nosotros a partir de una encuesta que hacemos antes de comenzar el show, como un disparador para generar unos pequeños climas entre monólogo y monólogo”, señala por su parte Sanjiao, padre de Camilo de 10 y de Fidel de 4, también abocado a escribir los contenidos y disparadores para Las chicas de la culpa (Malena Guinzburg, Fernanda Metilli, Connie Ballarini y Natalia Carulias), y a dar clases de comedia.
–¿Cómo definirían el estilo de cada uno?
Fábregas: –A Fernando le envidio la precisión arriba del escenario. Busca en su material siempre el formato perfecto, y lo logra con holgura, es de lo mejor que tenemos en la Argentina. Es súper preciso, un comediante en el que pesa la palabra, la forma, el esquema de cómo va a decir las cosas, y es súper efectivo.
Sanjiao: –Bueno, Pablo también es de lo mejor que hay (risas). Obviamente, lo admiro, me hace reír mucho, tiene una energía muy fuerte, muy alta, es un tipo muy pensante, muy inteligente y es muy arriesgado arriba del escenario. Tiene cierta intolerancia que avasalla los temas de una manera muy interesante, con ese tono imperativo que lo hace muy atractivo y te atrapa. Creo que nos disfrutamos.
–Con el avance del feminismo y las cuestiones de género, ¿debe cuidarse más lo que se dice sobre el escenario?
Fábregas: –Antes que cuidarnos en lo que decimos, nos comimos un sopapo fuerte y estuvo bien. Tuvimos que tirarnos para atrás y rever todo. Empezamos a ver textos y videos anteriores y decir esto sí y esto no. Creo que la mayoría corregimos el rumbo en aquello que estábamos pifiados, y estuvo buenísimo, porque algunas cosas eran gravísimas, y en lo que no era tan grave nos pudimos empezar a soltar un poquito más, volvimos a reírnos de eso, pero sabiendo que el corlok duro lo habíamos cambiado.
Sanjiao: –Sí, cuando hablamos de este tema siempre digo que es una buena oportunidad para ejercer un trabajo en la comedia, que es hacer un material más personal, no tan estereotipado, decir las cosas son de una manera, los hombres son de una manera, las mujeres son de otra. Creo que los comediantes, hablando de sus universos, diciendo a mí me pasa esto, hacen más interesantes sus textos, y resulta una ayuda.
–¿El humor debe tener límites éticos o vale todo bajo la etiqueta de chiste?
Fabregas: –Creo que se puede hacer humor de todo, pasa que cuánto más difícil es el tema, mejor tenés que ser vos. Si abrís una puerta muy difícil, mejor que tu material esté a la altura, porque sino sólo estás ofendiendo. Y siendo comediante, sólo ofender no vale. Tengo que ser gracioso o estar por encima del tema, o a la altura. Después hay un contexto, hay una coyuntura. Entonces decir algo para qué, ¿para joder a otros? Si no tengo nada para aportarles, ese es mi límite, y muchos otros también.
Sanjiao: –Sí, como dice Pablo, me parece que el contexto se da como en cualquier charla. No te ponés a charlar con extraños de una manera que sabés que podés estar agrediendo. Como comediante yo lo vivo muy como una charla, entonces cuando digo algo que puede ser ofensivo medianamente para alguien, ciertas pavadas que hablo de mi vida, lo aclaro y digo: “esto me pasa a mí, yo se que está mal, pero me pasa a mí”. Esta charla del stand up se da en un contexto, entonces hay que ver qué tan conectado estás con ese contexto, a menos que tengas otra idea, que quieras decir cierta cosa que sabés que vas a ofender. La libertad de hacerlo la tenés, pero… tenés que bancarte las consecuencias.
Fábregas: –En ese punto, me parece una huevada, pero me gusta decirlo, ofender no está tan mal. De vuelta, causar dolor inútilmente no, pero si te ofendés porque pensamos distinto, bueno, oféndete, yo también me ofendo, no es tan grave, ofendámonos más, no seamos tan políticamente correctos.
–¿Y qué pensaron sobre aquel el episodio en la entrega del los Oscar del año pasado, cuando Will Smith le dio un sopapo en vivo a Chris Rock por burlarse de la calvicie de su mujer, que padece alopecia?
Sanjiao: –Yo no podía creer que le hubiera pegado de esa manera y él hubiera seguido el guión tal cual. Le acababa de pegar un sopapo que casi lo desmaya. Yo me hubiera puesto a llorar, me hubiera arrodillado, me hubiera ido corriendo.
Fábregas: –Como comediante aceptó el lugar de víctima, lo abrazó y siguió adelante. En eso me pareció brillante Chris Rock. Y me parece tremendamente criticable responder con violencia a un chiste, responder con piñas a palabras. Hacele todos los juicios que quieras, puteá, si ganás un premio bardealo por lo que dijo. No estoy aprobando ni desaprobando lo que dijo Chris Rock, no sé, el problema es que si respondemos con sopapos algo que no nos gusta, terminamos a los tiros, así que rechazo profundamente responder con un sopapo algo que no te gustó.
–Si no se pueden hacer chistes de los cuerpos, ni de los gestos, ni de las formas de hablar, ni de los acentos, ni de las culturas, ni de las religiones, ni de la orientación sexual, ni de los géneros, ni de las nacionalidades, ni sobre el físico, ¿queda algo para satirizar?
Fabregas: –Justo hablo un poco de eso en una partecita de mi monólogo, donde hablo de los cuerpos , y de mi cuerpo, y de los apodos. Y creo que si el contexto lo permite podemos hablar de algunas cosas, el tema es sacarle el aspecto negativo, por ejemplo, gordo o gorda. Lo más grave es que está mal ser gordo, no que te digan gordo. ¿Cuál es el problema de ser más gordo o más flaco?
–¿Hay un poco de hipocresía en esa corrección política?
Fábregas: –Creo que sí, estamos un poco pasados de rosca, pero pasarse de rosca tiene que ver con que fue muy violento todo lo que construimos hasta ahora, entonces tenemos que frenar la pelota. Cuando entendamos que está mal que una chica vuelva llorando de comprarse un pantalón porque no hay de su talle, me parece que vamos a encontrar el equilibrio. Pero primero, no puede haber más chicas y chicos padeciendo porque tienen más rollos, o porque son más redonditos o porque les gusta comer más o menos. Y sí, ahora se armó toda una cosa políticamente correcta por ahí medio torpe, pero tiene que ver con el padecimiento de años.
Sanjiao: –Sí, igual creo que en este contexto de corrección política, hay un montón de comediantes que no hacemos esos chistes, y está muy bien. Los diez comediantes más vistos de Instagram, no hacen chistes de ese tipo y son muy buenos. Me parece que eso de que no se puede hacer chistes es falso, se pueden hacer muchos chistes y hasta más interesantes.
–El stand up se caracteriza porque los comediantes escriben sus propios textos. ¿Cómo llevan adelante ese proceso? ¿Prueban los textos de alguna manera?
Fábregas: –En mi caso parto de un caos enorme en mi cabeza, en algún momento lo empiezo a bajar a papel, escribo muchas hojas. Durante dos meses o más vivo con el conflicto en la cabeza de qué voy a hablar, pienso todo el día en eso y me voy a dormir con eso, no tomo apuntes, no grabo nada. Y una vez que lo bajo al papel lo comparto, en este caso con Fer, y después lo probamos un par de veces en distintos bares. Para este show, por ejemplo, hicimos una prueba en un bar de Longchamps donde vamos que se llama Up! Beer, lo probamos ahí, bajamos con un tercio del monólogo destrozado.
Sanjiao: –Estuvo mucho mejor de lo esperado igual
Fábregas: –Sí, sí, y el otro día nos fuimos a El Taburete, en Palermo, un bar de comedia que anda muy bien, fuimos ahí con lo que habíamos aprendido y así avanzamos.
Sanjiao: –Yo por ahí parto de una, dos, tres ideas más cortas, pienso el remate y lo pruebo arriba del escenario. Así voy semillando, viendo cuál es el hilo de la conversación. Arranco mucho con el padecimiento que más tenga a mano, recién vengo de vacaciones con la familia y estoy re cansado, porque fui con mis dos hijos, y con eso arranco el show. Voy buscando mi padecimiento más cercano. Y de ahí hablo un poco de la paternidad, de tener un segundo niño y cómo te cambia ese segundo hijo, y de ahí voy también a sentirme un poco grande, que es lo que me está pasando ahora y empiezo a generar humor con eso, qué es lo que me jode de estar grande, qué cosas me pasan. Así voy armando la lista de ideas. Tal vez de entrada no hay remate, no hay chiste completo, pero lo vas probando con el público a ver que surge.
–¿Puede suceder que un mismo chiste un día resulta y otro no?
Sanjiao: –Tal cual, por eso nos grabamos, nos filmamos nos vemos y nos fijamos: ¿porqué se rieron tanto acá, qué hice? Hay un laburo muy minucioso sobre la premisa que construiste, el pie del chiste, cuándo le contamos a la gente el problema. Si eso está bien contado, si vas bien hasta el punto de, cambia mucho a si lo pasás medio por arriba. El gran tema es hacerse entender. Creo que es lo más difícil. Con el tiempo los comediantes aprendemos que a veces el chiste no está mal, sino que la gente no te entendió, quizás no te escuchó bien, hay una palabra que dijiste que no fue clara.
–¿Cuánto de talento y cuanto de trabajo hay en lo que hacen?
Sanjiao: –Creo que tu talento es el trabajo que te propongas a hacer. Con el tiempo y la experiencia, uno va adquiriendo un talento que tiene que ver con saber interpretar al público, saber encontrar el chiste, saber contarlo bien, y ese es un talento que se va adquiriendo con el laburo. Y arriba del escenario empecé a encontrar aquellas situaciones en las que yo era divertido, aquellas frustraciones que yo exageraba. Puedo hablar de que ya era bueno frustrándome, reconociendo ciertas cosas y capaz observando algunas cosas, reconozco que ya tenía algo de eso que me gustaba, pero después se desarrolla trabajando mucho el material.
Fábregas: –No lo sé, siempre voto por el trabajo. Para mí el trabajo mata al talentoso. Siempre. ¿Todos podemos ser graciosos? Tiendo a pensar que no, pero sí podemos ser graciosos mucho más de lo que creemos, pasa que no siempre vas a ser gracioso donde vos crees que sos gracioso. Te puede gustar tal, pero vos no sos ese, Guillermo Francella es un capo, sí, pero tu humor es distinto. Hay que ir para otro lado. Si encontrás eso, si lo buscás, te planteás quien sos arriba del escenario, qué te pasa, vas buscando tu lugar. Ese es parte del laburo del comediante. Creo que es talento, muchísimo trabajo y después autocrítica también.
–¿Y la sinceridad?
Fábregas: –Lo más gracioso que hay es la honestidad. Sin lugar a dudas. Después podés exagerar, le ponés chimichurri a las cosas, por supuesto de eso se trata, hacerlo más interesante.
Sanjiao: –Obviamente tiene que ver con sacarse la careta, la comedia es un poco esa cuestión. Blanquear ciertas cosas que nos pasa a todos y muchas veces tratamos de ocultar, porque todo el tiempo estamos tratando de agradar al otro, tratando de cumplir con un montón de cosas en la vida, y la comedia rompe con un montón de esas cuestiones, nos alivia por ese lado.
–Muchas veces, aquellos que se dedican al humor tienen fama de tener mal genio abajo del escenario. ¿Cómo son ustedes en la vida cotidiana?
Sanjiao: –A veces, con la gente que recién te conoce o que te vio, te sentís serio, porque pensás que el otro está esperando que seas gracioso. Lo que pasa es que hay un contraste. Uno arriba del escenario está trabajando la comedia, y cuando baja estás más tranqui. Después cada uno tiene su forma, Pablo es más social, de charlar, yo soy más tímido, un poco más reservado, entonces cuando apenas me conocen, a veces provoco un contraste tipo “Ah, vos no tenés onda”. Y encima, con lo que digo arriba del escenario se nota que no tengo onda, pero bueno, no lo entiende la gente.
Fabregas: –Yo soy un boludo alegre. Me gusta recibir gente en casa, entretenerlos, integrar gente, me gusta, me divierte. Mi mujer Inés y mi hijo Benito a veces me miran como diciendo “basta, dejate de hinchar”. Pero si atravesás la vida sin alegría te estás perdiendo de algo re groso. Sí, soy serio para laburar, me pongo bastante ortiva, pero me divierte.
–¿Qué cosas te ponen de muy mal humor?
Fábregas: –A mí me mata la ventajita. Es una boludez, pero cuando veo alguien yendo por la banquina, deseo que choque, que no muera nadie, que nadie termine en el hospital, pero que se le destroce el auto y el seguro no le cubra un peso de ese choque. O el que va atrás de la ambulancia, el que en el supermercado se apura con el changuito para ganarte un lugar en la fila, esa ventajita me saca, y me sale un tano del sur del siglo XVIII.
Sanjiao: –Yo soy un tipo que le entra todo, nunca me vas a ver reaccionando mal, soy muy pasivo, me mastico la bronca, quedo mal y probablemente no te mire, pero no puedo enfrentarte, decírtelo y putearte. No soy así. Me ponen de mal humor algunas cosas en el escenario, cuando están muy distraídos o con el celular, o cuando hay un problema con el micrófono y el técnico no te está ayudando. Ese tipo de cosas en el escenario me suelen enojar.
–¿Cómo es el público argentino?
Sanjiao: –El público argentino es genial. He laburado en muchos países también, y el público de comedia siempre es muy bueno en general, pero no hay como el argentino. Primero porque somos muy teatreros y eso se nota. Somos muy de disfrutar el espectáculo, está ahí en la idiosincrasia. Y después es muy efusivo y cariñoso, como somos los argentinos.
Fábregas: –El consumo cultural de la Argentina es medio único, no sé cuántos países se nos paran en ese lugar. Tres o cuatro en el mundo, y eso hace que el público argentino nos ponga más presión, porque no se puede presentar cualquier cosa y salir ganando. Eso está buenísimo. La gente va al teatro, a ver música y eso me parece alucinante.
–Muchas veces el stand up es bastardeado, hay quienes lo consideran un género menor, incluso dentro de la comedia. ¿Qué mensaje tienen para dar a sus retractores?
Sanjiao: –Que está bien, no me molesta para nada.
Fábregas: –Es como pedirle a toda la música popular que sea Los Beatles o Pink Floyd. O que todo cantante con piano tenga que ser Charly. Es un género popular, y como todo género popular tiende a ser más simple que otros géneros, porque si no, no sería popular. Es un género popular, disfruto mucho de la cultura popular, pero dentro de eso, hacerlo bien. A veces me jode un poco cuando desde la mediocridad en otras áreas se critica el stand up. Les diría mirá, vos no sos tan bueno en lo tuyo como para bardearnos a nosotros. Creo que no hay mucho para bardear, y si nos bardean no me molesta absolutamente para nada. Hago esto, un género que le gusta a muchísima gente, que apunta a la efectividad, es un género simple, y eso para mí lo hace agradable para mucha gente y para quienes lo hacemos.
Sanjiao: –Sí, a la vista es simple, y eso es lindo. Parece fácil, que el chabón acaba de subir y está contando esto que le pasó en la semana y es genial eso, porque cuando estudiás te das cuenta de que es re difícil. La verdad es que disfrutamos mucho que sea simple y que se vea simple también.
PARA AGENDAR
Fábregas +Sanjiao. Funciones: viernes, a las 22.30 y sábados, a las 23.30; desde marzo, viernes y sábados, a las 23.30. En la sala Pablo Neruda del Paseo La Plaza, Corrientes 1660. Entradas por Plateanet: desde 3800 pesos.
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