Somos nosotros: una divertida propuesta sobre el poliamor
La obra que dirige Ariel del Mastro logra una clara empatía con la platea, que goza y ríe sin parar
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★★★ Dramaturgia: Macarena Del Mastro y Marcelo Caballero. Intérpretes: Sofía Pachano, Tomás Fonzi, Fede Cyrulnik, Mica Lapegüe, Lionel Arostegui. Dirección de actores: Marcelo Caballero. Diseño de iluminación: Ariel Del Mastro, Anteo Del Mastro. Dirección general: Ariel Del Mastro. Teatro: Paseo La Plaza. Funciones: Jueves, a las 20; viernes, a las 21.30; sábados, a las 19.30; y domingos, a las 21.30. Duración: 80 minutos
Somos nosotros es un conjunto de personas, adultos jóvenes, cuyo plural remite a un “nosotros” exclusivo. Quienes arman ese universo son ellos, los del escenario, y todos los otros que coinciden con ellos. El eje central de la dramaturgia es el concepto de poliamor: se preguntan si es posible amar a dos personas la vez. Vale si el espectador o la espectadora no piensa que sí de antemano. Si piensa que sí, todo el juego de argumentos se invalida.
Respecto de la puesta escenográfica hay algo muy interesante, se supone que lo que se tematiza es un concepto que transgrede la norma, que pone en cuestión la larga tradición de la monogamia (ninguna tradición se construye sola) y el espacio escénico es verdaderamente mutante: los practicables blancos, sobre una alfombra del mismo color permiten sostener todas las transformaciones en espacios y en colores en función de la iluminación. Los juegos de metamorfosis se producen ahí, en el lenguaje escénico.
Respecto de las actuaciones, todos despiertan la empatía y la complicidad en la platea pero cabe destacar a quien logra un trabajo más sutil porque va del trazo grueso de personaje exacerbado a otra construcción casi opuesta: Lionel Arostegui.
Una pequeña aclaración: si el lector es amante de Casa tomada, de Julio Cortázar, sepa que se va a encontrar con dos lecturas de ese cuento: una en chiste –pero los chistes son chistes–, y una en serio que es, al menos, polémica.
La platea disfruta muchísimo con la propuesta, las risas constantes son la evidencia contundente de ese gozo.
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