Solvencia y variedad de estilos tangueros
Un show con identidad porteña para turistas y locales
Bien argentino, show musical, interpretado por Raúl Lavié, Laura Fidalgo, Valeria Lynch, Hugo Patyn, Adrián "Polaco" Verges, cuerpo de bailarines y orquesta. Dirección y coreografía: Gustavo Zajac. Diseño de escenografía: Alberto Negrín. Diseño de vestuario: Fabián Luca. Diseño de iluminación: Omar Possemato. Diseño de sonido: Rodrigo Lavecchia. Duración: 100 minutos. En Madero Tango.
Nuestra opinión: muy bueno
Más que al ser argentino, el show remite específicamente al ser porteño. Al menos es lo que queda reflejado a través de la proyección de imágenes de la ciudad y de algunos personajes fundamentales de la historia tanguera que preludian este show. Esta impresión queda subrayada cuando, a través del gran ventanal del recinto, se ven otras imágenes, las que ofrece el dique 1, con la luna reflejada en el agua y el perfil de los edificios de Puerto Madero delineados en la oscuridad de la noche.
Ya de por sí, éste es un espectáculo. Luego viene el otro, el musical. Allí, sobre el escenario de Madero Tango, se vuelven a conjugar las voces de Raúl Lavié y Valeria Lynch, en un ensamble en que los registros se complementan melódica y armónicamente, como en "El día que me quieras", en una versión a modo de canon.
La propuesta de Gustavo Zajac resulta creativa al combinar el canto y el baile en una suerte de coreografía dramatizada que hace a la composición visual. Lejos de buscar la sincronización del cuerpo de baile, cada pareja expone su propio estilo, sin escaparse de los límites del diseño general, para crear una hechura estética muy atractiva. Los momentos más logrados se encuentran en "Quejas de bandoneón", interpretado por Laura Fidalgo y Hugo Patyn; en "Tango/ Flamenco", una original versión de "El choclo", que baila muy acertadamente Adrián "Polaco" Verges al ritmo del baile andaluz; y en "Violentango", donde la coreografía de Zajac enfrenta a Fidalgo y Patyn al desafío de usar cintas elásticas sujetadas al techo para bailar. Esto permite a Laura Fidalgo demostrar sus condiciones para el tango. Aunque su estilización delata una formación clásica, no afecta su actuación sino que le da un matiz personal.
La orquesta, dirigida por Humberto Ridolfi, busca rescatar la esencia de cada tema de la programación, en la que no faltó ningún estilo.
El cuerpo de baile, homogéneo, se destaca por su juventud, su emoción y sobre todo por la alegría con que cada pareja se vuelca al escenario.
Claro que es fundamental para el impacto visual el vestuario y en este sentido Fabián Luca dibujó una variedad de diseños y combinaciones de colores impactantes, tanto para los trajes de los bailarines como de los cantantes. La iluminación y la escenografía, que incorpora un espacio entre las mesas de los espectadores, complementan la propuesta estética.
Agregar nuevos conceptos a la actuación de los dos cantantes resulta redundante. Lavié tiene la habilidad de contener su volumen cuando está en presencia de su compañera y mostrar su caudal y potencia en los momentos solistas. Valeria Lynch, por su parte, busca en los temas elegidos la posibilidad de exponer su agudo registro, aunque a veces los micrófonos no le son fieles, y demuestra su condición de actriz al cantar "Mujeres de tango" y "No llores por mí Argentina", tema que se convirtió en una característica.
Todo este paquete parece ser un ingrediente más de una oferta turística. Sin embargo, cuando Valeria Lynch invita al público a cantar una estrofa de "Uno", la devolución coral que obtiene señala que en la sala hay muchos porteños que ya aceptan entusiastamente toda la variedad de estilos tangueros cuando son interpretados con solvencia.
Temas
- 1
- 2
Juan Carlos Mesa, el bonachón de ideas disruptivas, presencia gigante y voz cascada que hizo reír a un país y murió de tristeza
- 3
El comunicado oficial de Radio Rivadavia sobre la salida de Marcelo Longobardi y el motivo de su despido
- 4
La foto híper subida de tono de la China Suárez en medio de un día familiar a pura pileta y sol