Tras estar alejada por 17 años de las tablas para dedicarse principalmente a la música, la actriz encabezará el elenco de Para mí, para vos, la comedia que ocupará una de las salas del Multitabaris desde el 5 de mayo; además la artista habló con LA NACION sobre su familia, sus deseos y por qué decidió casarse casi sin decirle a nadie durante la pandemia
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La última vez que Soledad Villamil se subió a un escenario como actriz fue en 2005 cuando protagonizó Ella en mi cabeza junto a Julio Chávez y Juan Leyrado. Desde entonces se dedicó a su carrera de cantante, que incluyó la grabación de cuatro discos (Soledad Villamil canta, Morir de amor, Canción de viaje y Ni antes ni después) e innumerables recitales. Y también al cine, siendo el de El secreto de sus ojos (la película ganadora del Oscar al mejor film extranjero en 2010) su trabajo más destacado por el público y la crítica hasta la fecha.
Ahora, tras 17 años de ausencia, se prepara para regresar al teatro con una obra premiadísima en los Estados Unidos, que le permitirá demostrar por primera vez en toda su magnitud sus dotes de comediante. En Para mí, para vos (originalmente Vanya and Sonia and Masha and Spyke, en referencia a distintos personajes chejovianos), de Christopher Durang, estará rodeada de otros intérpretes prestigiosos, como Laura Oliva, Boy Olmi y Paula Ransenberg, más los jóvenes Tupac Larriera y Ailin Zaninovich; y dirigida por Héctor Díaz. El reencuentro con el público teatral será desde el 5 de mayo en el Multitabaris Comafi.
En la pieza ganadora del premio Tony a la mejor comedia en 2013 desempeñará el rol de Masha, que tanto en el off Broadway como en Broadway interpretó Sigourney Weaver (Alien, el octavo pasajero, Gorilas en la niebla, Secretaria ejecutiva, Avatar): el de una reconocida actriz de cine y televisión que regresa a la vieja casa familiar donde viven sus hermanos anclados en el tiempo. La incomodidad se manifiesta de inmediato porque no vuelve sola sino acompañada de un nuevo amor, un aspirante a actor 20 años menor que ella, que vive desnudándose todo el tiempo. Durante un fin de semana, que incluirá una fiesta de disfraces, todos deberán convivir bajo un mismo techo y lidiar con los celos, las traiciones y los arrepentimientos. O dejar que explote todo...
–¿Por qué estuviste alejada del teatro tantos años? ¿Por la música o por la crianza de tus hijas?
–Un poco por las dos cosas. Cuando nació la segunda, Clara, en 2005, quise volver a trabajar de una manera en la que me pudiera mover con otros tiempos. Yo ya venía con muchas ganas de armar un espectáculo musical y ahí fue cuando grabé mi primer disco solista y empecé a hacer shows de a poco, teniendo como objetivo siempre el administrar los tiempos de acuerdo a mis hijas. Después eso cambió radicalmente porque tanto los discos como los shows terminaron implicando mucho tiempo, y viajes y giras, sobre todo. Durante todos estos años, al darle prioridad a la música, el teatro era bastante incompatible porque tanto los recitales como las funciones suceden por la noche, en la misma franja horaria. Y una temporada teatral significa estar varios meses afincada en un lugar y eso no te permite desplazarte para hacer shows aquí y allá.
–¿Extrañabas hacer teatro?
–Sí, muchísimo. Cada vez que iba al teatro como espectadora salía con muchísimas ganas de volver a actuar en una obra. Si bien durante todos estos años me seguí subiendo a un escenario, y mantuve un vínculo muy directo con el público –mucho más aún que como actriz porque en los shows no hay una cuarta pared y eso te permite interactuar con el público muy potentemente- extrañaba el formato obra de teatro con todo lo que eso incluye: un texto, un personaje y los compañeros.
–El año pasado se repuso Ella en mi cabeza con parte del elenco original de 2005. ¿No te tentó sumarte al revival?
–Ese fue un proyecto que disfruté muchísimo en su momento, se trataba de la primera obra de Oscar Martínez y fue todo un acontecimiento. Después de que dejé la obra porque quedé embarazada, tomó su propio recorrido y no sentí que tenía que recuperar un lugar ahí. Quise ver la nueva versión pero como estuve viajando mucho durante el último tiempo no lo pude hacer.
–¿No sos de esas actrices que sufren de celos cuando ven a una colega interpretar el rol que ellas estrenaron?
–No, yo pienso que la actuación es una canción que admite tantas versiones como cantantes la encaren. Interpretar un personaje o una canción siempre es algo que tiene muchísimas posibilidades y eso es lo interesante, tanto de la actuación como de la música.
–¿Qué te hizo reincidir en el teatro finalmente ahora, las ganas imperiosas de volver a subirte a un escenario o específicamente la obra?
–Las dos cosas. En principio la obra, los personajes, el elenco y el director. Ese fue el motor de mi regreso. La obra en sí fue un gran atractivo y por supuesto también las ganas de volver a hacer teatro. Se combinaron idealmente varios factores como para volver en este momento. Así que sólo me restó decir que sí a la propuesta. Cuando los productores (Tomás Rottemberg y Valentina Berger) me enviaron la obra a fines del año pasado me encantó, nos pusimos de acuerdo rápidamente y así empezó la aventura.
–¿Qué es lo que más te atrapó de Para mí, para vos?
–Lo que primero me atrajo es que fuera una comedia. Son contadas las veces que en mi carrera de actriz pude hacer algo con humor y es algo que me encanta y disfruto muchísimo. En mis shows musicales, por ejemplo, el humor es algo que me surge muy naturalmente. Así que Para mí, para vos es una oportunidad única de trabajar en un género que para mí es hermoso y espectacular. Me permitirá mostrar una faceta mía distinta y por lo tanto será todo un desafío, un lindo desafío. Además esta no es una comedia más sino una con contenido: se habla de los vínculos y los personajes principales se encuentran en un momento de su vida donde revisan su vida, están en crisis y en crisis entre ellos. La comedia ofrece la posibilidad de decir cosas muy fuertes sin herir, es sanadora y permite entrar en zonas muy complejas de lo humano pero con la liviandad como aliado, que en forma más directa y dramática serían intolerables.
–¿Cómo es tu personaje?
–Se llama Masha y es una actriz, y en ese sentido tiene mucho que ver conmigo. Además es una actriz de mi edad, ha llegado a los 50 y se enfrenta a un momento de su vida donde todo es una gran pregunta, con respecto a su carrera y a sus relaciones. Es una suerte de Gloria Swanson en El ocaso de una vida (Sunset Boulevard), una diva absolutamente grandilocuente, que hasta el momento ha puesto todo en su carrera y el éxito profesional y que de golpe se encuentra con que tiene 50 años y no sabé cómo seguirá todo. Tiene un novio veinte años más joven y está tratando de estirar un momento de la vida sin reparar en lo que realmente quiere para ella. Hasta que de golpe se topa con ciertas preguntas existenciales, con el tema de los vínculos, de la relación con sus hermanos y su casa natal. Es una persona acostumbrada a recibir mucha confirmación del afuera, con mucho brillo y mucho éxito, pero que en el plano personal está en el medio de una crisis muy profunda que no quiere ver. Por eso es muy atractivo el encuentro que se produce con sus hermanos, ellos le traen la realidad, su pasado, y quién es en realidad ella como persona.
–Para mí, para vos hace referencia a varios personajes y textos de Chejov. ¿Es condición sine qua non haber visto sus obras para entender y disfrutar de la comedia?
–No, para nada. La trama de la obra es muy accesible. Se puede no conocer las obras de Chejov y no saber nada de sus personajes y comprenderla igual. Porque de todas maneras el autor dijo que puso todas las obras y personajes de Chejov en una licuadora y que recién luego escribió su texto. Incluyó algunas citas y le imprimió cierto color chejoviano, de ahí que el que conozca la obra de Chejov pueda llegar a hacer otra lectura de Para mí, para vos, pero para nada es una obra para entendidos.
–¿Es una sátira a las obras de Chejov?
–Yo diría que más que una sátira es un homenaje. Mi personaje, aunque se llama Masha, es un homenaje a Irina Arkádina, la actriz de La gaviota, madre de Konstantín.
–El autor parece haber cometido la “travesura” de aludir a algunos de los personajes más emblemáticos de las obras de Chejov, pero intercambiando sus personalidades, ¿no?
–Exacto. Mi personaje es más como el de La gaviota y sin embargo tiene el nombre de uno de Las tres hermanas. Y aquí Vanya y Sonia son hermanos, mientras que en la obra Tío Vanya son tío y sobrina. Digamos que en Para mí, para vos hay muchísimas licencias, por eso se podría decir que esta obra tiene un perfume a Chejov, lo que le permite al autor inventar y sobre todo generar muchas situaciones de humor.
–¿Cuán fiel o diferente es la versión local con respecto a la original? ¿Se mantiene la duración original de dos horas y veinte minutos, intervalo incluido? ¿La acción transcurre en los Estados Unidos o en la Argentina?
–La obra tiene una adaptación, que considero está muy bien hecha, para que transcurra en la Argentina. En la versión original todo transcurre en un suburbio del estado de Nueva York, aquí en Villa Elisa. Los nombres se mantienen porque son los que les pusieron sus padres, que eran fanáticos de Chejov y profesores de literatura rusa. Eso se podía mantener porque fanáticos de Chejov hay en todos lados. La obra fue abreviada a una hora y media, pero no se dejó afuera nada fundamental, la versión local concentra muy inteligentemente la esencia de la trama y lo mejor de los diálogos. Así queda más visible su nivel de comicidad absurda, en la que mucho tiene que ver la mucama de la casa, que se llama Casandra y se la pasa haciendo profecías.
–¿La versión local incluirá la famosa escena de los disfraces o eso quedó afuera? ¿El público te verá disfrazada de Blancanieves?
–Ay, eso sería spoilear... Pero, bueno, digamos que sí. La fiesta de disfraces es algo muy central en la obra, por sí misma y por todo lo que desencadena. No podía faltar. Aún no puedo creer que apareceré disfrazada de Blancanieves, no sabés lo que nos estamos divirtiendo en los ensayos. Es que la obra es muy lúdica, es como volver al origen de lo que es la actuación, a jugar. Para mí, para vos nos ofrece mucho permiso para el juego teatral y nosotros lo aceptamos enteramente.
–Mientras transcurra la temporada teatral, ¿tu carrera musical quedará en suspenso?
–Durante los primeros meses, sí y después veré. Tal vez los lunes pueda hacer algún show. Las ganas están porque justo antes de que me llegara esta propuesta teatral estaba preparando algo y ahí quedó, en la gatera. Pero si le encuentro un espacio en la agenda, podría compatibilizar ambas actividades. Si no, quedará para más adelante.
–¿Avisorás en un futuro cercano protagonizar una comedia musical, donde puedas aunar la actuación y el canto? ¿Cuál?
–Sí, ¿por qué no? De hecho yo empecé cantando sobre un escenario en Glorias porteñas, que era un espectáculo de teatro musical. Me imagino inventando algo, que hasta podría escribir yo, más que participando en un musical famoso. Algo así como fue Glorias porteñas, y con esto no me refiero a repetir el género musical, que era el tango, sino a hacer algo autogestivo.
–Yendo a un terreno más personal... recientemente celebraste las bodas de plata junto a Federico Olivera. ¿Qué balance hacés de la relación?
–El balance es positivo, está más llena la columna del haber que la del debe. Se me hace difícil resumir nuestra relación en una sola frase. Digamos que lo nuestro es casi toda una vida de amor.
–¿Desde un comienzo pensaste que la relación iba a durar tanto?
–No. Y de hecho aún pienso que no tiene por qué durar necesariamente toda la vida. Con Federico tenemos hablado eso de que la relación se justifica en tanto exista el vínculo y todo lo que tiene que haber para querer seguir estando con la otra persona. No damos nada por hecho, ni queremos estar por estar, ni alargar una relación por los hijos ni nada de eso. Mientras que esté vivo el vínculo seguiremos juntos, pero si eso dejara de suceder... Hoy, como siempre, estamos atentos a que el vínculo esté vivo.
–En 2021, en medio de la pandemia, decidieron casarse. ¿Por qué esperaron 23 años para hacerlo? ¿Y por qué decidieron hacerlo en ese preciso momento? ¿Temieron que se acabara el mundo?
–Las explicaciones se las busqué después, pero en un principio se trató de un impulso. Fue algo muy íntimo. Nos fuimos a casar a San Antonio de Areco, rodeados sólo de nuestras hijas y una pareja de amigos. Hacía tiempo que veníamos conversando sobre la idea de hacerlo y siempre caíamos en lo de la superproducción: la fiesta con cien invitados, el lugar, la ropa, etc. En cambio, en medio de la pandemia nos encontramos con que realmente teníamos tiempo para hacerlo y que como estaban limitados los traslados no teníamos que invitar a nadie ni temer que alguien se ofendiera si no lo convocábamos, como suele pasar en los casamientos tradicionales. Además, era más barato (risas). Elegimos casarnos en San Antonio de Areco porque nos encanta el lugar y porque fue una manera de, en medio de la pandemia, salir del encierro para tomar contacto con la naturaleza y curtir un día diferente, un día de pic nic. En resumidas cuentas la idea fue esa: casarnos y vivir un día de pic nic.
–Tus hijas, Violeta y Clara, ¿heredaron la vocación de sus padres?
–La mayor ya está desplegando su vida adulta, escribe y estudia Letras. Está muy enfocada en el camino de la literatura. La menor estudia música y danza y tiene mucha capacidad para cualquier cosa que tenga que ver con lo performático; pero aún no terminó el colegio secundario, así que está todo por verse. Y la verdad es que tanto para mí como para el papá lo más importante es que ellas puedan desplegarse como seres humanos, en su vida y en su vocación; que se puedan ir encontrando, y por eso tratamos en la medida de lo posible alivianar expectativas en torno a sus vidas. De todos modos, entiendo que no tuvieron más alternativa que heredar la vocación artística, sea en el área que sea, porque a falta de una provienen de dos familias de artistas, la mía y la de Federico. Dentro de la casa lo artístico circula normalmente, es parte de nuestra cotidianidad, no se puede evitar. De hecho Violeta y Clara me acompañaron en mis últimos dos discos haciendo coros.
–¿Te imaginás compartiendo un escenario con ellas?
–¡Me encantaría! Y te digo que a esta altura, si bien no compartimos aún un trabajo específico, hay algo de compartir los proyectos y consultarnos todo el tiempo, algo que antes sólo sucedía entre Federico y yo. Con ellas hay mucho intercambio de opiniones en torno a los ensayos y los personajes o lo que cada uno esté haciendo. En ese sentido el diálogo se ha profundizado y valoro muchísimo sus opiniones. Si todo esto en algún momento desembocara en algo conjunto me parecería muy bien, por nada del mundo le pondría freno. Quién te dice que en un futuro no nos veas a Violeta escribiendo un espectáculo, a Clara poniéndole música, a mí actuándolo y a Federico dirigiéndolo. Y ahí salimos nomás de gira, como si fuéramos los Von Trapp (risas).
–Por último, Soledad, este año cumplís 30 años con la actuación. ¿Estás conforme con tu recorrido como actriz? ¿Es el que ambicionabas cuando empezaste tu carrera?
–Para serte sincera, yo nunca me imaginé mucho. A mí no me pasó eso de tener una idea sobre mi futuro, yo me encontré siendo actriz. Empecé estudiando música, luego pasé a estudiar teatro con Ricardo Bartís y él me ofreció hacer de Ofelia en Hamlet. Así empecé en la profesión. Durante ese trabajo me vieron productores que luego me llamaron para hacer cine y televisión. Como estudiante hice de todo: me ocupé del vestuario, fue asistente de dirección. Siempre me interesó la actividad artística en sí misma, y en todo su arco, no es que me propuse hacer una carrera como actriz. Yo siempre quise ser actriz, pero no me planteaba lo de la carrera. El hecho de haber tomado después el rol de actriz en proyectos importantes, sobre todo en lo audiovisual, no estuvo en mis planes. Fue algo azaroso. Hoy mis expectativas son las mismas de siempre: no pasan por hacer carrera sino por hacer lo que me gusta. No reniego de vivir de la profesión, y de hecho me siento muy afortunada por poder hacerlo, pero cada vez me importa más eso: lo vocacional, ser una artista vocacional.
Agradecimiento: Patio 378 Restaurante & Bar (Novotel Buenos Aires).
PARA AGENDAR:
Para mí, para vos. Autor: Christopher Durang. Director: Héctor Díaz. Elenco: Soledad Villamil, Boy Olmi, Laura Oliva, Paula Ransenberg, Tupac Larriera y Ailin Zaninovich. Teatro: Multitabaris Comafi (Av. Corrientes 831). Funciones: miércoles, jueves, viernes y domingos a las 20; sábados a las 19:30 y 21:30. Entradas: por Plateanet o en boletería del teatro.
Lo que vendrá para Soledad Villamil
Si la temporada es favorable, Soledad Villamil estará ocupada todo el año en el teatro. Por eso no podrá dedicarse prácticamente a otra actividad artística ni a prodigarse en otros medios. Sin embargo, el público podrá seguir disfrutando de su trabajo en los medios audiovisuales, ya que en 2023 se estrenarán las películas y series que estuvo rodando los dos últimos años. Ahora mismo, en la plataforma Apple TV+, se puede juzgar su labor en Now and Then, la serie que grabó durante todo el 2021 en España junto a Rosie Perez y Maribel Verdú, sobre un grupo de amigos de la universidad cuyas vidas cambian radicalmente al fallecer uno tras un fin de semana de fiesta. Hacia fin de año, Paramount+ ofrecerá la serie policial Medusa, en la que participa y que fue filmada el año pasado en Buenos Aires, con dirección de la actriz Jazmín Stuart, también sobre un grupo de amigos que pierde misteriosamente a uno de sus integrantes; y Amazon Prime Video hará lo propio con la serie Cromañón, sobre el trágico suceso ocurrido en 2004 en un local musical de Once, que la intérprete rodó durante varios meses en Montevideo. Por último, y luego de su inminente estreno en el Festival de Cannes, se podrá ver en los cines locales la última película de Víctor Erice (el recordado director de El espíritu de la colmena), titulada Cerrar los ojos, que también filmó en España.
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