Shakespeare: dos de sus obras a ambos lados de la calle Corrientes
Ningún clásico se presenta otra vez bajo la misma forma, por eso siempre que regresan es una buena oportunidad para volver a ellos y preguntarse por qué en nuestro tiempo continúan siendo contemporáneos y qué nos dicen acerca de nuestra época.
Y si de clásicos se habla, William Shakespeare es el preferido de los teatristas. Pero claro..., ¿cómo hacer una obra que fue tantas veces vista sin repetirse y dándole un toque personal? Se estrenan con diferencia de pocos días, dos de los Shakespeare más amados, a dos lados de una misma avenida: La tempestad y Hamlet. La primera subió a escena en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín, mientras que la segunda se estrenará el viernes próximo, justo enfrente, en el Centro Cultural de la Cooperación.
Nunca es casual la selección de una obra como La tempestad, por eso su directora, la británica Penny Cherns, de extensa trayectoria internacional, explica: "Hoy el mundo está lleno de miedo y la obra plantea hablar y comprender a los demás como un proceso que permita crecer. Es fundamental -continúa, con su voz calma- entender la raíz de las creencias de las demás personas, ir hasta el fondo, descubrir el punto de vista de los otros, porque para trascender hay que entender qué lleva a cada uno a pensar de la forma en que lo hace".
Desde el viernes pasado puede verse el trabajo de Malena Solda en el papel de Ariel, un espíritu de aire y sexo desconocido, que le planteó nuevos desafíos e interrogantes: "Es un personaje que ansía la libertad y está en tensión con Próspero, porque si bien depende de él liberarse, él también depende de Ariel para ejercer su magia despiadada para destruir a los nobles que le arrebataron el poder", dice con la voz aterciopelada y tranquila. "El trabajo para representar a mi personaje, que no es humano, no fue mirar personas, sino pájaros. Es importante esto porque para encontrar la forma de mis movimientos, la dinámica para pasar de la suavidad a la violencia de mi personaje, fue fundamental mirar detenidamente buitres, luciérnagas, abejas, aves del paraíso y gorriones, y después sintetizar eso para que la representación no sea una obviedad", concluye la reconocida actriz, que comparte elenco con Osqui Guzmán, Iván Moschner, Alexia Moyano, Gustavo Pardi, Martín Slipak, Marcelo Xicarts y Belén Echeveste.
"El convenio del Teatro San Martín con el British Council responde a una política que realizamos todos los años con uno o dos países", describe Jorge Telerman, director del teatro desde diciembre de 2015. "En primer lugar, creemos que es importante que el público porteño esté al tanto de la escena internacional, por eso tratamos de mostrar diversas propuestas en el abanico del arte escénico, y dentro del teatro, distintos géneros. En segundo lugar -acentúa- nos interesan las coproducciones para que productos de excelentísima calidad y valor artístico puedan girar por el mundo", cierra.
Osqui Guzmán interpretará a Próspero, el duque de Milán, abandonado en la isla junto a su hija Miranda. Dice que trabajar su personaje fue doloroso. "Empezamos a buscar al Próspero que la directora vio que yo era y yo no sabía eso -dice, acodado en un sillón, relajado, la voz liviana y natural-. Entonces yo iba sacando las capas de lectura que tenía: el mundo shakespeariano, el mundo de La tempestad, el mundo de Próspero, el mundo de la magia, el mundo de la venganza, el mundo del dolor. Fui sacando -comenta- y la directora armó un personaje lleno de intersticios y submundos". Guzmán remarca las posibilidades que abre una ruptura con la representación realista como se da en esta pieza y se explaya: "El teatro que está fuera de eso nos abre la cabeza de una manera que nos hace poner el ojo en los dramas humanos. Y así empezar a comprender que el verdadero filamento que entrecruza nuestro tejido social tiene que ver con la comprensión de nuestros propios dramas y no de lo que parecés".
Cherns amplía su visión conceptual y aquello que la inspiró para llevar a cabo esta versión de la última obra que escribió Shakespeare: "Viajé al norte de la Argentina y me impactaron todos los colores. Quizás en media hora pasás por un desierto, una montaña, un campo de sol y hay una cuestión de muchos cambios. Entonces -precisa- en el escenario busqué que no fuera un espacio llano, sino con obstáculos, y que los personajes tengan dificultades, salvo Calibán que lo entiende perfectamente". Y con respecto a la iluminación describe: "Primero es todo blanco como si fuera un glaciar en Tierra del Fuego, por momentos es todo muy rojo, más de lo normal, y después pasa al verde. No hay algo permanente".
Esta vez, el texto de la obra de Shakespeare es una exquisita traducción de Graciela Speranza y Marcelo Cohen, que respeta la musicalidad del original con una impronta que la devuelve al presente de la lengua argentina. Cherns resalta sobre el libreto: "Lo que más me ha gustado es la selección de las palabras porque es una orfebrería que trabaja con todas las posibilidades del inglés antiguo, con un ritmo y una forma de hacer versos en la que se puede sentir el swing".
Ariel, el personaje de Malena Solda, le permite a ella traer al presente algunas cuestiones del mundo actual que la interpelan, así como seguramente le suceda a los espectadores, específicamente en la lectura que puede realizarse de una de las líneas de su personaje. Ella espera, hace un silencio de unos pocos segundos, rememora y la recita: "Yo me apiadaría de ellos, yo me apiadaría Señor, si fuera humano". Así dice Ariel y ella acota: "Pienso en esa frase y se la diría a tanta gente: que se apiaden porque son seres humanos y si se pusieran en el lugar de esas personas, el mundo no estaría como está. Hay miles de ejemplos -reflexiona- de tempestades de desplazados por el clima, por cuestiones económicas y por guerras".
Sin duda, la pieza pone frente a frente al público con sus elecciones y las consecuencias que hay que asumir e implican las decisiones tomadas. Guzmán subraya: "Próspero perdona a sus enemigos, descarta finalmente la venganza y así construye un futuro diferente. Shakespeare nos puede hacer cambiar de perspectiva -enfatiza con las manos inquietas- y pensar que algo se puede ver de otra manera en apenas una hora y media".
Memorables versiones en el teatro San Martín
No es la primera vez que se hace esta magnífica pieza del dramaturgo inglés en el San Martín. En 1997, bajo la dirección de Claudio Hochman, se realizó durante tres años una versión infantil, interpretada por Julia Calvo y Daniel Casablanca, entre otros. Un tiempo después, en 2000 y 2001, Alfredo Alcón brilló junto a un elenco en el que participaron Eleonora Wexler, Horacio Peña, Carlos Belloso y Tomás Fonzi, con la dirección del español Lluís Pasqual. Con respecto a esto, Malena Solda redondea: "Me acuerdo de esa versión, de Alfredo, su ternura y su voz, y Eleonora Wexler como Miranda". Y la última versión, hasta la que está próxima a estrenarse, fue la adaptación del prestigioso director georgiano Robert Sturua, aquella vez con el impecable elenco del teatro Et Cetera de Moscú. Aún está fresco el recuerdo de aquella puesta en escena repleta de efectos especiales fascinantes, que simplificaban la obra, y ponían en segundo plano la historia. "Desde un punto de vista -dice Solda- es fundamental que la obra se comprenda; sin embargo a mí me ha pasado, por ejemplo, que aun cuando no entiendo, lo importante es percibir la tensión o la violencia de una situación, esa presencia escénica de un sentimiento, como cuando se planea un asesinato en La tempestad".
La tempestad
- Dirigida por Penny Cherns
- De miércoles a domingos, a las 20.30.
- Teatro San Martín, Corrientes 1530.
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