Ser o no ser Peppa Pig: polémica por los espectáculos infantiles que compiten con sus versiones truchas
La llegada de obras basadas en éxitos de la pantalla chica o YouTube generó el surgimiento de propuestas similares que, según la cámara que regula al sector, se tratan de contenidos plagiados
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La situación no es nueva, pero esta vez tomó otra visibilidad. Durante las recientes vacaciones de invierno, dos producciones acapararon fuertemente la atención del público infantil en la ciudad: La granja de Zenón y Las aventuras de Peppa Pig. En el primero, Zenón, sus sobrinos, Bartolito y todos los animales de la granja se presentaron en el teatro Astral para soñar con el arco iris. A pocas cuadras, en el Ópera, la británica Peppa cumplió el rito de reunirse en la escuela con su querida señorita Gacela, su amiga Suzie Oveja y el infaltable hermanito menor George. Hasta ahí, todo bien. Pero resulta ser que otros personajes que guardan un llamativo parecido con Peppa y los habitantes de la granja telúrica vienen recorriendo tanto teatros privados como públicos del interior del país. Ante esta situación, el jueves Aadet, la entidad que reúne a los empresarios productores y dueños de salas comerciales de todo el país, emitió un comunicado sobre esta práctica que involucra a miembros de la cámara. “Hacemos pública nuestra preocupación por la proliferación de espectáculos que se valen de contenidos plagiados. Esta situación se presenta en espectáculos infantiles que recrean y/o utilizan engañosamente personajes, recursos de comunicación y/o títulos, sin contar con las correspondientes licencias y/o permisos para su uso”, dice. Luego, aclara que esta práctica va en detrimento de todos los espectáculos y de los hacedores que cuentan con licencias para la producción y exhibición de contenidos originales sobre el escenario. Los perjudicados son muchos, entre ellos, el público.
Parafraseando a la novela de George Orwell, esta situación generó una verdadera rebelión en la granja de Aadet. De buenas a primeras, los tiernos personajes de estos espectáculos infantiles basados en éxitos nacidos y criados en el formato audiovisual hicieron que del asunto tomaran parte tanto la Comisión Directiva de la entidad que preside Carlos Rottemberg, como la de Ética. El eje central del comunicado apunta a “la defensa, desarrollo y promoción de la actividad teatral y musical en vivo en beneficio de sus audiencias”.
Es el caso de Las aventuras de Peppa Pig original. Adolfo Scheines es el productor de dicho montaje. Adquirió los derechos para toda Latinoamérica para presentar un show que hizo temporada en el teatro Ópera de Buenos Aires, y que venía de hacer gira por el interior. En ese tránsito, se encontró con que había otro montaje para público infantil que remitía al suyo. No se presentaba bajo ese título, pero usaba imágenes llamativamente parecidas. “Eso hace que la gente se confunda porque piensan que se trata del mismo show cuando, claramente, no lo es. Nosotros tenemos que seguir determinadas pautas que nos marca la licencia en cuestiones vinculadas con la escenografía, disfraces y demás aspectos que hacen a la producción”, aclara en diálogo con LA NACION. Scheines está ligado a la producción de espectáculos infantiles desde 2004. No es la primera vez que le sucede algo así. Ante otros casos, los abogados presentaron la denuncia aunque, reconoce, no tuvo grandes consecuencias. En esta oportunidad, fue una de las dos compañías –la otra es la licenciataria de La granja de Zenón– que decidió llevar el caso a Aadet. Del otro lado, están involucrados productores y dueños de salas que programaron a esa propuestas “plagiadas”. Todos pertenecen por igual a la cámara de productores y gestores de teatros.
La imagen es todo, ya se sabe. Mucho más cuando los consumidores son niños y niñas de muy corta edad. Y si para promocionar un show en el conurbano o en diversas provincias se usan imágenes que remiten a los personajes de la serie infantil de dibujos animados británica, el conflicto entre las partes es inevitable. Adolfo Scheines lo sabe, lo padece. “Maniobras de este tipo nos perjudican mucho. Fuimos a Bahía Blanca y no vendimos nada porque anteriormente ya había pasado el otro show. En los teatros nos cuentan que los otros llegan tres horas antes de la función, mientras que nosotros debemos ir con un símil remolque y con las 17 personas que trabajan para un espectáculo que demandó tres meses de preparación. La diferencia es muy marcada y a nosotros prácticas de este tipo nos queman plazas enteras”, explica. El productor espera que la denuncia de Aadet sirva para que este tipo de situaciones no vuelvan a suceder. “O que si un teatro, de buena fe, programa un espectáculo infantil sin licencia, tome los recaudos para no volver a hacerlo”, se esperanza.
Con ese mismo espíritu, a partir de este mes la cámara implementará un listado con las distintas empresas y los derechos que posean a fin de ponerlo a disposición de todos los socios. De ese modo, esperan, se despejarían dudas antes del proceso de producción o programación. Por otra parte, Aadet reserva la facultad estatutaria de adoptar medidas ante conductas “antisocietarias” de sus integrantes.
Los unos, los otros, el juego de las diferencias
Flavio Sierra es el director de Crom Productora, encargada de los espectáculos La granja en vivo y Tus amigos en el bosque. Dos montajes a los que –dependerá de la decisión de la Justicia– aludiría el comunicado de Aadet cuando se refiere a “espectáculos sin licencia” y “publicidad engañosa”. Vale aclarar que la entidad en ningún momento nombra las obras que se encuadrarían en esas categorías. La primera obra se presenta de este modo: “Un espectáculo único e inédito llega para que lo disfruten los niños con sus padres. El fenómeno musical de YouTube que emociona a los más pequeños ya se consagró también como el gran éxito teatral infantil de 2022”. La segunda, así: “Tus amigos en el bosque narra las aventuras de una cerdita de 5 años que vive con sus padres y su hermano, y dedica sus días a jugar con sus amigos, una serie de diferentes mamíferos que tienen su misma edad”.
Sierra accede a cambiar mensajes de WhatsApp con LA NACION. A través de ellos aclara que, como productor teatral, “me dediqué a programar ambos shows por el Gran Buenos Aires porque tenían sus respectivos permisos”. Sobre este último aspecto, ante la repregunta, explica que se refiere a los permisos que requiere cada sala para definir sus fechas de presentación. En relación con la práctica engañosa de utilizar imágenes promocionales que remiten a personajes sobre los que no tiene licencia para explotar, afirma: “Para nada. Son versiones totalmente diferentes con personajes y canciones preexistentes”. Y trae a colación a canciones de la década del 70 y a personajes como “La gallina Turuleca”, de Gaby, Fofó y Miliki.
–Sin embargo, en términos promocionales, las obras remiten a personajes de ficción actuales como Peppa y los de La granja de Zenón. “Es la misma obra con elenco alternativo”, se le contestó en las redes a una espectadora cuando preguntó si se trataba de La granja de Zenón. ¿Cómo se entiende eso?
–Las respuestas de las salas no las doy yo y las gráficas son de cada propietario de las obras, yo solamente programo. Igualmente, nadie nombra ni nombró a esos títulos que vos mencionás.
Ese punto es clave: en ningún momento en estas dos obras se menciona a Peppa ni a Zenón. Eso forma parte de una práctica habitual. Miguel Ángel Diani, presidente de Argentores, la entidad que vela por los derechos de autor, explica a LA NACION el procedimiento que aplica el organismo –encargado de velar los derechos de autor–. “En la entidad, un autor o una autora declara una obra bajo la forma de una declaración jurada. La declara con determinado nombre. Pero dentro de esa obra puede haber contenidos ligados a otras obras previamente registradas y estar de esa manera violando el derecho de autor. Generalmente, usan personajes de obras infantiles conocidas, declaran una obra como nueva y en la trama se meten a estos personajes. Argentores luego le da el visto bueno a esa declaración jurada, desconociendo totalmente que dentro de la misma puede haber un plagio. De hecho, hemos frenado algunos casos porque investigamos o porque recibimos alguna denuncia o porque la misma Aadet nos advirtió”, describe. Diane explica que, a la brevedad, tendrá reuniones con los productores para evaluar conjuntamente los pasos a seguir.
Flavio Sirra ya tuvo un encuentro con la otra parte involucrada propiciado por Aadet. Sobre esa instancia, comenta: “Seguramente tengamos otra reunión porque hay muchas cuestiones internas que solo conocemos los que trabajamos en esto”.
Desde que tomó estado público la situación, paralelamente a lo que suceda en términos legales, desde Aadet se está intentando que estas megaproducciones que suelen presentarse en grandes teatros tengan versiones oficiales de gira. Lo cual impediría que versiones “alternativas” ocuparan ese nicho actualmente vacante. Sería una estrategia similar a la que está implementado Drácula, que tiene su formato a gran escala para escenarios y, otra versión para giras creada especialmente. De hecho, el productor general de La granja de Zenón confirma que para 2023 tendrán un versión para que ese fenómeno de público pueda llegar a todas las provincias y a las salas del conurbano.
“El objetivo es que se mantenga el control de calidad artística, mejore su explotación legal en beneficio de los profesionales de nuestra actividad, llegue a audiencias lejanas y desaliente la confección de versiones no autorizadas o de baja calidad”, señala Rottemberg.
Maximiliano Córdoba es el productor general de La granja de Zenón. Es quien se encarga de armar, según explica a este diario, un grupo multidisciplinario conformado por un dramaturgo, una coreógrafa, una psicopedagoga y diseñadores visuales, entre otros, para un montaje que demanda un año de trabajo. La obra quedó en primer puesto en recaudaciones durante las últimas vacaciones de invierno, mientras continúa haciendo funciones los fines de semana en el Astral. Hasta noviembre tiene programadas diversas presentaciones en doce países de Latinoamérica. “Nos duele todo esto porque todos somos socios de Aadet y el que roba nuestra marca y engaña a la gente es parte de la entidad –explica sin mayores rodeos–. Invertimos mucho dinero para montar la obra y cuando vemos que un socio de la entidad hace esto nos lastima”.
En todo este accionar visualiza una cadena de responsabilidades para evitar situaciones como estas que empieza con Argentores, que “no controla que lo que vos registraste es lo que luego presentás; continúa con las salas que programan este tipo de obras e involucra también a las ticketeras que, por ética, deberían tomar algún tipo de recaudo. Nosotros mandamos cartas documentos al dueño de la productora, a los teatros y las ticketeras. Queremos que esto siga su curso legal” admite sin muchos rodeos quien también tuvo una reunión con Flavio Sirra a instancias de la cámara de productores.
“El tema es complejo porque cruza el interés de espectadores en el país con el de salas y productores zonales, también pertenecientes a la Aadet, para los cuales gravitan los ingresos de esas propuestas con tanto tirón en la audiencia”, apunta Rottemberg. Pensando en el año próximo, la idea de que estos grandes montajes tengan sus versión de gira surge como una propuesta interesante para salas y públicos alejados de las grandes ciudades puedan tomar contacto con estas obras infantiles de tanta llegada popular. “Obviamente, eso no invalida que puedan aparecer otras versiones no autorizadas o de otros personajes, pero comienzan a aparecer soluciones que eviten las faltas éticas que nadie merece”, señala el presidente de la entidad que, por primera vez en sus 104 años de vida, expuso un situación que venía sucediendo casi en silencio.
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