Salvajada: una fábula sobre el hombre perseguido inspirada en un cuento de Horacio Quiroga
La obra de Mauricio Kartun, dirigida por Luis Rivera López, cuenta con las actuaciones de Valentina Bassi, Carlos Belloso, Mónica Felippa y Diego Gerrari
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Obra: Salvajada. Autor: Mauricio Kartun, a partir del cuento Juan Darién, de Horacio Quiroga (del libro El desierto, 1924). Dirección e iluminación: Luis Rivera López. Intérpretes: Valentina Bassi, Carlos Belloso, Mónica Felippa, Diego Gerrari, Carolina Guevara, Pablo Mariuzzi, Gustavo Masó, Julieta Rivera López, Carolina Tejeda, Blanca Vega. Música: Daniel C. García. Vestuario, escenografía y títeres: Alejandro Mateo. Sala: María Guerrero, del Teatro Cervantes, Libertad 815. Funciones: jueves a domingos, a las 20. Duración: 90 minutos. Nuestra opinión: muy buena.
Durante una epidemia de viruela, un cachorro de tigre, o mejor dicho de yaguareté, que quedó huérfano, se convierte en humano. Esta fábula épica-fantástica, imaginada por el autor uruguayo Horacio Quiroga (que fue colaborador de LA NACION) en su cuento Juan Darién, e incluida en su libro El desierto (1924), es adaptada por Mauricio Kartun y convertida, respetando su esencia, en una lúcida y creativa pieza teatral con moraleja. El autor de El niño argentino le aporta al relato un contexto sociopolítico (que subyace en el texto original), para referirse a la historia de un muchacho que, desde pequeño, es percibido distinto, extraño para los demás, ya sea por sus silencios, actitudes sutilmente agresivas o reacciones algo violentas.
En la escuela, a Juan le hacen bullying y ya más adulto es perseguido con el fin de concretar su muerte. Resistencia o genocidio, estas dos palabras definen el contexto del relato, al que Kartun le aportó una síntesis reveladora. En el programa de mano se lo sintetiza así: “Una historia de cómo el maltrato y el desprecio pueden ser el origen del más violento de los terrores”. En este aspecto, Salvajada, de Kartun (que originalmente se estrenó en 2015, a pedido de la Unsam y luego se presentó en el Centro de la Cooperación y al año siguiente en Pan y Circo), alude a una marcada herencia de la literatura argentina, entre otras, al concepto de “civilización y barbarie” de Sarmiento y su libro sobre Facundo Quiroga; a El matadero, de Esteban Echevarría, o el poema La refalosa, de Hilario Ascasubi, sobre el enfrentamiento entre los que adherían a Rosas y sus oponentes. Juan Darién también remite a otro cuento de Quiroga, Los desterrados, incluido en su libro de igual título y publicado en 1926.
El director Luis Rivera López, que hace décadas dirige al grupo de actores-titiriteros Libertablas, transforma la pieza en un cuento presentado en formato casi de libro troquelado, de intensas implicancias biopolíticas y sociales. Aunque en esencia lo sumerge en un relato de aristas fantásticas y oníricas, que en muchas de sus secuencias desarma y asombra al público, a partir de las interrelaciones que se producen entre los muñecos-animales (manipulados por titiriteros) y los hombres y mujeres, jóvenes y adultos, del interior profundo. Los que bien podrían ser de Misiones, provincia en la que Quiroga vivió, ambientó y se inspiró para escribir la mayoría de sus cuentos. Los que cabe aclarar es que muchos de ellos fueron dedicados a sus hijos, a los que les leía sus textos.
Si bien esta fábula sobre el hombre perseguido puede leerse como un cuento infantil, no lo es. Aunque también pueden disfrutarlo los niños, dado sus contextos de humor, por instantes, tan disparatados como hilarantes, o con escenas de conmovedora ternura, como la jugada por Valentina Bassi (que conquista de entrada al público con su emotiva interpretación), en el papel de esa madre que llora sola en su rancho la pérdida de su bebé.
Una de las escenas mejor logradas es la de la escuela con la llegada del inspector, que viaja desde la Capital al interior. Este segmento le permite a Carlos Belloso realizar su propio show, a partir de la muy acertada y disparatada composición de ese inspector, seductor e inquisidor, que descubre las facetas animales de Juan Darién. Otro instante a subrayar es la secuencia del circo, con el mismo Belloso y cuatro personajes, entre ellos las siamesas, que parecen escapados de la película Freaks, de Tod Browning (1932). Con valiosas actuaciones de Mónica Felippa y Carolina Guevara, sugestiva, intensa y comprometida es la composición de Pablo Mariuzzi como Juan Darién. El diseño de los animales salvajes, las mariposas, las criaturas oníricas del circo es otro de los aciertos diseñados del escenógrafo Alejandro Mateo.