Retrospectiva. Lucía Seles: “mi mejor plan es acompañar a una persona al médico y esperarla afuera dos horas en una confitería”
En el Teatro Sarmiento y en la sala Leopoldo Lugones comenzó un ciclo que hace foco en su producción escénica y cinematográfica de una de las creadoras más singulares de la actualidad
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Primer aclaración despejada por la misma entrevistada: “Como actriz y guitarrista clásica soy Selena Prat. Como directora, Lucía Seles”. Claro que, a lo largo de la su vida personal como artística, fue Diego Fernández y Rocío Fernandes. “No voy a cambiar más de nombre –reconoce para quien, al parecer, la transformación a veces sí se detiene–. Es que encontré nombres muy buenos y si sigo cambiando sería medio ridículo”. En ella, lo que diga su DNI, su propio físico, el mundo de las apariencias se pueden entender como eso: apariencias, formulaciones ante las cuales se toma toda la libertad interna para transformarlas, transformarse. Coherente con esa lógica interna, su propuesta artística rompe con toda métrica rígida, con el encasillamiento del pensamiento binario y, aún, con ciertas convenciones de las propuestas experimentales. Bajo estas normas, se refiere a sus actores por los nombres de sus personajes. Por eso, aunque su imagen diga otra cosa, es ella: Lucía Seles (la misma persona que, en el rol de actriz o guitarrista clásica, se hace llamar como Selena Prat).
Su nombre y el de su grupo, Cofradía Eurobasquet, ahora domina la marquesina del Teatro Sarmiento. Desde ayer, presenta una verdadera batería de trabajos (reposiciones de sus obras, conferencias, videos, podscats, estrenos y películas) a lo largo de casi un mes. En la información de prensa del Complejo Teatral de Buenos Aires, de quien depende la sala, se la presenta como una artista multifacética. No es un ninguna exageración. Lucía Seles es cineasta, grafóloga, poeta, dramaturga, cantante de tangos, directora de teatro, actriz y una apasionada por la música clásica. En términos de su producción escénica, sus trabajos dan cuenta de una artista radicalmente disruptiva dentro del panorama del teatro alternativo. Una artista tan atrapante como desconcertante.
Como cineasta, sus películas se presentaron en el Festival Internacional de Mar del Plata de hace unos años (cuando no se llamaba Lucía Seles) y en la reciente edición del Bafici. Sus trabajos cinematográficos llevan títulos como mujer sin n destino, baixo erotism, amanecer en beatrix teater n destruida, weak rangers o mother poetry. Llegado este punto, se impone una segunda aclaración: no hubo error de tipeo en los nombres de las películas. Ella se expresa de este modo tanto cuando escribe como cuando habla en una especie de spanglish chileno. Y cuando llega a la palabra escrita descree de tildes, mayúsculas y demás reglas gramaticales. En plena pandemia, hizo una serie de 16 capítulos llamada ocurrence princess y otra serie junto al actor director y dramaturgo Ignacio Sánchez Mestre (actor también de sus nuevas producciones) que llamó recordando fiestas (se la puede ver en Vimeo y sugerimos no dejar de verla).
Sus obras de teatro pertenecen a una serie que llama “de alba torrens a olga pierri”. La primera es una basquetbolista española de 32 años. La segunda fue una guitarrista clásica uruguaya que murió a los 102 años. Quien decidió ser Lucia Seles y Selena Prat no dice su edad por cuestiones, tal vez, de una irónica coquetería. Los que vieron sus trabajos escénicos en la sala Casa/Teatro/ Estudio, de Almagro, podrán haberles gustado o no; pero seguramente se habrán topado con un hecho escénico sorprendente, mágico. “Todo desborda en el mundo poético de Lucía Seles y la Cofradía Eurobasquet. Desborda en el sentido que se pasa de los bordes, que los desconoce, que se derrama y no para de producir sustancia. Las obras son como mantras equivocados que se repiten y son únicos. Un mundo hermético y, a la vez, social; la contradicción perfecta. ¡Un mundo imposible!”, afirma Vivi Tellas, curadora del ciclo Artistas en residencias que tiene lugar en el Sarmiento. El mismo por el cual ya pasaron Piel de Lava o las obras Leticia Mazur y que, desde ayer, hace foco en ella.
De aquella mágica y pequeña sala de Almagro del director y dramaturgo Martín Flores Cárdenas (también actor en una de las películas de Lucía), en la que los espectadores oficiaban de cómplices, ahora las propuestas de esta notable creadora y de su grupo habitarán esta sala un tanto formal en términos de su arquitectura que albergarán un sucesión de hechos artísticos que rompen, decididamente, con lo formal. Fiel a la idea del desborde, el ciclo también copará la sala de cine Leopoldo Lugones, del Teatro San Martín, en un ciclo titulado “Lucía Seles, romanticismo industrial”. Entre los films figuran los estrenos mundiales de carrefur virgin y mother poetry. En ambas trabaja Pilar Gamboa, una de sus tantas seguidoras.
“Yo ya había visto sus obras de teatro. Lucía es como una especie de poetisa de una maquinaria de belleza infernal, con ese tipo de actuación tan extrañada y empática, con ese grupo de actores que conforman como una secta del bien, ahora que están tan en boga las sectas del mal. Lucía es una personalidad muy compleja y muy especial, algo que le queda chico. O de otro planeta, algo que también le queda chico. Es una poetisa sin límites con un humor muy novedoso. Es como un aire fresco, una bocanada de singularidades que me vuelan la peluca”, dice la actriz de Petróleo, que vuelve a la cartelera en septiembre, como de la exitosa película 30 noches con mi ex, con Adrián Suar.
La crítica del año pasado de Si iu tomorrow incendiary publicada en este diario comenzaba enumerando parte de las referencias que tomaba esa apasionante propuesta en un abanico que incluía referencias al músico Bill Evans, las constantes citas a Alfonsina Storni o aquel bello final en el que todos cantaban “Me olvidé de vivir”, de Julio Iglesias. Lucía llega a jardín del Teatro Sarmiento para la charla con este cronista con una mochila y una botella de gaseosa. De la mochila, llena de libretas, sobres, apuntes, fotocopias y biromes; saca un papel. “Te traje esto especialmente porque me dio mucha ilusión cuando escribiste algo sobre Bill Evan y te traje una foto de su hermano, Harry, un musicólogo muy importante del cual casi no hay imágenes suyas en Internet. Y acá, en esta otra página, traigo unas definiciones porque me pedían cosas y tengo como mil millones de estos fragments que me parece que como presentación están bien”, dice Lucía quien, como Selena, suele adquirir las formas de una poetisa yilena que se desplaza por las anchas alamedas. Nueva aclaración: los fragments (o los fragmentos) son casi imposibles de leer porque están impresos con un cuerpo de letra diminuto.
“En verdad, yo siento más orgullo por ser guitarrista clásica, que estudié; o por ser bandoneonista, no tengo ninguna capacidad para eso; o por ser grafómana, que soy de las mejores de Europa; que por mi trabajo en cine o en teatro. Como grafómana puedo competirle a cualquiera, soy internacional”, dice muy segura de ella misma mientas va desplegando sobre la mesa unas mini libretas cubiertas de anotaciones escritas con biromes de distintos colores. En su conjunto, todo parece parte de una instalación visual de una creadora y su mapa de obsesiones. “Yo entiendo todo lo que está escrito –apunta casi ensimismada en su mundo– Estas cruces verdes que ves acá son las que indican que todo esto ya los pasé a otra libreta, que es la que está acá. Es mi trabajo, siempre fui así. Soy grafómana. Duermo con 02 a 08 biromes al lado de la cama [nueva aclaración: ella enumera de este modo]. Y en estos cuadernos que de acá están las 08 obras que vamos a presentar, entre reposiciones y estrenos, y mil millones de cosas mas. El jueves, los días de las conferencias, no hay ningún problema porque es un género que adoro. Lo que más amaría es hacer conferencias una vez por semana de acá a cuando me muera.
–Para alguien que parece un tanto tímida, ¿no te altera el nivel de exposición de una conferencia?
–No sabés la desesperación que tengo por decir estos altos fragments. No, no es desesperación. Es algo del orden de lo organizativo que tiene que ver con ser grafómana y con la venganza. Siempre fue así, toda la vida. No me preocupaba si el otro escuchaba o no.
–¿Cómo es la deriva de estos apuntes que luego se convierten en películas u obras de teatro?
–Todo viene de acá, de estos cuadernos, de cierta disciplina. ¿Ves? En estas páginas está el control horario. Yo tengo que trabajar 36 horas por semana pase lo que pase. Ahora, con todo esto, estoy trabajando como 70 horas por semana. Esa disciplina me la dio la música. Cuando estudiaba tocaba 06 horas por día y eso me permitió entender que una tiene que auto someterse. Pero es una disciplina acompañada con felicidad y acompañada por colaciones... Tengo ya contadas como 700 horas a favor, por varias semanas podría no trabajar por el infinito trabajo que es todo esto en la Sarmiento.
–Todo lo que harán en el Sarmiento como en la Lugones es harto trabajo, como vos dirías.
–Igual, podemos chocar el tren de acá a Luján. Hasta último momento voy corrigiendo y para el harto trabajo que es todo esto hubiera necesitado mucho más horas de aislamiento. Porque el aislamiento es como tener una caja de seguridad, es todo.
–Con sólo leer el cronograma hasta es difícil organizarse como espectador. Jueves, conferencias; viernes, podcasts y videos; sábados, reposiciones; domingos, estrenos. Y eso hay que sumarle el ciclo en la Lugones. ¿Por qué tan desbocada?
–Plantearon eso, me pareció bien [se ríe]. Yo lo acepté. Las reposiciones no me daban mucha ilusión, hasta en un momento pensé en hacer las 04 obras como un remix; pero no le sumé ese problema. Pero, a la vez, esas 04 obras duraban mucho mucho y en el teatro no se puede. Entre cada bloque [tanto sábado como domingo hay dos franjas horarias] decidí que me voy a tomar una “cafi plus” con una Coca.
–Sin embargo en la serie reivindicás a la Pepsi.
–Sí, pero son formulaciones [sonríe con complicidad]. Igual, todavía no llegamos a hacer pasadas y eso es todo culpa mía. Yo quiero que todo lo que falle sea culpa mía. Es increíble que todos los del elenco estén acompañando porque están con una intemperie tremebunda. Reconozco que hay una debilidad mía por hacer mucho. Reconozco que lo peor que me pueden pedir es que haga algo muy bien, es lo peor. Igual, no sabés lo creída que soy. Prefiero hacer 04 cosas y pensar que van a ser las mejores. Las 03 películas que hicimos nos quedaron buenísimas.
–Las estrenaste en el último Bafici, una marca histórica del festival.
–Igual, el cine es mil veces más fácil que el teatro, es pura manipulación.
–Cuando te llamó Vivi Tellas para hacer el ciclo, ¿qué te pasó?
–Me dio mucha ilusión. Yo, juro, soy la persona más feliz que, por lejos, te podés cruzar en la vida; pero, a la vez, soy resentida mal. Siempre estuve afuera de todo y, a la vez, no paré de trabajar nunca. Esto para mí es una venganza, es muy importante la venganza.
De golpe, salta a otro tema. O, como sucede en su obra y en su propio decir; la acumulación de asociaciones aparentemente libres operan como un cuerpo único y lúdico que se va cargando de densidades, de sentidos, de neológicas que son parte de esas historias fantásticas en las que conviven seres a los que dan ganas de abrazar. Al pasar, cuenta que en otro tiempo su trabajo fue trasladar paquetes. “No sabés lo feliz que era... Era como un motociclista sin moto que hacía los repartos en tren y sin celular. Recién hace un año y medio me regalaron un celular y casi no lo uso, lo prendo 01 o 02 veces al día”, dice Lucía siempre pendiente de la escucha, del registro del otro. Lo que más ama es estudiar música, aunque reconoce que no tiene grandes condiciones para eso. Y hoy otra cosa que ama y la cuenta como si fuera un paso de una comedia norteamericana: “Mi mejor plan es acompañar a una persona al médico y esperarla afuera dos horas en una confitería”. Hace poco se hizo un tatuaje en su rostro pensando en su madre, quien está internada. Su idea original era hacerse una especie de DNI de su madre, pero tuvo que reformularlo (”odio las reformulaciones”).
De la misma mochila saca otra libreta con un cuerpo de letra de mínima dimensión. Todo lo que imprime luego lo plastifica y lo manda a anillar. Ya tiene su lugar en donde hacerlo. De hecho, antes de llegar al teatro pasó por ahí. Dice tener la mayor partitura de guitarra de América del Sur y una colección de partituras de música clásica que envidiaría cualquiera. “Lo que me interesa es defender las cosas más respetadas y queridas por mí. No me interesa para nada el fantasma del teatro sino el defender todas esas cuestiones”, sale en defensa de sus propias convicciones.
–Imaginate un lector que no tiene idea de quién sos y de lo que puede ver hasta el 11 del mes próximo en el Sarmiento o en la Lugones, ¿qué les proponés ver?
–A una grafómana muy segura de sí misma que ama mucho más ser grafómana y ser segura de sí misma que al teatro.
Luego de la charla, muy segura de sí misma, encabeza la mesa central rodeada de todo el elenco de Cofradía Eurobasquet que integran Amelia Pena, Andreina Toro, Andrés Rasdolsky, Gabriela Ditisheim, Ignacio Sánchez Mestre, Javier García-Pelayo, Laura Nevole, Mariano Sayavedra, Martín Aletta, Natalia Miranda, Pablo Ragoni, Verónica Hassan y, claro, Selena Prat porque, como guitarrista clásica y actriz, se llama de esa modo.
Desde hoy, el fantástico mundo poético de Selena o de Lucía copará el Teatro Sarmiento. El desafío de toparse con unas de las creadoras más personales del panorama actual está planteado. Solo queda organizar la hoja de ruta y dejarse llevar por las amplias alamedas de esta secta del bien.
Para agendar
En el Teatro Sarmiento, avenida Sarmiento 2715, hasta el 11 de septiembre
- Jueves, a las 20.30: conferencias románticas y respetuosas.
- Viernes, a las 20.30: videos, podcasts y avenidas.
- Sábados, a las 18, bloque 1; y a las 20.30, bloque 2: “las primeras 04 obras de Lucía Seles”.
- Domingos, a las 18, bloque 1; y a las 20:30, bloque 2; “estreno de 04 piezas nuevas terminadas en residencia”.
En la sala Leopoldo Lugones, del Teatro San Martín.
El ciclo Lucía Seles, romanticismo industrial, que se llevará a cabo entre 30 de este mes al 6 de septiembre. Está integrada por dieciséis videos de Lucía Seles. Incluye sus obras tempranas, realizadas entre 2006 y 2007, dos programas de cortos y mediometrajes, la Trilogía Odio Desencadenada, presentada en la última edición del Bafici, y el estreno mundial de early kirk/iglesia temprana y carrefur virgin.
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