Rent: llega el "Hair" de los 90
El jueves próximo se estrenará la versión cinematográfica de uno de los musicales de culto de Broadway, que, con mucho rock, está inspirada en "La bohème", de Puccini
LOS ANGELES.- No sólo para alguien amante de los musicales, sino para cualquier cinéfilo o persona vinculada con el espectáculo, poder presenciar la filmación de una de las escenas principales de la película "Rent" puede significar una experiencia inolvidable. Cientos de extras cantando, colgados de los balcones de una megaescenografía que representa perfectamente a una calle del bajo East Side neoyorquino, con bolas de fuego cayendo y nieve por todas partes, es lo que se ve en uno de los cuadros más impactantes de esta película, basada en un musical de Broadway que ya lleva diez años ininterrumpidos en cartel.
El causante de esta nueva propuesta musical de Hollywood es el director y productor Chris Columbus ("Gremlins", "Mi pobre angelito", "Harry Potter y la Piedra Filosofal"), quien se fanatizó luego de ver la obra reiteradas veces en Nueva York. Junto a sus socios (entre ellos, Robert De Niro) deambuló por distintos estudios hasta que llegaron a un acuerdo con Miramax. Columbus estaba obsesionado con "Rent" y pretendía recrear el mismo espíritu de la obra, pero en la pantalla grande. Por eso es que contrató a casi todo el elenco original de la obra: Adam Pascal (Roger), Anthony Rapp (Marc), Idina Menzel (Maureen), Jesse L. Martin (Collins), Wilson Jermaine Heredia (Angel) y Taye Diggs (Benny). A ellos se agregaron la taquillera Rosario Dawson (Mimi) y Tracie Thoms (Joanne).
Un sentimiento especial
Para todos los actores originales de "Rent", había un requisito básico que debía tener esta propuesta para poder aceptar. No se trataba del dinero, sino de que se respetara la idea y el libro del autor y compositor Jonathan Larson. Trabajó como mozo de un restaurante de comidas rápidas hasta unos días antes de los ensayos de su obra. Tras una ardua lucha, consiguió un subsidio para montarla en un workshop en el off Broadway. Y no pasó mucho tiempo hasta que un grupo de productores la llevó al Nederlander Theatre, del circuito comercial.
Jonathan Larson, víctima de un aneurisma, falleció pocas horas antes del debut y había estado muy involucrado en los ensayos, con todo el equipo. “Veo esto como un tributo a Jonathan. Aunque lo mismo ocurría cada vez que subíamos al escenario. Siempre sentíamos que cada uno tenía una responsabilidad: hacer que la gente entendiera y aceptara cada palabra y cada mensaje suyo, y asegurarnos de que el mundo escuchara su música. Fue brillante. Me hizo sentir esto de apreciar la vida y lo que tenemos hoy. Fijate que, cuando nos conoció, hizo muchos arreglos musicales para cada uno de nosotros. Por ejemplo, reescribió una canción completa para mi personaje”, expresa Idina Menzel. Por su parte, con los ojos vidriosos cuando se le pregunta por Larson, Adam Pascal señala: “El estaría orgulloso de esta película y es por eso que todos nosotros estamos aquí. Estoy seguro de que su familia también lo va a estar”.
Epocas de sida
En la jerga del musical, se dice que “Rent” es el “Hair” de los 90. Es una obra complicada de digerir para cualquiera. No es masiva. Es del tipo de musical conceptual, en que el argumento es simple y sencillo, y el elemento dominante no es lo que pasa sino lo que dice la pieza. Larson se basó en “La bohème”, de Puccini, tomó a los personajes principales y los transformó en conflictuados bohemios neoyorquinos. A su vez, incorporó algunas situaciones basadas en la ópera mencionada. Pero “Rent” habla de la corrupción de los valores en el período finisecular; de lo difícil que son las relaciones afectivas; del amor como única entidad, en la que no importa el sexo de los individuos; de las drogas como punto de partida de la destrucción y del sida. Este no es un punto tangencial, sino hegemónico en las situaciones que se narran en la película, ya que cuatro de los ocho protagonistas son portadores del virus, en una época en que era difícil sortear sus consecuencias.
“Un punto difícil de esta película es que la gente tiene que confrontar con lo que no quiere ver. Pero lo que ocurre en escena es una realidad cruda que existe. Espero que tenga un impacto positivo y que se tome conciencia”, expresa Menzel. “Afortunadamente, el Nueva York de hoy no es el mismo del 96, pero esa realidad dejó secuelas fuertes”, agrega Columbus. Para Adam Pascal, muy involucrado con la obra, ya que fue su lanzamiento a una carrera exitosa en Broadway (“Aída”, “Cabaret” y pronto, “Tarzán”), “Rent” no significa lo mismo para cada persona. “Algunos quedan cautivados por la música; otros, por lo que se dice; a muchos, tal vez, no les signifique nada. Por ejemplo, hay controversias en torno al final. Jonathan quería que Mimi vivier a porque la gente se tenía que ir del teatro optimista después de todo lo que había visto. Y hubo muchas discusiones al respecto. Es que la película es mucho más cruda que la obra. Las escenas de drogadicción son fuertes. Pero el mensaje es de resistencia.”
Curiosamente, “Rent” es una obra que también funcionó en países como Islandia o Alemania, pero fracasó en otros como México, España e Inglaterra. La temática es universal, pero el enfoque es muy localista: muy neoyorquino. “Si bien está centrada en una ciudad determinada, los temas que se tocan son muy humanos. Depende del lugar que vivas, te va a llegar en forma distinta”, aclara el director.
Todo comienza con la falta de inspiración de Marc, un entusiasta documentalista de cámara barata, y Roger, un guitarrista deprimido por la muerte de su novia, víctima del virus del sida. Ambos no tienen un centavo y, como muchos, ocupan el loft de lo que fue una vieja compañía discográfica. Benny, compañero de ellos durante algún tiempo, se casó con la dueña del lote y ahora quiere desalojarlos. En el piso de abajo vive Mimi, una bailarina drogadicta que intenta rehacer su vida a través del amor, con Roger. Los amigos: Maureen, quien dejó a Marc por Joanne, una abogada que la quiere más que a la vida misma, y Collins, un moreno tenor que se enamora de quien será un modelo de amor para todos: Angel, un joven optimista que por momentos se viste de mujer. Todos, amigos incondicionales: lo que a fines de los 60 sería una tribu de hippies.
Definitivamente, no es una película para prejuiciosos.
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