Regresa el Nuevo circo de la mano de Gerardo Hochman
Hoy se estrena Fenómenos, palabras y parábolas, en el marco del Festival Internacional de Circo Independiente
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Es uno de los directores argentinos más destacados del teatro acrobático y referente indiscutido del Nuevo Circo, ese singular lenguaje que viene investigando desde hace veinte años. La buena nueva es que luego de una pausa obligada por motivos de la pandemia, Gerardo Hochman vuelve al ruedo con Fenómenos, palabras y parábolas, espectáculo basado en el libro Fenómenos de circo, de Ana María Shua, que estrenará el próximo viernes en el marco del Festival Internacional de Circo Independiente. Se trata del proyecto ganador del Estímulo a la Creación y Producción de Artes Escénicas del Complejo Teatral de Buenos Aires
“Es un espectáculo de circo sobre circo. Digamos que es el circo auto percibiéndose, como lenguaje, como oficio, como modo de vida, con sus ambiciones, sus ilusiones, sus fracasos y sus vínculos. Es el circo mirando para adentro. Tomé como inspiración estos micro relatos de Ana María que hablan mucho de lo que sienten los artistas, lo que se proponen, lo que consiguen o no, lo que sucede entre ellos. Esas ilusiones, ambiciones, tensiones que se ponen en juego en el universo del circo también son una metáfora de cosas que suceden por fuera de la carpa”, apunta el prestigioso director que, si bien prefiere evitar las clasificaciones, define esta última creación como un teatro cirquero o un circo teatral, “donde hay una ecualización equilibrada entre los textos y las escenas vertiginosas y adrenalínicas propias del circo en primer plano”.
En cualquier caso, se trata de un homenaje tanto a quienes ocupan las pistas y escenarios con sus habilidades, como a quienes son superhéroes cotidianos, de proezas poco escénicas, pero igual de asombrosas.
Oriundo de la Paternal, Hochman cuenta que se crió en la vereda, andando en bici, jugando a las figuritas o pateando la pelota contra los portones metálicos en la cuadra donde sus padres tenían y siguen teniendo hasta hoy, a sus 88 años, un negocio de ropa. Iba a la escuela Rubén Darío y también jugaba al voley, primero en el club Sholem y posteriormente en el club Peretz, deporte que practicaría con bastante dedicación durante su adolescencia y juventud.
Y si bien no siguió la carrera deportiva, encontró en el voley algunos elementos que más tarde aplicaría a su desarrollo como artista: “De niño fui un espectador del circo de Moscú, al que mis padres me llevaban a ver cada invierno al Luna Park, por un lado por el regocijo artístico y por otro por un orgullo ideológico de mi padre, que tiene una formación socialista y tenía fascinación por cualquier manifestación artística que viniera detrás de la Cortina, que por otra parte eran bastante exóticas. Pero más allá de eso que reconozco como una semilla, como jugador de voley tuve una disciplina deportiva fuerte, y esa experiencia se me hizo carne respecto de ciertos valores que arrastro hasta el día de hoy en mi tarea como el trabajo en equipo, la disciplina, la constancia, el valor del entrenamiento y el sentido del espectáculo que también hay en un partido de voley”, apunta.
Mientras tanto iniciaba su formación artística en la Escuela de Mimo de Ángel Elizondo, en la Escuela del Actor del EMAD junto a las clases de acrobacia con su maestro Osvaldo Bermúdez, cuando empezó a descubrir en el lenguaje del circo una particularidad poética y metafórica para expresarse y comunicarse. Así las cosas, a principio de los años 90 ya estrenaba Emociones simples, su primer espectáculo de compañía que creó junto a Marcelo Katz con La troupe, el primer escalón de una extensa trayectoria que lo posicionó como uno de los principales referentes del género en el país.
“Le pusimos Nuevo circo sin saber que existiera un movimiento en algunos países donde esto ya se nombraba así, pero sentíamos la necesidad de explicarle al espectador que se parecía mucho al circo pero que tenía otro tratamiento, que se iba a encontrar con muchas cosas parecidas, pero también muchas otras que eran innovadoras, al igual que el teatro acrobático, porque de alguna manera la presencia de texto y argumento ameritaba esa denominación”, reflexiona.
No es casual que Fenómenos se estrene en el marco del FICI, Festival Internacional de Circo Independiente nacido en 2015 como una respuesta para hacer más visible el circo contemporáneo o circo de autor en la ciudad de Buenos Aires, una tendencia que crece en Europa y Latinoamérica, donde los universos estéticos y los recursos dramatúrgicos están presentes más allá de la proeza.
“Más que un género artístico, el circo en la Argentina es un movimiento cultural, desde la tradición del circo de carpa, de las familias y empresas que hacen circo; los circos de pequeñas compañías que hacen un circo moderno o contemporáneo; el circo en la calle; el circo social, que se inscribe en una comunidad como herramienta de transformación social hasta los eventos privados y comerciales, los festejos oficiales y gubernamentales o las convenciones y los festivales”, repasa Hochman, que a su vez, como artista pedagogo, desde 1994 dirige la escuela de Circo La Arena y desde hace algunos años también dirige la especialización en circo de la carrera de Artes Escénicas en la Universidad Nacional de San Martín.
Y añade: “En cuanto al circo de autor, una manera de denominarlo que no conocía, pero es interesante, me parece que es un movimiento tan efervescente como incipiente. Como espectador reconozco algunas obras que podrían poner bajo ese rotulo como Recorte Recorte, de Jorge Cárdenas Cayendo (compañía terceto); Un domingo, de Proyecto Migra; A Gusto, de la compañía Lxs Otrxs, y en La Arena también está funcionando un programa de residencias para pequeñas compañías de circo donde están surgiendo bastantes trabajos en ese sentido. Creo que hay mucha tela para cortar y recién ahora el ambiente del circo se está dando el tiempo para esa investigación, ese aspecto creativo que no responde exactamente a la fórmula de hacer un espectáculo para salir a trabajar”.
Finalmente, consultado sobre la desaparición de Polo Circo, sostuvo: “Así como la existencia de Polo Circo fue una buena noticia que nos permitió relacionarnos, acercarnos y apreciar producciones de otros lados, fue muy estimulante y se abrieron puertas y espacios para diferentes manifestaciones, después no sé qué ha pasado ahí, si es un tema logístico o presupuestario pero se discontinuó una política que era muy provechosa y ahora está abandonado. En el ambiente del circo lo lamentamos”, concluye.
PARA AGENDAR
Fenómenos, palabras y parábolas. Idea y dirección: Gerardo Hochman (sobre un libro de Ana María Shua). Son 12 funciones en el marco del Festival Internacional de Circo Independiente. Estreno viernes 12 de noviembre, a las 21; sábado 13, a las 19. Del 19 de noviembre al 18 de diciembre: viernes, a las 22.30; y sábados, a las 20. En El Galpón de Guevara, Guevara 326. Entradas en venta en http://www.alternativateatral.com.ar
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