¡Puro talento! Seis actores nuevos de teatro que están dando mucho que hablar
Cada año surgen nuevas figuras, desconocidas hasta entonces pero que encarnando papeles muy llamativos comienzan una carrera profesional. ¿Cómo se da ese salto? ¿Cómo nace una estrella? ¿Cómo aparece ese papel que le cambiará la vida? ¿Azar? ¿Destino? ¿Es estar justo en el momento indicado? En lo que va de 2019 parecen haber surgido muchos nombres que dan que hablar, nombres en lugares privilegiados de los elencos en general estaban reservados para actores consagrados. Tal vez porque esos nombres ya no son una garantía absoluta; quizá porque los productores y directores estén retomando ese goce que significa descubrir estrellas; porque la TV no está aportando figuras como antes; o porque de una vez por todas se decidió a buscar sangre nueva en un ámbito que requiere de excelencia: el teatro. Motivos diversos, coyunturas, lo cierto es que 2019 parece ser el año de las revelaciones. LA NACION reunió a seis actores que están pisando fuerte en la escena comercial: Iñaki Aldao en El curioso incidente del perro a medianoche, Laura Grandinetti en Después de casa de muñecas, Agustín Iannone en Hair, Franco Rau en La jaula de las locas, Paula Reca en Una vez en la vida y Stéfano De Gregorio en 100 metros cuadrados.
En un rato los seis se subirán al escenario a interpretar los papeles que les están cambiando la vida. Algunos se conocen y hasta se reclaman, sonrisas mediante, bromas pesadas que vivieron cuando filmaban tiras en televisión tiempo atrás; algunos fueron a ver las obras de los otros, la mayoría no porque tienen funciones muchos días a la semana. Se ríen a carcajadas cuando uno dice "eso es más difícil que llenar la sala un miércoles". Prometen irse a ver ni bien terminen con sus funciones. Si hay algo que comparten estos seis actores es una convicción y un gran periplo vivido para llegar adonde están. Casi todos comenzaron de muy chicos motivados por un deseo que los guiaba con seguridad. A medida que cada uno cuente sus comienzos quedarán menos dudas: arriba del escenario son felices, aman hacer lo que hacen y desean poder seguir interpretando papeles. No le encuentran casi ningún pero a esta profesión con tantos bemoles, no sienten alterada su juventud a pesar de ser una excepción en su grupo de amigos por trabajar las noches de los fines se semana y, por el contrario, están donde siempre quisieron estar. La calle Corrientes con el Obelisco de fondo y los teatros en los que sueñan estar se vuelve el marco idílico para esta juntada, Pasen a conocerlos.
¿Quién es quién?
Iñaki Aldao: con sus 19 años compone a un joven de 15 hipersensible y lleno de obsesiones limitantes, que podrían atribuirse a un trastorno de Asperger, enEl curioso incidente del perro a medianoche, en el Maipo. Parece compartir demasiados parecidos con Christopher en esta obra que se está convirtiendo en un verdadero fenómeno. Ni bien termina la función, en un estallido que parece casi necesario, gran parte de la platea se pone de pie para aplaudir a Aldao. Por la proeza que implica -está casi los 150 minutos en escena- y la postura corporal que le requiere un alto esfuerzo físico, pero también porque conmueve a todos. "Este personaje me llegó en vacaciones. Carla Calabrese, la directora, vio mi perfil en Instagram de casualidad, audicioné y, por suerte, les gusté. Hice otra prueba, me volví a San Rafael porque había dejado a mis amigos allá, me pidieron volver a los tres días, tuvimos una nueva audición y al día siguiente me llamaron. Fue muy inesperado todo, si Carla no hubiese visto mi perfil en Instagram no estaría teniendo hoy esta nota", asegura Aldao que todavía no cae pero es consciente de la importancia de lo que le está sucediendo. "Nunca tuve dudas de que me iba a dedicar al teatro así que cuando terminé el colegio mi familia me entendió por completo".
El acercamiento de Aldao al mundo artístico fue a través de la música con clases de canto, de ahí al teatro musical (su pasión) y luego al teatro de texto.
El curioso incidente del perro a medianoche
Agustín Iannone: es Claude en la nueva versión de Hair, dirigida por Pablo Gorlero que se sube a escena de viernes a domingos en el Konex. Ese célebre musical sobre el hippismo a 50 años de su estreno sigue vigente. Jóvenes que levantan su voz contra regímenes totalitarios, que proponen la paz en lugar de la guerra, que reclaman la libertad y la diversidad sexual son encarnados ahora por 30 actores y 8 músicos. Iannone, con 25 años, es uno de los protagonistas de esta historia. Increíblemente, para él Hair fue el puntapié para comenzar a estudiar actuación. "Estaba en el anteúltimo año de colegio y mis papás me regalaron, aunque no lo crean, la película Hair (de Milos Forman) y con mis dos mejores amigos nos fanatizamos con la historia, cantábamos todos los temas y la mirábamos sin parar. Ellos estaban en el grupo de teatro musical del colegio y me convencieron de sumarme. Desde el primer minuto en el que me metí me enamoré del género y no paré de actuar", rememora. Por eso, cuando el año pasado llegó a sus manos un volante anunciando las audiciones de Hair no dudó y se presentó. Estaba haciendo de Tanguito en una versión de Tango feroz, en la zona Norte del Gran Buenos Aires. "Cuando me escribieron para contarme que había quedado como uno de los protagonistas de la obra supe, realmente, que esto es lo que quiero para mi vida; es el día de hoy que lo confirmo cada vez más". El teatro como hobby es parte de su pasado. Claude Hooper Bukowski llega a su vida con la certeza de que este es el lugar donde quiere estar.
Hair
Laura Grandinetti: está lejos en tiempo y modo de su personaje enDespués de casa de muñecas, la obra dirigida por Javier Daulte en el Paseo La Plaza que cuenta lo que podría haberle sucedido al personaje emblemático de Ibsen, Nora (Paola Krum), si volviese a su hogar luego de quince años. Emmy es la hija, una joven de fines del siglo XIX, extremadamente formal, que encuentra en el matrimonio la institución principal. "Si bien no concuerdo con esta ella, me resulta muy interesante el modo en que mi personaje enfrenta a su madre; se planta, defiende su propio interés frente a esta mujer que desapareció por quince años", cuenta Grandinetti. Este papel la apasiona y aunque ya hace unos cuantos años está arriba de las tablas (Yo no duermo la siesta, Relojero, El efecto de los rayos gamma sobre las caléndulas, Personitas, entre otras) e incursionó en el cine (Rojo, de Benjamín Naishtat; y Acusada, de Gonzalo Tobal) esta experiencia es diferente. Se trata de una obra que la tiene muchos días a la semana en escena, con actores como Jorge Suárez, Paola Krum y Julia Calvo, con un texto complicado que implica mucho juego en escena. Grandinetti puede porque empezó sus clases de actuación muy chica, primero de comedia musical en la escuela de Julio Bocca; luego a los 13 en la escuela de Hugo Midón y luego entró en la escuela de Julio Chávez que sigue siendo su maestro en la actualidad.
Después de casa de muñecas
Franco Rau: Sus inicios se remontan a sus cinco años, cuando le pidió a su tía Claudia que lo acompañara a una audición para el recordado ciclo televisivo Cantaniño. Sus padres trabajaban y él no se quería quedar afuera. Quedó. A partir de ahí no paró nunca de trabajar: teatro, circo, televisión, de todo. Este verano, en Mar del Plata, ingresó al elenco de La jaula de las locas para encarnar a uno de los personajes más agradecidos de este musical de Jerry Herman y Harvey Fierstein: Jacob, el mucamo. Dos horas sobre tacos de 18 centímetros en el escenario, tres previas de preparación, veinte cambios de vestuario, tres de maquillaje. "Pude lograrlo con la ayuda de muchos transformistas porque nunca había hecho de mujer. Yo quería que se sientan honrados, me lo tomé con respeto, fui a muchos shows para aprender, tomé clases de maquillaje. Ensayé muchas horas en tacos durante meses. Pasaba la aspiradora, tomaba mate, todo en tacos", cuenta orgulloso y sorprendido porque este personaje le significó el premio Estrella de Mar como actor de reparto. Su carrera está llena de anécdotas y aunque tenga 23 años tiene 18 de trayectoria. "Desde muy chico me gustó el circo, siempre que mi mamá me llevaba subía al escenario y actuaba con los payasos. Una vez me subí a un micro, audicioné para el circo Servián, quedé y comencé a vivir en las casillas rodantes durante tres años. Ellos trabajan muchos días a la semana. Me enseñaron que un artista siempre tiene que estar impecable, a mantener la pasión y el amor pese a las condiciones, con lluvia, viento o 40 grados. Una gran enseñanza de vida".
La jaula de las locas
Stéfano De Gregorio: La fama lo tocó de cerca desde muy temprano cuando a los cuatro años le pidió, por favor, a su madre que lo lleve a los estudios en los que se filmaba Videomatch, allá por 1998, para contar un chiste y así ganarse un Power Rangers (situación que logró y le valió un lugar en la pantalla, desde aquel entonces, con éxitos como Chiquititas, Casi ángeles, Floricienta, entre otros). Pero es en la obra 100 metros cuadrados, de Juan Carlos Rubio, donde se siente diferente. "Subirme al escenario de jueves a domingo con dos actrices como María Valenzuela y Florencia Bertotti es un sueño. Quisiera hacer teatro toda la vida, me hace muy feliz y aunque haya quemado algunas etapas, en definitiva, cuando la gente sale para divertirse va al teatro y yo hago teatro, no es tan distinto", cuenta De Gregorio que pasó por tantos fenómenos que ya son incontables. Desde Chiquititas, pasando por las cámaras ocultas que hizo para Videomatch, Esperanza mía y el año pasado, en Polémica del bar. Sus incursiones en teatro estaban casi completamente relacionadas al traspaso de estos fenómenos a los grandes escenarios pero asegura que desde que pisó el Gran Rex por primera vez supo que quería estar ahí para siempre. Por eso cuando le llegó la propuesta de 100 metros cuadrados levantó todo lo que tenía en la agenda para formar parte de esta obra dirigida por Manuel González Gil y que le implica al actor un fuerte compromiso.
100 metros cuadrados
Paula Reca: El musical folk Una vez en la vida narra la historia de amor fugaz entre un músico callejero irlandés (Eliseo Barrionuevo) y una joven checa que está en Dublin con su hija y su mamá: Paula Reca. "La preparación fue de muchísimo estudio. ¡Pero muchísimo! -cuenta Reca- porque yo no tocaba el piano y tuve muy poco tiempo para prepararme. Los ensayos eran seis días a la semana y yo seguía con mi profesor de piano. El proceso fue muy intenso. Por el piano y también porque al ser checa tenía que crear mi acento. Me encantaría que los próximos proyectos tengan muchas de las características de Una vez en la vida, en los que el director (Julio Panno) tenga también una visión hermosa, poética y poderosa y haya tanto talento a mi alrededor como es ahora". Reca también comenzó desde muy pequeña y trabajó en televisión, en Casi ángeles. Pero en 2011 llegó al musical con La novicia rebelde, en el Ópera; y al año siguiente como la hija de la protagonista de Mamma mía! "En lo personal y artístico el salto más importante que di fue producir la última película que hice Tampoco tan grandes (2017). Fue la primera vez que estuve en todo el desarrollo de un proyecto además de protagonizar. Fue un enorme desafío y creo que marca un antes y un después en quien yo quiero ser como artista", asegura Reca feliz con sus primeros pasos como productora cinematográfica y por su papel en este musical.
Una vez en la vida, de Enda Walsh,
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