
Fabio Zerpa: de actor de clásicos teatrales a experto en metafísica y platos voladores
Desde una canción de los Twist hasta sus conferencias sobre metafísica, el nombre de Fabio Zerpa nunca pasó desapercibido. Hombre multifacético, los más memoriosos saben de su profusa trayectoria dividida entre la actuación en cine, el teatro y televisión hasta que su pasión por los ovnis lo convirtió en un referente del tema que lo corrió de la actuación casi por completo.
Zerpa murió ayer, a los 90 años. Nació en Colonia (Uruguay) y, amante del teatro clásico, comenzó su carrera interpretativa en su lugar de nacimiento hasta que se trasladó a Buenos Aires hasta 1951. Ya instalado en esta ciudad, con la dirección de Salo Vasochi, se puso en la piel de Trigorín, uno de los personajes centrales de la pieza La gaviota, de Anton Chejov. Su actuación en aquella obra le abrió las puertas para comenzar una larga trayectoria en los escenarios. Entre sus principales trabajos se encuentran títulos prestigiosos como La escuela de las mujeres, Judith, Electra -trabajo por el que recibió, en 1954, el premio al mejor actor otorgado por la municipalidad-, Esquina peligrosa, Vidas privadas y Mary Mary, entre otros muchos títulos.
Participó, además, en el programa radial Las dos carátulas, mientras que la televisión le permitió mostrar su ductilidad tanto para el drama como para la comedia en ciclos como Cuatro hombres para Eva; El amor tiene cara de mujer;Cuatro mujeres para Adán (las tres con libros de Nené Cascallar); Teatro Palmolive del aire, donde interpretó los roles protagónicos de La heredera, Rebeca y Cumbres borrascosas; Gran teatro universal, Perdón para una mujer, Su comedia favorita, Carola y Carolina, Teatro 9.
El cine también le abrió sus puertas y, en 1955, intervino en Más pobre que una laucha, de Julio Saraceni, y luego en 1958, en El jefe, dirigido por Fernando Ayala, títulos a los que siguieron Una jaula no tiene secretos, Los inocentes, Las modelos, El Club del Clan, Un viaje al más allá, El gordo Villanueva, El gallleguito de la cara sucia, La muchachada de a bordo, El cielo es para todos, Operación Cero y La culpa.
En 1959 tuvo la oportunidad, según sus relatos, de observar un ovni y poco después se dedicó a la investigación de este fenómeno, presentando espectáculos y trabajos acerca de este tema, además de publicar una veintena de libros cuya temática tenía que ver con avistamiento de naves, metafísica y seres de otro mundo. Esta labor lo alejó casi definitivamente de su labor actoral. Salvo por ocasionales participaciones como la que hizo en la miniserie Sin crédito (2005).
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