Pipo Pescador: personalidad destacada de la cultura

"Ya estoy doblando la esquina; tengo 62 años, una trayectoria, el cariño de la gente..." Enrique Fischer, es decir, Pipo Pescador, se prepara para ser declarado el lunes próximo personalidad destacada de la cultura por la Legislatura de Buenos Aires, en una ceremonia que tendrá lugar en el Salón Dorado del Parlamento porteño. Ya no suele lucir la boina, traída junto con el acordeón, de sus orígenes campestres en las colonias entrerrianas de alemanes del Volga, para armar el personaje que es parte del imaginario infantil de varias generaciones, pero no por ello está inactivo.

A la vuelta de la esquina, están la Opera de los quesos, que espera estrenar en España en septiembre; una nueva puesta en escena de su Teatro del chupete, para julio, en el Auditorio San Isidro; la edición de Casa sin ventanas , el tercer libro de la serie sobre temas de discapacidades -en este caso, sobre niños autistas-, sus tangos para adultos cargados de ironía, así como conferencias sobre la niñez en diversos puntos del país.

¿Qué preocupa a su audiencia de conferencista? "Los valores de la infancia perdida. Lo que más preocupa a la gente es sentir que la infancia va perdiendo sustancia; la calidad de infancia se va perdiendo; está jaqueada." Pipo Pescador no quiere adoptar un rol de predicador apocalíptico, pero señala que "la infancia está complicada", que está demasiado expuesta a la vida, la política, la moral, la sexualidad.

"El niño es como un sonámbulo; de alguna manera está dormido y tiene que estar un tiempo así, en esa etapa particular en que todo se da como entre sueño y realidad. No es bueno despertar a un sonámbulo; no hay que molestarlo. La época nuestra es demasiado cruel, demasiado real y el niño está muy expuesto."

Pipo reivindica, además, un "menú variado" para los chicos, para evitar que terminen "sentados frente a la tele o a la compu y nada más, en un diálogo sordo con la pantalla".

"Casi no hay deporte; casi no hay juego; casi no hay familia. Pantalla y niño: esa es la nueva realidad; soledad y pantalla", señala el músico, teatrista y escritor, aun reconociendo, a la vez: "El mundo es muy complejo y hay cosas muy buenas para los niños. Internet les ofrece una variedad de información. Los canales de cable para niños son excelentes". No quiere entrar en una crítica nostálgica de épocas pasadas, pero registra que "hoy la niñez no está tan de moda como en los años 70".

Ello no impide que el tema más popular del juglar de la infancia, "El auto de papá", siga sumando versiones en otros idiomas y latitudes. Acaba de editarse una en Portugal y se grabó otra en Inglaterra, que se agregan a los 2 millones de placas vendidas en el mundo. "Creo que la fórmula de la inocencia, de la ingenuidad, no se agota", dice, y aporta, a modo de prueba, la recepción que sigue encontrando en España, donde residió algunos años cuando los militares le cerraron las puertas en la Argentina, y donde vive su hija y nació su nieta. En 2007 recorrió 34 ciudades españolas con su unipersonal La magia de leer , a fines del año pasado grabó un cancionero de temas que compuso sobre ritmos tradicionales, como la jota manchega ("Rocinante, Rocinante, caballito del Quijote, marcha pisando amapolas...", hace escuchar al cronista, mientras ensaya los pasos del baile).

¿Y aquí? "Se producen desinteligencias entre lo que el público quiere y lo que recibe. Para hacer teatro para niños en la calle Corrientes, hay que estar vinculado a la televisión porque, si no, se corre serio peligro de fracasar. Tal vez en España hay más coherencia entre los valores y los emprendimientos. Entonces, hago cosas allí y vuelvo a la Argentina, porque es mi tierra, la que eligieron mis abuelos inmigrantes, en la que siento que mi lugar sigue vivo a pesar de todo, como me lo demuestra la gente en forma cotidiana."

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