Pilar Gamboa, María Onetto y Leonor Manso en tres obras del Teatro Cervantes para ver en casa

Con las salas de teatro de Buenos Aires sin actividad, la programación que fue pensada para el streaming vuelve a ganar protagonismo. Como lo vienen anticipando varios creadores y programadores, más allá de la pandemia, este modalidad de consumo cultural llegó para quedarse. El Teatro Nacional Cervantes fue el primer teatro público que apostó por la modalidad de obras escénicas filmadas. Al ciclo lo llamó Nuestro Teatro y consiste en obras que, en general, no superan los 50 minutos en las que trabajan talentosos directores, dramaturgos y actores.

Se pueden ver en la página de YouTube del Cervantes sin tener que pagar entrada ni requisito de ningún otro tipo. Por ahora, hay 19 montajes disponibles de las 21 obras que ganaron el concurso Nuestro Teatro, que se lanzó en agosto. En la página del histórico teatro está el menú completo con la información necesaria de cada espectáculo entre los que se encuentran tres obras que cuentan con las actuaciones de Pilar Gamboa, Leonor Manso y María Onetto.

Un hembro, de Rubén Sabbadini y dirección de Laura Paredes

Con las actuaciones de Pilar Gamboa, Maiamar Abrodos, Juan Barberini, Claudia Cantero y Horacio Marassi, su autor la presenta de este modo: “Un grupo de personas de diferentes sexos y edades reconstruyen o debaten sobre cómo ocurrió un único hecho: una suerte de comando salió a sembrar en los huecos de una ciudad y/o de varias ciudades al mismo tiempo. La pieza transcurre en los diferentes puntos de vista desde los que el grupo de personas narra la historia”. En la puesta ideada por Laura Paredes cada personaje de tiempos diversos ocupa su propio espacio diseñado por Laura Copertino. Casi ni se miran. Claro que aunque cada uno habite su rígido cubículo, el trabajo fluye todo el tiempo entre sus permanentes derivas discursivas que evitan la idea de un nudo central de la obra. El eje cambia todo el tiempo. Los cinco personajes, tan disímiles entre sí en sus tonos interpretativos, hablan de una cosa, como de otra y en ese punto radica la riqueza de esta propuesta tan lúdica que reflexiona sobre lo establecido, sobre lo binario, sobre los bandos. En ese juego, Un hembro encuentra su propia y potente organicidad interna.

La pasión según Teresa Von Hauptbanhof, de Cristian Palacios y dirección de Nayla Pose

Con las actuaciones de Leonor Manso, Paloma Contreras, Anabella Bacigalupo, Julián Cabrera, Ernesto Claudio y Carlos Defeo, su autor la presenta de este modo: “Una mansión en las montañas, una obra maestra de la literatura universal, un superhéroe bastante particular, su némesis y una tragedia que deviene burlesca, farsa, drama existencial, absurdo o lo que sea”. La tal Teresa von Hauptbanhof es Paloma Contreras. Su madre, la Baronesa Catalina de Aries, Leonor Manso. Madre e hija en la ficción como en la realidad. En el texto de Cristian Palacios ambas esperan en una cabaña alpina la llegada de un conde que va al encuentro de su prometida. Todo sucede en tiempos del Imperio austrohúngaro en medio de un noche de tormenta en la que, según dice la madre, “puede ser la última de la Tierra”. Entregarse al conde parece ser la única salida para salvar el honor de la familia. Claro que, cuando se abre la puerta de la mansión, aparecen tres personajes que pueden ser hermanos de los Daft Punk con guiños al cómic galáctico en medio de esta especie de comedia de enredos con referencias metateatrales. El final de la obra depende de la dupla que integran madre e hija (la de la ficción y la de la realidad).

Hipólita pondera la conquista, de Eric Barenboim y dirección de Mariana Obersztern

Con María Onetto, Javier Drolas, Delfina Dotti y Marina Otero, su autor la presenta así: “Luego de una catástrofe climática, los últimos poblados de la Patagonia se organizan según una burocracia absurda para sobrevivir. Hipólita, representante de La Represa, va ante la frontera de Cutral Có para negociar. Un Aduanero y un Guardia le prohíben el paso y, por su prontuario, deciden esperar a Andrómena, la autoridad”. El entorno de esta propuesta teatral es el frío paisaje patagónico y para ello esta puesta apela a una inteligente síntesis escenográfica y un trabajo audiovisual basado en proyecciones sumamente precisas. Hipólita (Onetto) habla del monocultivo de la plantación de soja, de los efectos de la represa, de la crisis climática en la comunidad. Denuncia frente al Guardia (Drolas) sus verdades. Llega al puesto con la idea de irse hacia los pueblos ubicados más Sur siguiendo a los pájaros que bajan del Norte en busca de alimentos. Ni la llegada de Andrómena (Marina Otero) modifica las intenciones de esa mujer con convicciones potentes. Hipólita pondera la conquista cuenta con un inquietante trabajo de puesta que entra en sintonía con lo actoral, el diseño de arte y sonoro.

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