Pilar Boyle apuesta fuerte por la dirección
En Teresa está liebre, la actriz que triunfa en el off debuta detrás de escena con la esquizofrenia como tema central
Como si en el teatro hubiera encontrado el espacio ideal para desarrollar todas sus inquietudes, Pilar Boyle llegó a ser actriz luego de un tiempo de búsquedas. Después de pasar por la Escuela Metropolitana de Arte Dramático y convertir ese primer impulso en algo más formal, se topó en su camino con el director y docente Guillermo Cacace y no se movió más. O sí, porque su curiosidad la lleva a trabajar sin cesar y a probar desafíos. Hoy forma parte de dos de las obras "fenómeno" de la cartera del off: La Pilarcita (de María Marull) y Mi hijo solo camina un poco más lento (del croata Ivor Martini? y dirigida por Cacace). Ambas con cuatro funciones semanales, nada usual en el teatro independiente, y siempre con entradas agotadas, a pesar de que las dos obras van por su tercera temporada.
Aunque muy disímiles entre sí, las piezas parecen contener ciertos elementos que resultan atractivos para todos los espectadores, que suelen salir conmovidos. "Las dos tienen un conocimiento profundo de la gente -entiende Boyle-. Algo de inteligencia emocional circula en los dos casos. Tanto en las dramaturgias como en las direcciones, aunque son casi mundos opuestos, son accesibles para todos. Tienen mucha magia, la belleza de lo esencial. Comparten una manera simple de contar las historias. Una simpleza que, creo, es muy compleja de lograr".
Pero Boyle apuesta un poco más y este año se atrevió a incursionar en la dirección. Ya lo había hecho una vez pero aquí la apuesta vale doble: Teresa está liebre se mete de lleno con la esquizofrenia, universo que ella conoce de cerca porque su hermana Jimena González -quien además aportó sus cuadernos de notas y colaboró con el proceso creativo y los ensayos- así fue diagnosticada en su adolescencia. Junto a Sharon Luscher, Boyle se animó a dirigir un tema espinoso y que la convoca fuertemente. "La esquizofrenia es un tema tabú y echarle luz me resulta muy importante para que se pueda hablar y tratar esta condición y no anularla".
Su adolescencia fue dura. Pilar tenía 14 años y fue ella quien detectó la esquizofrenia de su hermana mayor. El temor a que le sucediera lo mismo la acompañó durante unos cuantos años, la hizo madurar de golpe y la enfrentó con un costado de la mente más bien desconocido. Pero Boyle parece sacarles provecho a todos los reveses y encontró en esas preguntas una clave para conectarse con la vida. "Por suerte soy actriz y hay algo del arte que te permite transitar la violencia y el dolor de otra forma, más amable".
Incluso en Mi hijo solo camina un poco más lento, tener una patología que hace salir de la norma al que la padece es tal vez el núcleo más duro de la obra y, claro está, la negación de la familia, el dolor de algunos, el silencio de otros. Un joven que no puede caminar, una madre que sufre su enfermedad, un entorno que desampara. Para Boyle, trabajar en esa obra la ayudó a profundizar muchas cuestiones ligadas a su historia.
La actriz y directora sabía que partir de las anotaciones de su hermana para la creación de la obra podía implicar un riesgo: quedar demasiado ligada a la historia de Jimena, a las referencias familiares directas y perder la magia que puede desplegarse desde la ficción. Por eso siempre tuvieron como vector que se trata de la historia de Teresa (en un gran trabajo de Florencia Naftulewicz, quien además escribió junto a González la dramaturgia), un personaje enteramente de ficción que tiene esquizofrenia, pero es una paciente ambulatoria. Ella nos muestra la locura, nos invita a pasar, casi a modo de juego, a sus pensamientos por momento caóticos y a conocer a su mejor amiga, Conejo, una paciente más compleja que sí vive internada.
"La locura es eso: el horror y la magia. No saber qué, cuándo ni dónde puede pasar", dispara Boyle. Por eso, además de los cuadernos de Jimena, tomó como referencia el universo del director de cine de animación Miyazaki, porque encontró allí más libertad creativa. En sus películas (como en la locura) puede pasar de todo. Es que para ella las preguntas son ¿por qué no? ¿Por qué no a mí? ¿Qué nos hace tan especiales que no nos puede pasar esto o aquello? Y desde ahí, crea, en lugar de censurar o callar, les da espacio.
"El cerebro da mucho miedo y preferimos anularlo, de hecho hacemos de todo para anularlo. Resulta aterrador que el cerebro tenga vía libre y darle libertad también es peligroso. Por eso tanta estructura social. Tantas cajitas, categorías, etiquetas, normas. Cuando en realidad no hay nada normal, cada uno es único y diferente. Y supongo que es más fácil ocultar lo que nos da miedo que dejarlo en libertad o que ayudarlo. No es nada negativa la locura. Está mal acompañada, sí. Antes incluso se le hacía electroshock, lobotomía a los pacientes? ¿Tanto miedo nos da que tenemos que anularlo?".
Aunque el universo de Teresa está liebre puede ser un poco oscuro cuando nos sumergimos en el mundo interior de la internación psiquiátrica, para su directora no es pesimista la obra. "Al igual que los diamantes que son azules oscuros pero brillan, Teresa? es así, azul brillante. Me gusta la oscuridad, es otra luz. Todo es parte. Si negás una cosa explota por algún lado. O te perdés de ese matiz. Aquí los impulsos infantiles están abiertos y despiertos".
Teresa está liebre
Funciones, viernes, a las 21
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960
Mi hijo solo camina un poco más lento
Funciones, sábados, a las 14 y domingos a las 11.30 y a las 14
Apacheta Sala Estudio, Pasco 623
La Pilarcita
Funciones, viernes y sábados a las 20 y a las 22
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960