Al tiempo que graba la segunda temporada de la serie El reino, y se prepara para el lanzamiento del film Argentina, 1985 (sobre el histórico juicio a las Juntas Militares), estrena en teatro el unipersonal Las cosas maravillosas, sobre un hijo que -en procura de ayudar a su madre a superar la depresión- concibe una larga lista de motivos por los que vale la pena estar vivo
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En una temporada teatral donde abundan las apuestas a lo seguro, con revivals de obras que fueron éxitos en épocas menos duras, el estreno del unipersonal Las cosas maravillosas se erige en una invitación al riesgo, en una aventura al desafío, tanto para los productores como para el público. Y ni qué hablar para el actor que le pondrá el cuerpo todos los lunes y martes en el complejo Multiteatro: Peter Lanzani. Es que no se trata sólo de una obra para un único intérprete, con todo lo que eso demanda. Está centrada en temas tan sensibles como la depresión y el suicidio, que tomaron estado público, como nunca, en medio de la pandemia.
No obstante, la obra del inglés Duncan Macmillan (con colaboración del actor Jonny Donahoe), titulada originalmente Every Brilliant Thing, es previa a este período aciago; data de mediados de la década pasada y, desde entonces, ha sido un éxito en el West End de Londres, en Broadway y en Madrid, con la peculiaridad de que en todas esas plazas fue protagonizada por un comediante. Es que el texto tiene mucho humor e intenta desde esa vertiente hacer foco en los aspectos más luminosos de la vida. ¿De qué forma? A través de una larga lista de motivos por los que vale la pena vivir (o, mejor dicho, seguir viviendo). Esa es justamente la tarea que se impone desde niño el narrador de la pieza, la de enhebrar un rosario de justificaciones para que su madre –que periódicamente apela al suicidio para apaciguar las penas de la existencia diaria– pueda superar la depresión y aferrarse a la vida. ¿Lo conseguirá? Para los ansiosos está el documental de HBO Todas las cosas brillantes, que sintetiza la obra para la televisión con Jonny Donahoe a cargo de la titánica labor escénica. Y para los que quieran vivir la experiencia de primera mano Peter Lanzani promete desde este lunes 6 una experiencia más cercana y selectiva (ya que la propuesta fue concebida para un espacio reducido y sólo 80 espectadores por función), en la que el humor y la emoción seguramente se darán la mano.
–¿Cómo surgió el proyecto? ¿Es un proyecto propio o una propuesta que te hicieron?
–No, me llegó a través de los productores Bruno Pedemonti y Tommy Rottemberg. Por otro lado mi mánager la había visto en España y le había encantado. Y yo, en cuanto terminé de leer la segunda escena, a fines del año pasado, me encontré llorando a mares. Eso me demostró que había conectado a full con la historia y que tenía entre manos algo muy interesante para hacer. A tal punto que levanté la temporada teatral que tenía planeada y me concentré en esta.
–¿Habías visto el especial de HBO sobre la puesta de la obra en el off Broadway?
–No, y en cuanto dije que sí al proyecto sólo vi unas pocas imágenes, no quise condicionarme. La obra de por sí es clarísima. Luego, fuimos armando la puesta con la directora Dalia Elnecavé, que es todo una maestra. Tomamos algunas referencias del original, sí, pero siempre priorizando el encuentro de una sensibilidad personal. Buscamos quién es él, mi personaje, a través de muchos ensayos y lecturas, tratando de profundizar desde lo psicológico y filosófico.
–¿Tendrá alguna diferencia con respecto a las versiones extranjeras?
–Se cambiaron algunos modismos para acercar la obra más a nuestra idiosincrasia, pero básicamente se trata de la misma versión que se puede ver en el resto del mundo. No es una obra a la que se le pueda cambiar mucho, es un producto muy probado a lo largo de 10 años de funciones, a esta altura todo lo que sucede en el espectáculo está milimétricamente calculado. Las cosas maravillosas es increíble, es una obra tan poco convencional que hasta tiene ritmos y cuestiones propias de una comedia musical. No porque incluya música, sino porque la trama te va conduciendo por unos sube y bajas dignos de aquel género.
–La obra parece escrita para un ámbito no tradicional. De hecho, en el especial de HBO se desarrolla en una sala de ensayos. ¿Cómo adaptaron la obra al Multiteatro, que tiene salas tradicionales, a la italiana?
–Bueno… mucho no puedo adelantar. Eso será una sorpresa que descubrirá la gente cuando ingrese al teatro. Transcurrirá en una sala, sí, pero… Estamos tratando de adaptar una obra independiente a un teatro comercial. Será una experiencia distinta dentro del circuito comercial, desde ya poco ortodoxa. Al punto que sólo se puede concretar los lunes y martes, cuando no hay otras obras en las salas…
–Tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos y en España fue protagonizada por comediantes. ¿Cuál será tu impronta, acaso una más emotiva?
–Yo trataré de ofrecer un poco de todo. La obra tiene mucho de comedia, porque habla de la luz en la oscuridad y, a su vez, tiene sus momentos intensos. Lo que buscamos con la directora es utilizar el rango completo del texto y de mis posibilidades como actor. Esta es una historia muy profunda, con mucho humor y drama. La definiría como una obra profunda que está contada desde la comedia. No vamos a descartar nada, tocaremos todas las aristas y los colores que se puedan. No me considero un actor de comedia, y admito que tengo más una impronta dramática que no me abandonará jamás, pero aquí pondré las fichas en todos lados, y deambularé del drama a la comedia sin prejuicios.
–¿Qué sabías sobre la depresión antes de meterte de lleno en los ensayos?
–De alguna manera todos tenemos cierto contacto con la depresión o hemos vivido algunos momentos de ese tipo. No se puede vivir siempre bien arriba, la felicidad es un estado de ánimo que, a veces, nos acompaña y otras nos abandona. No se puede vivir todo el tiempo feliz. Todos cargamos con momentos de soledad. Digamos que no tuve ni tengo tanta información al respecto, no más que la que me ha tocado aprender en la universidad de la vida. De todos modos la obra me despertó otra manera de ver la depresión. Pero, ojo, a mi entender el espectáculo no trata sobre eso, pareciera que trata sobre la depresión pero, en realidad, se refiere a lo lindo que es estar vivo, todo lo contrario a la depresión. El foco de la obra está puesto ahí, en las cosas maravillosas que tiene la vida y que, a veces, no vemos o no queremos ver, pero están ahí, muy cerca. Me refiero a cosas tan sencillas como un té o una medialuna con jamón y queso.
–Si vos lidiaras con la depresión, no en referencia a un estado temporal sino a un trastorno siquiátrico (que es la que sufre la madre del narrador de la obra), ¿la harías pública? Viene al caso porque la actriz británica Ruby Barker, de la serie Bridgerton, decidió comentar su padecimiento para concientizar sobre el tema y ayudar a la gente que puede estar viviendo lo mismo que ella.
–Supongo que primero tendría que atravesar todo un proceso para poder hacerlo público. De entrada seguro no lo haría. Lo exteriorizaría a mi gente, a mi familia y a mis amigos, que por suerte son muchos y por eso me siento acompañado; y seguramente también por eso no me sucedió nunca eso de la depresión, no al menos en una proporción como para estar internado. Tal vez esta chica lo necesitó hacer para sentirse más acompañada y también acompañar a los demás. En fin, se trata de un tema muy personal y delicado, pero está bueno que guardárselo para uno, cuanto más pueda exteriorizarlo y no meterse para adentro, más posibilidades, creo yo, que uno tiene de salir adelante. Ni en esto ni en ninguna otra cosa, solo no se puede hacer nada.
–¿Sos consciente de que posiblemente parte del público que asista a ver la obra padezca de depresión y lo haga en busca de una luz de esperanza, o al menos de cierto sosiego?
–Si es así, lo encontrarán. Porque, al fin y al cabo, la obra se trata de eso: de encontrar la luz en la oscuridad.
–¿Esta posibilidad te suma presión y aumenta la carga de responsabilidad?
–Mi responsabilidad está con la espiritualidad de la obra, con su emocionalidad, y con contar una historia de la mejor manera posible. No me voy a sentir responsable, de hecho la obra habla de abrazarse a sí mismo, de que eso es lo que debería hacer una persona que atraviesa una situación así. Para mí Las cosas maravillosas entraña un entrenamiento actoral, más un compromiso emocional y espiritual y no más. No siento que la gente me va a venir a linchar porque no la ayudé con su depresión. Por hacer esta obra no tengo por qué sentirme Jesús. Tampoco creer que soy un enfermero, pero, repito, el hecho de que la obra plantee la búsqueda de luz en la oscuridad ya es una soga que te tira, una suerte de salvataje, y ahí cada uno sabrá qué hacer con él. Puede ayudar a abrir los ojos, pero no es necesariamente terapéutica. No curará a nadie pero es un mimo al alma.
–En tu vida personal, ¿cómo encontrás “la luminosidad de la vida en medio de la oscuridad”?
–Yo encuentro la luminosidad haciendo todo lo que me hace feliz. A mí me gusta ver a mis amigos, me gusta comer, me gusta dormir, me gusta hacer el amor, me gusta hacer deportes. Esa es mi mini lista. De todos modos creo que la mayor luz que podemos encontrar en la vida es en no estar solos. Porque si no es en compañía la felicidad termina siendo efímera. De eso se trata la vida, de compartir. Eso, la luminosidad de la vida se encuentra compartiendo.
–Es sabido que durante la pandemia aumentó ostensiblemente el índice de gente con depresión y también el de suicidios. ¿Qué opinás de la importancia que se le dio al tema desde la salud pública y privada?
–Es un tema muy sensible, al que hay que darle mucha más importancia de la que se le da. Y también creo que la gente necesita mucha más compañía. En estos últimos tiempos estuvimos muy solos y no ayuda para nada que actualmente estemos viviendo una era muy narcisista. Creo que tendríamos que ayudarnos entre todos un poco más, para mí es la única manera de combatir la depresión de verdad.
–Vos ya protagonizaste un unipersonal en 2017: El emperador Gynt. Pero en este deberás interactuar con el público, ya que incluso algunos espectadores serán elegidos espontáneamente para interpretar algunos papeles de la historia. ¿Cómo te preparás para eso?
–En principio preparando mucho la letra. Después, ya en escena, trataré de que la gente empatice lo máximo posible conmigo. Creo que tengo un buen vínculo con la gente, un buen nivel de charla, y no me refiero sólo dentro de mi laburo sino en la vida misma, en la calle, cuando camino o salgo a tomar algo. Así que eso lo pondré en juego cuando me toque interactuar con un espectador en esos momentos que podrán desempeñar algún papel en la historia. Es todo muy sencillo, la gente podrá interactuar o no, no quiero que nadie se asuste previamente, ¿eh?
–¿Sos consciente de que, así planteado el espectáculo, parte del resultado de cada función dependerá del nivel de interacción del público?
–No. Yo soy consciente de que el resultado dependerá de mí, no del público. Estoy muy seguro de lo que puedo generar y lograr por mí mismo. De todos modos, confío en que la gente va a participar, se va a copar con la dinámica y se va a divertir. La obra es un salto al vacío, sí, pero creo que la gente se va a tirar conmigo sin problemas.
–¿Da vértigo romper con la cuarta pared, que brinda tanta seguridad a los actores en escena?
–Sí, me da vértigo, ansias, nervios. Esta semana soy un torbellino de emociones. Pero es justamente por eso que lo hago, porque me hace sentir vivo. En ese sentido y en todos, esta obra es un desafío maravilloso. Esta es una de las grandes razones por las que elijo hacer este tipo de teatro y no teatro comercial. Es verdad que Las cosas maravillosas la estrenamos en una sala comercial, pero es una obra independiente, de nicho, algo muy alocada para el circuito comercial. Esta es mi búsqueda, ponerme en un lugar incómodo y seguir aprendiendo.
–Es tu segundo unipersonal en cinco años, algo inusual para una figura joven. ¿Preferís trabajar en forma solitaria o sólo se trata de una etapa en tu carrera?
–Simplemente se trató de dos propuestas que me llegaron y me atravesaron enteramente; y por eso decidí llevarlas a cabo, una casi después de la otra. Pero no fue algo buscado. He hecho otras obras integrando un elenco y seguramente lo volveré a hacer en un futuro. De todos modos, en el escenario se me ve solo y de hecho puedo llegar a trabajar solo, como en el primer unipersonal (sin interacción con el público), pero atrás hay un equipo con el que vas construyendo el espectáculo, con el que dialogás permanentemente. Así que mi trabajo, aún dentro de un unipersonal, no es del todo solitario.
–Te iniciaste en la televisión, luego pasaste al teatro y más tarde al cine. ¿Qué lugar ocupa cada uno de estos medios hoy en tu carrera?
–Los tres medios forman parte de mi vida, no puedo ni quiero dejar de lado a ninguno. Pero la televisión, como la hice en un principio, no ocupa el mismo lugar, ya que esa televisión casi no existe. Hoy es reemplazada por las plataformas, donde las ficciones tienen una metodología más cinematográfica. Hoy me fascina hacer tanto series como películas y, está dicho, me encanta el teatro, porque es lo que más me desafía y me acerca al público.
–¿Hay algún trabajo, en cualquiera de estos medios, que te llene de mayor orgullo que el resto?
–Hay varios. En teatro El emperador Gynt me desafió muchísimo. Y en televisión Un gallo para Esculapio fue de lo mejorcito que hice. Ahora también le sumaría El reino [la serie de Netflix de la que está grabando actualmente la segunda temporada]. En cuanto al cine no puedo dejar de nombrar mi primera película, El clan, y luego también El ángel. Y, aunque aún no la vi, me juego por Argentina, 1985 [sobre el histórico juicio a las Juntas Militares, donde comparte rubro con Ricardo Darín].
–Por último, ¿Qué balance hacés de tu carrera, desde Chiquititas sin fin, el programa donde comenzaste en 2006, hasta aquí?
–Estoy sumamente conforme con mi carrera. Siempre tuve metas, pero la realidad superó ampliamente mis expectativas y mis deseos. Los objetivos nunca estuvieron puestos en el fin, en los resultados, sino en la realización de los proyectos; y creo que en ese camino he ido aprendiendo mucho. Hoy creo que me falta un montón, porque cuanto más aprendés te das cuenta que no sabés absolutamente nada, y que siempre se puede mejorar. Lo que más rescato de mi carrera es que siempre he estado en movimiento, me he preparado y me he desafiado todo el tiempo. Además, amo lo que hago. Ese es mi mayor motor.
Agradecimiento: Novotel Buenos Aires
PARA AGENDAR
Las cosas maravillosas
Autor: Duncan Macmillan (con Jonny Donahoe)
Directora: Dalia Elnecavé
Actor: Peter Lanzani
Multiteatro Comafi, Corrientes 1283.
Funciones: lunes y martes, a las 20.
Entradas a la venta por Plateanet
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