
Personajes que emocionan
El maravilloso viaje de Maese Trujamán y su extraordinaria compañía . Dirección: Adelaida Mangani. Por el Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín, integrado por: Carlos Almeida, Ana Alvarado, Ariadna Bufano, Alejandra Castillo, Eleonora Dafcick, Roberto Docampo, Alejandra Farley, Silvia Galván, Román Lamas, Tito Loréfice, María José Loureiro, Mabel Marrone, Ernesto Mussano, Esteban Quintana, María Raggi, Guillermo Roig, Ivo Siffredi, Daniel Spinelli y Florencia Svavrychevsky. Diseño del espacio, resolución escenográfica y vestuario: Maydé Arigós. Iluminación: Miguel Morales. Sonido y banda sonora: Ivan Grigoriev. Entrenamiento corporal: Cecilia Sosa. En la sala Martín Coronado, del Teatro General San Martín, Corrientes 1530. Sábados y domingos, a las 14.30. Entrada general: $ 10.
Nuestra opinión: excelente
Es exactamente lo que se anuncia, eso: un viaje. Viaje en el tiempo, viaje en las historias, viaje en las maneras de contarlas. Esta antología, que se disfruta desde la emoción, la poesía, la fascinación de la belleza, también es un documento histórico: no sólo recuerda trabajos pasados sino que los hace presentes, y los confronta con los espectáculos más recientes. Y en eso uno encuentra que este viaje lleva a descubrir tierras lejanas, países ignorados, paisajes nuevos, es un viaje inconcluso: no es un viaje que tenga un puerto fijo donde atracar.
De modo que el tránsito no solamente es de maravilla, sino fascinante, intrigante, es un tránsito que sorprende y desafía, es un recorrido que se asemeja las más osadas acrobacias, junto a los más sencillos saltos. Es un viaje de Trujamán, la compañía y, también, del público.
El presentador emblemático, que para muchos constituye una proyección de Ariel Bufano, y conmueve con su presencia: enorme y hermoso muñeco que a la manera más tradicional intenta anunciar los distintos números, se encuentra un poco sorprendido por la intervención de otros presentadores que cambian el tono de la función. Pero, sin perder un ápice de su distinción y señorío, se impone a veces y en otras ocasiones, cede elegantemente el paso ante lo inevitable. Casi como un símbolo de lo que pasa cuando las nuevas generaciones traen los cambios.
Trujamán es interrumpido por las intervenciones del director del circo, que no le hace mucho caso sino que sigue con lo suyo, y por Don Literario, un delirante profesor que intenta dar cátedra sin mucho éxito porque las obras, con su empuje, lo superan.
Estas intervenciones van marcando una suerte de hitos, dentro de los que se engarzan escenas de muchos espectáculos que el Grupo de Titiriteros realizó en el curso de estos primeros 30 años.
Circo y épica
El comienzo, con una escena del Gran Circo, parece subrayar este encuentro con la fantasía, el origen del teatro, y el juego. Hay algo provocativo es su aparente ingenuidad, que obliga a la complicidad. (Y así será el cierre, de nuevo con el circo, y para aplaudir con emoción y ganas).
Inmediatamente se hace ver el teatro con sus relatos épicos, donde los héroes defienden a los más desamparados y desafían el poder injusto: allí nos encontramos con un sorprendente David y Goliat, la primera obra del grupo, casi lineal en su estructura, prolijamente sostenida por el diálogo y la acción, genuinamente titiritera, y a la vez, teatrera.
En este tenor, “La historia de Guillermo Tell y su hijo Gualterio”, es otra pieza que captura por su contenido y por su acción. De “Robin Hood” se verá apenas una especie de pincelada, con un toque de humor de los intérpretes hacia el público, y proponiendo distintas lecturas según quien esté en la butaca. Para los que vieron la obra en su momento, esa pequeña pieza del rompecabezas servirá como disparador para el recuerdo completo y para las ganas de verla de nuevo. Para los chicos y adultos que no la vieron, una sorpresa que los lleva de repente y, por segundos, a la trastienda, al revés del retablo.
Más reciente, moderna y compleja en su presentación, “Pulgarcito”, también se refiere al valor del pequeño que enfrenta al grandote malo y lo vence con ingenio. Su estética es muy diferente y el contraste la hace más significativa.
Otras historias, como “Romeo y Julieta”, “La zapatera prodigiosa” y “El amor de Don Perlimplin con Belisa en su jardín”, “Pierrot negro”, “Pepita”, “La bella y la bestia” (todas versiones para títeres de textos clásicos) y “Teodoro y la Luna”, más moderna, enfrentan al espectador con romances bellos, dolorosos (algunos, sólo algunos, con un final feliz), en los que la poesía del texto se une a la de la puesta e incluso al notable trabajo titiritero.
“El niño de papel” y “El pájaro azul”, ambas de Ana Alvarado, asombran por la técnica empleada; y los bellos muñecos de “Historia de gatos”, “Una vez en la selva” y “Paso a paso”, juegan con el humor y el encanto de sus personajes.
Semejante variedad, en una sucesión muy ajustada en sus tiempos, mantiene al espectador totalmente atrapado. Casi no le da respiro, excepto para aplaudir, porque nadie quiere que estos queridos personajes dejen la escena sin su merecido reconocimiento.
Pero también hace casi necesaria una segunda vuelta, para poder dejarse llevar más libremente por los distintos viajes que son este viaje, y percibir en la diversidad la unidad (de nivel, de entrega, de riesgo, de profesionalismo) y en el conjunto las distintas aperturas, desafíos, caminos abiertos, enormes puertas y ventanas hacia nuevos recorridos.
También hace pensar por qué el San Martín no nos trae de vuelta a estas obras en forma completa, por qué no podemos acompañar a Robin, a Gualterio, a David, a la Bestia, nuevamente o por primera vez; y también, por qué nunca nos saciaremos, al increíble, heroico e irreductible Goleto, el hombre bala, que sigue recorriendo el mundo en su viaje interminable, porfiado y humilde, extravagante sobreviviente, al igual que todos los que siguen con ganas de soñar viajes maravillosos, y los construyen. El final es, indiscutiblemente, un “muchas gracias” a este conjunto y quienes los apoyan, por apostar a la fantasía en serio.
Piedra libre
- Intruso. En el Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543, sábados y domingos, a las 15.30, están los títeres El Nudo con Hay un tigre en el gallinero, para los más chicos. $ 8
* * *
- Humor. Sábados y domingos, a las 17, en El Nudo, Corrientes 1551, La fila. $ 12.