Pequeños Saltimbanquis del escenario
Martina Iglesias, Guido Kañevsky, Denise Barbara y Miranda Di Lorezo son algunos de los diez chicos que brillan en esta adaptación musical de Los músicos de Bremen, de los hermanos Grimm
Son pequeños saltimbanquis del escenario. Bailan, cantan, arman constelaciones que generan climas en torno a los protagonistas adultos. Martina Iglesias, de 8 años, Guido Kañevsky (10), Denise Barbara (11) y Miranda Di Lorenzo (14) forman parte de los diez chicos que actúan en Saltimbanquis, la comedia musical infantil dirigida por Pablo Gorlero en el Teatro Regio.
Son chicos. Guido se olvidó un buzo sobre el escenario. Martina sale con una coleta del peinado de escena puesta. Se emocionan por las flores recibidas en el estreno, pero más aún por los regalos con que los reciben sus padres después de los aplausos: peluches, remeras ansiadas largo tiempo, juguetes.
Pero no son improvisados. Estudiaron con Pablo Shapira, Reina Reech, Hugo Álvarez, en la escuela de artes escénicas Proscenio. Actuaron en otras obras teatrales como Madres e hijos o Melicienta, y en películas. Pero coinciden en expresar una alegría especial por integrar el elenco de Saltimbanquis, originalmente un cuento musical del italiano Sergio Bardotti con partitura del argentino Luis Bacalov, ganador del Oscar por la banda sonora de El cartero. Chico Buarque hizo la adaptación escénica del relato que retoma la historia de Los músicos de Bremen, de los Hermanos Grimm, sobre el burro, el perro, el gato y la gallina que se asocian para escapar del maltrato de sus dueños humanos.
"Yo creo que le puse todas las ganas que podía al casting, tenía mucha felicidad porque era lo que quería hace mucho tiempo, una comedia musical para chicos, para mí que fue eso por lo que me tomaron", explica Guido cómo llegó al escenario. "Y ahora que se me dio, me gusta mucho más aún de lo que imaginaba", agrega. "Cuando el público comienza a aplaudir no me puedo sacar la sonrisa, es muy lindo."
"Cuando vi que estaba todo lleno me largué a llorar de emoción", dice Martina sobre el estreno. "Antes de la primera función, Pablo, el director, nos dijo algo muy lindo, casi todos lloramos", cuenta Guido. Gorlero les había remarcado la responsabilidad que tenían de transmitir valores a los otros chicos, los que estaban en la platea. "Pablo es el rey de los niños", define Martina el rol del director.
¿Y no los bloquea tanta emoción? "No, a mí me da nervios de que ojalá salga lindo", asegura Denise. "Vos decís que estás nervioso y todos piensan que es algo malo, pero no es algo malo, es algo increíble", trata de explicar Miranda. "Claro, porque te agarra la energía y entonces al bailar tenés toda la energía que necesitás para que salga bien", acota Martina.
Después del casting tuvieron que participar de un workshop de entrenamiento y luego fueron dos meses y medio de ensayos. Ahora tienen función todos los fines de semana y el receso escolar invernal no será de vacaciones para ellos, trabajarán de martes a domingo. ¿No es mucho? Parece que no. "Es cansador, pero a todos nos encanta" (Guido). "Tenemos el mejor trabajo, la verdad (Miranda). "Recién a mí me dijeron, bueno está terminando la función, disfruten del tiempo libre. Y yo digo, no, yo me quiero quedar hasta las doce de la noche actuando" (Martina).
Todos ellos quieren seguir en la actuación, llegar al Gran Rex con un musical como los que hacía Cris Morena o filmar una película graciosa (Guido), actuar en películas y musicales como Hairspray y ganar un Martín Fierro y después un Oscar (Denise), participar de una puesta de Los miserables (Miranda), hacer un canal para nenes, como Panam o El universo de Lourdes (Martina). "Pero hay que bajar un toque el nivel, hay que esperar", advierte Guido sobre el riesgo de apurarse demasiado.
Ávidos de crecer, reconocen oportunidades de aprendizaje. "El primer ensayo fue como guau, hay tantas cosas todavía para aprender", recuerda Denise. "Yo decía, esto se va a recomplicar, porque es una obra muy extensa y tiene números de baile muy difíciles. Lo más complicado fue memorizar dónde va cada número, los pasos que hacés, el tiempo que lleva cada paso." Miranda resalta que a pesar de haber dejado de tomar clases de canto durante los ensayos de Saltimbanquis ahora amplió su registro vocal: "Yo no me daba cuenta, pero mientras iba ensayando era como tomar una clase intensiva." Guido, que no había cantado antes en escena, dice que aprendió a sacar la voz para afuera. Ahora canta a capella en la obra.
Denise, como los demás, destaca también que, sin conocerse de antes, todos se hicieron amigos sobre el escenario. Y lo vincula con el contenido de la obra. "Aprendí que la amistad va sobre todo, que lleva a estos animales a llevarse bien y a querer superar la situación de maltrato." Martina quiere incluso llevar el tema a su escuela, plantear en su clase de ciencias naturales en tercer grado que no hay que maltratar a los animales.
Pero algo se habrán perdido con tanto compromiso. "Otros castings", dice rápida la pequeña Martina. "Hay que dedicar mucha energía a esto, a veces uno se pierde una que otra fiesta, pero vale la pena infinitamente", señala Miranda, "tener ensayos todos los días es muy cansador pero al mismo tiempo, el día que no tenías ensayo era como qué hago con mi vida hoy, tengo todo un día para no sé qué, tenía ganas de ir al ensayo." Martina es contundente: "Yo haciendo esta obra, lo único que perdí fue la tristeza."
Saltimbanquis, dirigida por Pablo Gorlero. Sábados y domingos, a las 15 (en vacaciones de martes a domingos). Teatro Regio, Córdoba 6056. Entradas: $ 80.
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