Payuca, Naty y Maiamar, los ángeles trans de Tirso de Molina
"La hermosura del mundo es tanto mayor cuanto es la naturaleza más variada en él. Yo quiero ser cambiante porque espero tener así más belleza". El texto pertenece a una escena de Siglo de Oro trans, la versión libre de Don Gil de las Calzas Verdes escrita por Gonzalo Demaría que se estrena el domingo, en el Teatro de la Ribera y que hizo una función en el marco del FIBA.
En esta puesta que dirige Pablo Maritano al famoso Don Gil lo interpreta Payuca del Pueblo, quien viene de participar de la serie Pequeña Victoria (Telefe). Durante los cuatro años de estudio en la EMAD, ahi conoció a Maiamar Abrodos, docente de la institución como de la UNA. Maimar comenzó dando clases en la EMAD como varón. Con el tiempo, como mujer. Una vez una alumna le dijo: "Es lo mismo, pero más claro". Su nuevo DNI se lo entregó Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada. Naty Menstrual escuchó hablar de ella y la entrevistó para el Sumplemento Soy, de Página 12. Naty es escritora, poeta, artista plástica, performer y figura del under.
Las tres integran parte de este numeroso elenco atravesado por la diversidad sexual en el cual, vale aclarar, también hay héteros. Ellas y ellos son: Payuca, Monina Bonelli, Roberto Peloni, Ariel Pérez de María, Maiamar, Martina Nikolle Ansardi, Rodrigo Arena, Julián Ekar, Emiliano Figueredo, Naty y Fabián Minelli; y dos músicos en escena: Dolores Costoyas e Iván García. La obra es todo alegato a esa naturaleza variada de género en clave de esta comedia de enredos sobre el deseo equivocado en medio de un ámbito barroco. En un barrio barroco como La Boca las tres posan para la foto al lado del Riachuelo como si fueran Los ángeles de Charlie o Las ángeles de Tirso de Molina en versión trans.
En el teatro las tres hablan del proceso que vienen encarando desde noviembre. Hablan de ese tránsito apelando al término montaje. En las artes escénicas se usa mucho esa palabra para el proceso creativo de una obra de teatro. Claro que en ellas esa misma palabra toma otras resonancias. En la cultura drag montarse es crear un personaje del sexo opuesto. Las dos acepciones aquí aplican, son naturales, fluyen. Lo mismo podría decirse de esta trama escrita por Tirso de Molina revisitada por Demaría. Las tres actrices vienen de caminos distintos. Como dice el texto, la diversidad genera belleza. "Yo me siento un tanto rara en medio de esto", confiesa Naty Menstrua y agrega: "Soy más del under, del varieté, del café concert; todo esto es muy nuevo".
–Y ustedes, ¿cómo se sienten?
Maiamar Abrodos: –A mí me toma en otro momento. Reconozco que necesitaba imperiosamente pasar a otros niveles del trabajo actoral. Es muy difícil, siendo una mujer trans, que te convoquen para una obra de este tipo en un teatro oficial. Sobre todo porque operan estructuras y categorizaciones establecidas desde siempre que habría que destruir, aunque todavía falta para eso.... Yo soy una actriz del independiente, pero llega un momento que necesitás otros vínculos que te reivindiquen como actriz y no como actriz trans, algo que no se entiende porque, llegado el caso, yo voy al médico y no a un médico trans.
Naty: –Lo que no se dice es "vamos a hacer una obra con heterosexuales". Son procesos y va a pasar mucho tiempo para que esas categorías no apliquen.
Payuca del Pueblo: –En lo personal quiero poder dar un paso adelante y no ponerme ninguna etiqueta. Yo no tengo la necesidad de etiquetarme. Simplemente soy. Ni soy hétero, ni gay, ni trans. Soy. Yo hoy me monto y mañana me desmonto. Hoy ando en tacos y mañana en zapatillas. Soy Payuca y punto.
–Nada de punto: te pusiste Del Pueblo, actitud que tiene todo un gesto político.
Payuca: –Totalmente.
Maiamar: –Esa filosofía de la que habla Payuca es, claramente, uno de los puntos de Siglo de Oro trans. Es muy interesante la vuelta que dio ese texto original en manos de Gonzalo Demaría. Y contamos con un director muy exquisito como es Pablo Maritano para montar una obra en verso. En mi caso todo esto es de un aprendizaje inmenso.
–Cuenten de sus personajes.
Naty: –Yo soy Don Diego que es el padre de esta atrevida [se refiere a Payuca]. Sí, hago de hombre y no tuve problema con eso. Yo misma me levanto a veces y, te juro, me veo re tipo. Y otras veces me veo como una diosa. Don Diego tiene poca presencia en la obra. Es como Nélida Roca cuando aparecía en el teatro Maipo al final del espectáculo de revista. La diferencia es que acá llega al final para descubrir todo el embrollo.
Maimar: –Yo hago de Doña Ana que es la madre de Dona Inés [Monina Bonelli]. En el original ese personaje se llama Don Pedro. Es como la ley que quiere casar a su hija para recibir una herencia. Me ha costado un poco trabajar la rigidez de ese personaje porque a veces se me va la madre judía..., pero a diferencia de lo que contaba Naty para mí fue un alivio y una tranquilidad que durante el proceso de ensayo el director haya decidido que haga de Doña Ana y no de Don Pedro. Siento que a la obra le viene bien.
Payuca: –Mi personaje se llama Doña Juana, una gran psicópata, una persona que va por su deseo y tras él arma todo tipo de enredos. Ella es quien decide disfrazarse de Don Gil con calzas verdes, así es apodada; y también de otra mujer, de Doña Elvira, para hacerse amiga de Doña Inés, que es la prometida del amor de su amor, un tal Don Martín. O sea, hay miles de enredos. En ese contexto es quien está un paso adelante de todos y todo lo que va sabiendo lo relata al público. En lo personal vivo todo esto como un gran desafío. Pasé de la ansiedad hasta el estrés y la felicidad. Es mi primera vez en un teatro oficial, es la primera vez que protagonizo una obra.
–Venís de participar de una serie como Pequeña Victoria que obtuvo altos niveles de audiencia y ahora te llegó este rol protagónico. ¿Ya tuviste alguna tipo de oferta para participar de un proyecto cuyo personajes no sea trans?
Payuca: –Por el momento no. Igual, diría que hay poca ficción seas trans, hétero o gay
Maiamar: – Es complejo ese tránsito para que te llamen para un papel no necesariamente trans. Hace unos años me nominaron al María Guerrero en la categoría de mejor actriz de reparto por mi trabajo en Peer Gynt. Todos me señalaban lo importante que era por primera vez se nominara a una actriz trans, cosa que a mí no me gustaba nada. No se puede zafar de los catálogos tan fácilmente.
–El título mismo de esta versión se podría decir que apela a ese catálogo como elemento de marketing.
Naty: –Es que no hay que negar que es algo llamativo para la gente. Creo que es una cuestión de etapas y uno no puede olvidarse que hay gente que no podía salir a la calle vestidas como nosotras porque se las llevaba la cana. Esta obra es un parte de un proceso y yo no tengo problemas que una propuesta del Complejo Teatral le da lugar a personas trans aunque no me guste ese término y prefiera travestis, a secas. Soy de la época de travesti, no de lo trans. En francés travesti es cambiarse de vestido y eso lo hacen todos. Mirtha Legrand es una travesti. Susana lo mismo. Moria más que ninguna, siempre lo dice. Todos nos travestimos para trabajar, para mentir, para lograr cosas.
Maimar: –Yo entiendo que esta obra se "venda" como una obra trans, pero en la siguiente seguramente no hará falta. Marca un precedente y listo.
–No fue marcar un precedente el haber estado en la marcha de LGBT del año pasado en Pergamino, tu ciudad, como madrina de esa movida.
Payuca: –Sí, me invitaron y fue súper importante. Yo me crié ahí, me fui cuando terminé el secundario y jamas hubiera imaginado volver a Pergamino con determinada imagen participando de una marcha que reivindica derechos de minorías sexuales.
–Mas allá de tu foto que subiste a las redes con tu mamá y tu papá toda montada, me impresiono que una ciudad como Pergamino recién haya sido la segunda marcha LGBT.
Payuca: –Por eso mismo me pareció importante apoyar a la marcha. Si yo no me hubiera ido de ahí, aún con mis miedos e inseguridades, no estaría viviendo lo que vivo. En ese hilo de las cosas que estemos haciendo esta obra me parece importante, que una obra escrita en 1615 siga teniendo tanta actualidad me impresiona.
Naty: –En aquella época existía la Inquisición y ahora todavía hay países en que se matan a aquellos que deciden tener otra sexualidad. Reconozco que con esta obra me interesa mostrar que el travestismo o lo trans tiene otras posibilidades. Que no siempre todo pasa por la nota penosa. No siempre es la puta pobre, la puta golpeada. No te muestran la puta que va de shopping y que la está pasando bárbaro. Te muestran lo otro porque vende.
Maiamar: –En ese sentido esta obra muestra otra cara. Tiene elementos de algo culto, refinado en la composición y no deja de ser una obra del Siglo de Oro, teatro en verso. Visibiliza otra tipo de cosas para nosotras.
Lo visibilidad en medio de un clima barroco con enormes miriñaques, grandes pelucas, llamativo maquillaje en personajes cambiantes que esperan, como dice Doña Elvira, tener así más belleza.
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