OVO, la octava maravilla del Cirque du Soleil que llega a Buenos Aires
Desde hoy, OVO está en Buenos Aires. Otro montaje del Cirque du Soleil en estas tierras. Se lo presenta como un ecosistema rebosante de vida ligado a la cultura brasileña. Pero en todo esto hay otro ecosistema en juego: el del mismo Cirque y su maquinaria a escala global. En estos momentos son 27 las obras que llevan la firma de esta compañía fundada en 1984 por el canadiense Guy Laliberté que están desparramadas por el mundo. En Las Vegas hay 6. En la Rivera Maya, uno. El resto son los que están en gira. Los hay en Montreal, en Filadelfia, en Londres, en Valencia, en Zurich, en Ginebra, en Chicago y, claro, en Buenos Aires. Algunos de estos espectáculos, Saltimbanco, Alegría como Kooza forman parte de los siete que ya pisaron estas tierras. Esta vez, en la linea de Séptimo día, propuesta en la que el Cirque se asoció con otros productores, OVO no se presentará en una carpa sino en un lugar cerrado: en Tecnópolis. La versión original de este show circense creado y dirigido por la coreógrafa brasileña Deborah Colker, cuya compañía pasó varias veces por Buenos Aires, se realizaba bajo la gran carpa. Desde 2016 fue adaptado para ser presentado en los estadios y arenas más importantes del mundo.
OVO, montaje que está por alcanzar los 6 millones de espectadores, hará funciones en esta ciudad y luego partirá hacia Córdoba y Mendoza, ciudad a la que el Cirque llega por primera vez y en donde la venta de entradas está que arde. Luego de unas funciones en Paraguay, la maquinaria de este gran ecosistema escénico con 55 artistas de 14 nacionalidades distintas desembarcó en Buenos Aires. El jueves, algunos de ellos tuvieron un encuentro con LA NACION usando el Jardín Botánico como natural escenografía entre la llovizna y el impecable pasto. Ariunsanaa Bataa, 10 años en el Cirque y Martin Alvez, casi 4 años en la emblemática compañía, hablan español aunque no sea su idioma natural. "Yo nací en Mongolia -cuenta ella, la que en escena es una araña-. Cuando tenía siete años mis padres se mudaron al Brasil. Estudié acá, en Buenos Aires, cuando era chiquita por unos seis meses porque mis padres estaban trabajando en una compañía de circo tradicional. Soy tercera generación de artistas de circo. Siempre quise ser contorsionista aunque mis padres se oponían un poco porque decían que era mucho trabajo con el cuerpo y esas cosas; pero acá estoy". Toma la posta Martin, el que en escena es una mariposa: "Yo soy brasileño, de San Pablo, hijo de argentinos. Desde chico hice gimnasia deportiva. En 1994 mis padres decidieron volver a la Argentina del Brasil y nos quedamos unos 7 años. Acá tenía un entrenador ruso que también daba clases en una escuela de circo, en La Arena. Una vez me habló de un evento para un colegio y así fue cómo me empezó a gustar hacer shows y fui dejando la parte competitiva de la gimnasia. A los años volví a Brasil y empecé a trabajar en distintas compañías de circo en donde hice varios cursos. A diferencia de Ariunsanaa yo no vengo de una familia de circo. Es más, en un principio mis padres se oponía a que me metiera en esto por ese imaginario de estas viviendo en un carromato rodeado de barrio..."
-¿Estudiaron después en escuelas de Francia o de Montreal, que son los lugares emblemáticos en la formación de las artes circenses contemporáneas?
Ariunsanaa:-Yo no. Empecé en el Cirque hace 10 años mientras estudiaba Derecho en Brasil. Por insistencia de amigos mandé un video al Cirque con lo que hacía y después de 8 meses me llamaron porque no hay mucha gente que haga contorsión aérea.
- ¿Y tu especificidad?
Martin: -Número de cinta aérea. También algo muy puntual e individual en lo que hago. Empecé trabajando en solitario y ahora hago un dúo. En el andar preferí no hacer mil cosas y especializarme en algo específico.
-En contra del imaginario de sus padres que hubieran preferido que sean abogados o médicos, una vez en esto, ¿qué descubrieron?
Martin: -Descubrimos el mundo porque te la pasás viajando y descubrís que tu cuerpo es el instrumento de trabajo al que debés cuidar todo el tiempo. Mucho más sabiendo que tu carrera no es muy extensa en el tiempo.
Ariunsanaa: -Al mismo tiempo descubrís que mientras estás en el Cirque perfeccionándote como artista podés hacer otras cosas, como una carrera a distancia.
-Como artistas, ¿qué es lo que más disfrutan?
Ariunsanaa: -Lo que sucede en el escenario, soy adicta a eso. Cuando tenemos dos o tres semanas de descanso necesito moverme, no lo puedo evitar. Estoy tan acostumbrada a eso que el cuerpo me lo pide.
Martin: -A mí me pasa que cuando descanso empiezo a sentir dolores en el cuerpo que no conocía [se ríe]. Nos gusta vivir así, debe ser eso y lo que más disfruto es la sensación de volar, es algo único. Y cuando estoy ahí tengo un momento en el cual puedo mirar a los ojos al público y eso me encanta.
-Explicame cuál es la sensación de volar, no la conozco.
Martin: -Ufff, es muy difícil... [pone cara de no saber explicar aunque se le iluminen los ojos]. Es pura levedad.
-Vos sos brasileño y Ariunsanaa vivió varios años ahí. OVO, ¿en qué se nutre del paisaje musical, cromático y vegetal de ese gran país?
Ariunsanaa: -En todo, en la cultura, en la música. Es un show para toda la familia, abraza a todo el mundo. En cierta manera es como el Brasil país en el que todos somos son bienvenidos.
Martin:-Y tiene una lectura muy clara, se lo entiende.
-A mí me ha pasado varias veces con montajes del Cirque que entre lo que leo en el programa de mano como intención narrativa y lo que que luego veo encuentro enormes diferencias...
Ariunsanaa:-No, en este caso eso no pasa. OVO es muy simple y muy divertido, lo comprendés. Y hasta tiene algunas canciones cantadas en portugués a diferencia de otros montajes del Cirque que apelan a un lenguaje inventado.
Martin:-Y transita distintos ritmos musicales, no sólo es bossa nova.
-Aunque no formaron parte de la gestación de la obra, ¿trabajaron con Deborah Colker?
Ariunsanaa:-Ha venido varias veces a visitarnos. Cada dos a tres años vuelve a ver el show.
Martin: -En Brasil ella quiso trabajar con los nuevos para enseñarnos cómo movernos. No le gusta el movimiento que se ve bonito, le gusta lo distinto, lo feo. En mi trabajo en el piso me hizo muchas marcaciones para que me moviera como una mariposa, que es mi personaje. Y eso fue toda una investigación muy interesante ya que tuve que cambiar mi postura, asumirme como un no humano.
Ariunsanaa: -Yo soy una araña. O sea, no puedo caminar solamente con mis dos piernas. Físicamente es un show muy complejo para nosotros porque nos exige otra postura.
-¿Se acuerdan cual fue la primera vez que vieron un espectáculo del Cirque?
Ariunsanaa: -Saltimbanco, en Brasil. Me acuerdo que mi padre manejó 6 horas para llegar a San Pablo para que mi hermano y yo pudiéramos ver el espectáculo.
Martin:-Yo también vi esa obra en Brasil. No tenía plata para comprar la entrada pero me la consiguieron. Me maravilló. Fue toda la sensación de lo perfecto, de lo increíble. Y comparado con lo que se hacía en Brasil aquello era todo un flash.
-Desde la perspectiva de ustedes como trabajadores del Cirque, ¿se modificó la situación ahora que el Cirque depende de capitales chinos?
Ariunsanaa:-Desde que Guy Laliberté no es más el dueño la situación, se modifica todo los años.
Martin: -Es más una compañía de entretenimiento en vivo que de circo, diría que es la diferencia.
Entonces, sea como sea, OVO desembarca en Buenos Aires y es la octava maravilla del Cirque en estas tierras.
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