Olga, Masha, Irina: tres actrices brillantes hacen Chejov
Autor: José Sanchís Sinisterra / Intérpretes: Ana María Castel, Livia Fernán, Emma Rivera / Dirección, diseño espacial, estético e iluminación: Alejandro Giles / Sala: Andamio 90, Paraná 662 / Funciones: sábados, a las 20.30 / Duración: 60 minutos / Nuestra opinión: buena
El reconocido autor español José Sanchís Sinisterra propone en este texto dramático una relectura de Tres hermanas, de Anton Chejov. El espectador solo tomará contacto con la pieza original a través de sus protagonistas: Olga, Masha e Irina. Ellas serán las que recuperen la historia sin dejar de lado a otros personajes que solo aparecen a través de sus relatos. La trama es descripta de forma casi intacta.
La pieza debe ser interpretada por tres actrices mayores. Estudiosas profundas del universo chejoviano, son las que más conocen los temas y a las criaturas que desarrollaba y modelaba el autor ruso. Conocen muy bien, también, los tiempos y los ritmos de una escritura que en su versión Sanchís ha cuidado con notable maestría.
En la puesta de Alejandro Giles, ese mundo asoma algo disperso. El director no termina de ajustar una opinión: si el texto es interpretado por los personajes cuando poseen mayor edad o si en verdad son tres actrices experimentadas quienes deciden releer Tres hermanas jugando con la historia y hasta divirtiéndose con ciertas cuestiones que propone la obra o con sus propias dificultades a la hora de encarar a esos seres a las que hoy observan y analizan con una distancia natural.
En el espectáculo hay un poco de esto y un poco de aquello. Ana María Castel, Livia Fernán y Emma Rivera juegan con Chejov, siguen cierta partitura propuesta por Giles, pero también hacen gala de sus conocimientos y sus trayectorias. El mundo realista es muy afín a Castel y Fernán y ahí se mueven con mucha soltura. Rivera conoce muy bien ciertas transgresiones a la hora de representar en la escena alternativa y saca partido de esos recursos y obtiene buenos resultados también. El proyecto gana por la experiencia de mujeres que saben plantarse en escena y lo hacen desde su experiencia, con mucha vitalidad. Sus conocimientos acerca de la interpretación les permiten transitar esta versión con una entrega notable. Profundizan en las conductas de esos personajes y también saben sacar partido de situaciones en las que Sanchís Sinisterra mira a los personajes desde una perspectiva un tanto pícara y siempre respetuosa.
Olga, Masha, Irina es una experiencia que está cargada de afecto hacia esas mujeres emblemáticas del teatro clásico contemporáneo que, una vez más, nos provocan una seria reflexión sobre la existencia humana.
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